Miguel Gamero todavía habla con emoción. A unos días de que la Selección Mexicana Femenil Sub-17 conquistara el tercer lugar en el Mundial de Marruecos, el entrenador confesó que la experiencia fue tan intensa como gratificante.
Desde que el proceso comenzó, a principios de año, Gamero tuvo claro que el objetivo era Marruecos. En enero arrancaron el armado de grupo y en febrero viajaron a España. Cada paso fue una evaluación, cada partido una oportunidad para darle forma al grupo.
“Contentas de poder transmitir ese orgullo de ser mexicanas y que allá también lo sintieran. Fue cansado mentalmente, pero el saber gestionar las emociones nos ayudó bastante. Lo disfruté mucho, disfruté esos nervios, y bendito Dios que nos alcanzó para lograr el tercer lugar”, dijo, evocando los momentos en los que el equipo escribió una página dorada para el futbol femenil mexicano.
“Desde el principio queríamos darles participación a todas las jugadoras. En cada gira, en cada amistoso, todas tuvieron minutos. Eso nos permitió elegir con certeza, sabiendo que el objetivo no era un torneo corto, sino el Mundial. Aunque siempre es complicado elegir, me quedo tranquilo: fuimos con lo mejor”, comentó.
El estado anímico
Más allá de los resultados, el técnico tiene claro que su labor también pasa por cuidar lo emocional. “Me ocupa mucho el estado anímico de cada jugadora. Las chicas que se quedaron, que no pudieron ir a Marruecos, me interesaban mucho, y hablé con ellas, de que su carrera va empezando”.
“En este momento no les tocó estar, pero les queda muchísimo y me gustaría mucho verlas en sus equipos sobresalir, seguir trabajando, porque sí es cierto que tenemos una gran responsabilidad, podemos marcarlas para bien o para mal. Para mí es muy importante el motivar”, añadió.
Esa sensibilidad, señaló, también es reflejo del momento que vive el futbol femenil en México. “En el 2018 las chicas no tenían dónde jugar semana a semana; ahora lo tenemos y eso es responsabilidad nuestra, el hacerlo valer”.
Vínculos de gran valor
Durante el Mundial, Gamero coincidió con Mónica Vergara, auxiliar de Paraguay y pieza clave en el crecimiento del futbol femenil mexicano.
El estratega también reconoció el trabajo de quienes han aportado en diferentes etapas: Leonardo Cuéllar, Andrea Rodebaugh, Christopher Cuéllar y el propio cuerpo técnico actual.
“Le dije que no quería enfrentarme con ella porque uno de los dos iba a tener que quedar fuera, pero al final platicamos justo de eso. Ella estaba muy contenta de que siguiéramos este proceso, de que se diera el apoyo, porque sí es cierto que ella también es pieza importante para el inicio de todo esto, y esperemos que sea más continuamente el estar hablando de este tipo de resultados”, contó.
“A veces observamos más lo malo que lo bueno, pero hay que ver lo positivo. Andrea me ha dado mucha confianza y eso me tiene tranquilo, sabiendo que lo que hacemos va en buen camino”, mencionó el estratega.
Gamero sabe que los logros se construyen con paciencia y apoyo. Habló con orgullo de Valentina Murrieta, la portera que brilló en la serie de penales por el tercer lugar, pero también de las jugadoras que se atrevieron a pararse frente al balón.
“Valentina estuvo muy acertada, siempre lo hemos sabido, desde entrenamientos, sus partidos con el América cuando se van a penales es destacada y lo sabíamos, pero también fíjate que por otra parte el crecimiento de las tiradoras”, concretó.
CIG