A casi un mes de que Donald Trump despidió a James Comey como director del FBI, el presidente de Estados Unidos propuso al abogado Christopher Asher Wray como su sustituto.
Wray tiene una larga experiencia en el Departamento de Justicia de Estados Unidos y como abogado litigante; además es considerado por Trump como "un hombre de credenciales impecables".
De 2003 a 2005, encabezó la división criminal del Departamento de Justicia durante el mandato del entonces presidente George W. Bush, y en la actualidad es uno de los socios del bufete de abogados King & Spalding, donde preside su grupo dedicado a investigaciones gubernamentales.
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King & Spalding es un despacho internacional con más de 900 abogados y 19 oficinas en Estados Unidos, Europa y Medio Oriente, entre sus clientes destacan empresas como Chevron, Coca-Cola, Google, General Electric, Toyota, IBM y la mitad de las empresas en la lista de Fortune Global 100.
Wray ambién fue el abogado personal del gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, en el caso conocido como "Bridgegate", una conspiración que llevó al cierre en 2013 de dos carriles del puente de George Washington a modo de represalia política.
Inició su carrera en la oficina del juez J. Michael Luttig en el cuarto circuito de la Corte de Apelaciones y en la oficina del fiscal del distrito norte de Gerogia.
En la práctica privada, Wray se especializó en delitos de "cuello blanco" y en desarrollar investigaciones internas de agencias del gobierno estadunidense.
Nacido en 1967, Wray se graduó de la Universidad de Yale en 1989 y realizó sus estudios en leyes en la Escuela de Derecho de esa universidad, donde fue editor en jefe de la Revista de Derecho.
