Hubo una época en la que el vivero de Pumas fue la mejor cantera del futbol mexicano, sacaba futbolistas de gran calidad como si fuera la hora del pan caliente. Que si un portero, que si un defensa central o lateral, que si un mediocampista de corte defensivo u ofensivo, pero sobre todo, en la mejor época de la historia del Club Universidad, se le recuerda como una fábrica de delanteros de alto calibre.
La producción de atacantes formados en las fuerzas básicas de Universidad Nacional nos remonta a nombres como Enrique Borja, Hugo Sánchez, Luis Flores, Luis García o Jesús Olalde, todos ellos campeones de goleo individual con la playera universitaria y, en algún momento determinado, material de la Selección Mexicana.
Y si miramos la historia de atacantes de origen extranjero podemos encontrar nombres de la misma estirpe que dejaron una huella grande en la historia azul y oro, tipos como Alberto Etcheverry (primer campeón de goleo de la institución), Evanivaldo Castro Cabinho o Bruno Marioni, precisamente el Barullo fue el último campeón de goleo que ha tenido el cuadro del Pedregal, en el Clausura 2004.

Ahora bien, si se buscan jugadores que hayan dejado alguna herencia en el cuadro felino sin haber sido campeones de goleo se pueden recordar nombres como Ricardo Ferretti que sin ser un centro delantero nato tenía mucho gol, qué decir de David Patiño, otro delantero con un olfato fino en el área enemiga, incluso Jorge Santillana también tuvo su aporte en los registros del club. Y en las épocas más recientes Dante López, un jugador muy criticado y cuestionado por la tribuna universitaria, pero que fue clave en los últimos dos títulos de Liga que consiguió la institución.
En dicho recuento también debe aparecer Juan Francisco Palencia, quien llegó a ser capitán del equipo. O Esteban Solari, otro jugador que no fue campeón, pero tuvo una conexión importante con la tribuna por su aporte goleador. Más recientemente Juan Ignacio Dinenno, quien se ganó el cariño de la afición por sus goles y esfuerzo constante.
La sequía de un ‘9’ que ilusione
Es cierto, también ha habido casos que no prosperaron, que se quedaron en promesas. Situaciones que suelen ocurrir en todos los equipos del mundo, porque el futbol es acierto y error y en posiciones concretas o tan valiosas como la del centro delantero no es fácil acertar, de ahí que sean los que valen millones en todo el mundo.
Sin embargo, en el caso de Pumas, el cuadro del Pedregal ya lleva varios años sin poder contar con un jugador que destaque como un rompe redes de los de antaño, de esos que tenían calidad de exportación.
La producción de un delantero con estirpe azul y oro no solo se ha estancado, sino que se frenó de facto y algunos de los chicos de la casa como Pedro Solís; Eduardo Herrera; David Izazola; Pablo Bonells; Horacio Cervantes; Rafael Márquez; Emanuel Montejano; Alfonso Nieto; Roberto Ramírez y Arturo Rodríguez, son algunos de los ‘9’ con ADN auriazul que no consiguieron ser esas figuras que quedaran en la memoria de la afición y en las páginas doradas del propio club.

Sí, han pasado ya 21 años sin que Pumas tenga un campeón de goleo, Marioni fue el último cuando logró 16 anotaciones en la fase regular del Torneo Clausura 2004 y terminó empatado con el también argentino Andrés Silvera, quien en esos años jugaba con los Tigres.
Mientras, el último delantero formado en la Cantera universitaria que se proclamó como el mejor atacante del futbol mexicano fue Jesús Olalde, quien ganó dicha distinción en el Torneo Invierno 1999 con 15 anotaciones; es decir, hace casi 26 años que Pumas no tiene un delantero campeón de goleo formado en la casa; muchísimo tiempo para un club que era una fábrica de los mismos.
Entre las razones para explicar esa sequía se juntan todas las posibles, pero las principales -indiscutiblemente- son tanto económicas como deportivas. Entre las primeras, la falta de presupuesto para ir en busca de jugadores extranjeros o mexicanos que puedan ser ese referente en la ofensiva.
Y en las deportivas, la falta de capacidad de los propios jugadores, la falta de oportunidades por parte de los entrenadores que va ligada con la falta de confianza y continuidad, sobre todo porque al jugador mexicano se le suele tener menos paciencia.

La exigencia que hay en general de las condiciones del torneo que demandan resultados inmediatos, evitan que haya un proceso de continuidad que afecta tanto a Pumas como a otros equipos. Asimismo, la formación no es como antaño en la que se aprendía y repetía una y otra vez en fuerzas básicas.
Futuro poco ilusionante
La semana pasada, en el cierre del mercado de fichajes de verano, el club seguía buscando un centro delantero, cuando el torneo se encontraba ya en la Jornada 8, la directiva universitaria seguía analizando opciones, algo un tanto cuestionable porque lo ideal sería tener el plantel definido desde antes del inicio del torneo o en las primeras fechas.
Al nombre de Anthony Martial se vinculó con el equipo felino, pero al final fue Rayados de Monterrey y su músculo económico el que se llevaron al francés. Y aunque la directiva hizo un esfuerzo y activó otra negociación con el argentino Ezequiel Ávila, hubo diferencias con el agente y no se llegó a un acuerdo para el traspaso cuando ya estaba todo acordado con el Betis de España. Así, en el cierre de mercado a Pumas se le fueron dos opciones para reforzar el ataque, una posición que se había planificado desde hace meses y no se llegó a nada.
La semana pasada, Universidad goleó 4-1 a Mazatlán en condición de visitante, con dos goles de Guillermo Martínez y uno más de José Juan Macías, el delantero que fue reactivado después de que se había retirado del futbol.

Memote, JJ Macías y Santiago López son los tres jugadores que figuran como los atacantes de Pumas registrados para este torneo. Tres nombres que tienen la responsabilidad de llevar al club a la tierra prometida. No, el Club Universidad Nacional ya no es la fábrica de atacantes que marcó una época; ahora, son tiempos de sequía.
MGC