El atentado en los Campos Elíseos de París, que cobró la vida de un policía, tensó la campaña para la elección presidencial de mañana en Francia y centró el debate en la lucha antiterrorista.
El tiroteo del jueves, que fue reivindicado por el grupo Estado Islámico, es el más reciente de una ola de atentados yihadistas que se ha ensañado con Francia en los últimos dos años y que se ha saldado con la muerte de más de 230 personas.
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Marine Le Pen, la candidata ultraderechista, en su línea antiinmigración, urgió a retomar “inmediatamente” el control de las fronteras dentro de la Unión Europea y a expulsar a todos los extranjeros fichados por su radicalización. El gobierno socialista acusó a la candidata del Frente Nacional de “dividir y alimentar sin vergüenza el miedo con fines exclusivamente políticos”.
Mientras tanto, el centrista Emmanuel Macron, acusado de falta de experiencia para manejar la amenaza terrorista, urgió a los franceses a no ceder al pánico y advirtió contra cualquier intento de capitalizar este ataque.
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Fillon prometió que combatiría el terrorismo con “mano dura” y que “todos los individuos peligrosos” serán “puestos bajo detención” o “vigilancia”. Le Pen, Fillon y Macron anularon sus actos electorales en el último día de campaña.
Solo Jean-Luc Mélenchon mantuvo su agenda electoral ayer, y afirmó que “la violencia no tendrá la última palabra”. El candidato recibió al político español Pablo Iglesias, líder de la formación Podemos.