En comparación con Augustus Pugin, casi todos somos unos fracasados. A la hora de su muerte en 1852 a los 40 años, había construido tres catedrales, docenas de iglesias y casas, y además había diseñado los interiores del Palacio de Westminster y de la torre del Big Ben. Como el máximo exponente del neogótico, su estilo se inspira tanto en el estilo victoriano, que incluso hoy en día, las construcciones del Reino Unido llevan el sello de su imaginación. Su vida privada estuvo igual de ocupada: cuando no dibujaba, causaba polémica o viajaba entre sitios de construcción, tenía tiempo suficiente para casarse tres veces, tener ocho hijos y mantener algunos amoríos espectacularmente infelices.
De todos los proyectos de este impulsivo arquitecto, el que encarna completamente sus ideas es The Grange, su casa en el pueblo costeño de Ramsgate, Kent. Junto con una capilla y un monasterio, su idea era ejemplificar la sociedad ideal que, según Pugin, predominaba durante la Edad Media, cuando la vida social y religiosa, la familia y la piedad se entrelazaban. Pero murió antes de poder completarla, su hijo Edward terminó construyendo el monasterio, y el tiempo no fue amable ni con la reputación de Pugin, ni con sus edificios. A principios del siglo 21, el lugar se encontraba en un peligroso estado de deterioro.
Sin embargo, el lugar está volviendo a la vida. En 2006, The Grange fue restaurada por Landmark Trust, una organización de caridad que renueva inmuebles históricos y los alquila a turistas. En 2011, la iglesia de al lado, St Augustine’s, recibió un subsidio por parte de Heritage Lottery Fund, con lo que se inició un proceso permanente de restauración. Este mes, la última pieza del rompecabezas se acomodará: el Presbiterio de St Edward’s, construido en 1850 para alojar al sacerdote de St Augustine’s, obtuvo el tratamiento de Landmark y estará abierto al público a partir de esta semana. Con esto se culminan las restauraciones de todo el año y las celebraciones que marcan el 50 aniversario de la organización.
Alteraciones posteriores, algunas obra de los hijos de Pugin, ya fueron enmendadas; un revoltijo de extensiones y particiones de los 1950s , cuando el edificio se usó como escuela, se ha eliminado. En palabras de Alastair Dick-Cleland, supervisor de la renovación de Landmark, “menos es más”.
El resultado es una especie de puginismo básico. La casa de un funcionario en vez del señorío de un lord, St Edward’s es un edificio más modesto que The Grange: aloja a cuatro en lugar de ocho, y de todas formas es más barato por persona. Mientras la casa grande se encuentra lejos de la calle donde podría pasar desapercibida, St Edward’s está justo al lado de ella, igual que St Augustine’s: Pugin quería que la iglesia y el sacerdote sirvieran al pueblo pero también a sus necesidades espirituales.
Pero Pugin estaba consciente de que el catolicismo - él era un entusiasta convertido del anglicanismo - era, en el mejor de los casos, considerado un tanto sospechoso por la mayoría de sus compatriotas. Como medida contra las manifestaciones anti papistas, St Edward’s tiene pocas ventanas en la planta baja junto a la calle. También es la única casa en la que me he hospedado que tiene de esas ventanillas enrejadas en las puertas para que los ocupantes puedan espiar a los posibles visitantes.
Todo esto aumenta la sensación de privacía, pero también vuelve sombría la planta baja. Tal vez para compensar, una de las incorporaciones recientes que sobrevivieron la restauración es el estudio del primogénito de Pugin, Edward, también arquitecto. Esta es una habitación con la sublime apariencia de caja alargada, en la que predomina una gran ventana mirador en una pared inundada de luz - un contrapunto expansivo de las introvertidas en las habitaciones de abajo.
Por otra parte, la gran diferencia entre ambas casas está en la decoración. Las blancas paredes, carpintería marrón y baldosas de piedra de St Edward’s son más austeras que las de su gran vecino. En realidad, la mayoría de las casas son más austeras que The Grange. Con su piso estampado Minton, su frenético papel tapiz - una gran parte portando el lema de Pugin “En Avant” con caligrafía gótica - y una torre almenada, ésta es una espléndida casa con extravagancias gótico-victorianas.
Aunque el medievalismo es un tanto moderado en el Presbiterio, se mantiene presente en los detalles; en los puntiagudos barandales, los adornados cerrojos de las puertas, las ventanas delicadamente arqueadas con vidrios emplomados, las amplias chimeneas y, en la sala de estar, el robusto anillo metálico de la luz principal con el patrón de cruces apropiado, suspendida del techo por medio de cadenas robustas, se ve como si estuviera esperando la coronación de un monarca de cejas inmensas. Hay también mucha piedad: el gran cuadro en el dormitorio principal, por ejemplo, es una copia de el Descendimiento de Jesús, aunque es de bajo perfíl en comparación a la estatua de la Virgen y el gran crucifijo en la habitación propia de Pugin en The Grange. ( De acuerdo con la criada, algunos huéspedes prefieren confinar estos objetos divinos en el clóset.)
Muchas de las copias de arte sacro son obra de Dürer, Pugin coleccionaba su trabajo apasionadamente. En la propiedad yace un bello grabado en madera, hecho por el artista alemán, de San Jerónimo escribiendo en su celda, un aura alrededor de su cabeza y un león a sus pies. Uno podría pensar que el muchacho se sentiría más en casa aquí que en la ostentosidad de The Grange. La construcción no es menos sólida y no es opresiva: los sillones son cómodos, los tapetes gruesos, y aquellas chimeneas emanan suficiente calor, un alivio después de vagar por un pueblo desierto durante una lluviosa noche de noviembre.
La Isla de Thanet, al norte de Ramsgate, es el punto de Kent más cerca del este. Podemos recibir el baño de luz del mar del norte durante el día, pero el clima del mar del norte es parte del paquete. Asentado detrás de un pequeño acantilado al oeste del pueblo, el lugar ofrece una amplia vista del horizonte - De Francia, aparentemente, cuando está más soleado - y se encuentra igual de expuesto.
En la edición académica de las cartas de Pugin que Landmark ha incluido en el librero, se encuentra una gran cantidad de referencias a los elementos. “ Aquí no hay más que contratiempos,” escribió Pugin a su amigo John Hardman el 9 de febrero de 1850. “Un temible vendaval o probablemente un huracán se ha llevado dos de los guardavientos y el hollín ha volado al grado de que todo ha quedado cubierto. Hemos trabajado duro todo el día limpiando y estamos lejos de terminar” Pugin trabajaba de más todo el tiempo, escribía su correspondencia con un marasmo de pensamientos sin cuidar su ortografía, como alguien enviando mensajes de texto con prisa. Es todo un placer leer estas cartas, a veces de negocios y a veces íntimas, divididas entre los últimos diseños de las perillas para la Cámara de los Lores y los planos de su gran exhibición.
Después de alcanzar su punto más bajo entre principios y mediados del siglo 20, la reputación de Pugin ha mejorado continuamente, y la fortuna de su ciudad adoptiva parecen seguir una trayectoria similar. Su apogeo del siglo 19 - certificado por placas azules de visitantes tales como Charles Darwin, Wilkie Collins y Vincent van Gogh - fue seguido por varios años de declive; el desempleo en Thanet está por encima del promedio nacional. Pero los mejores viajes en tren a Londres - ahora de 75 minutos - y un inventario de propiedades a precios considerablemente menores a los de la capital han atraído a la gente de la ciudad.
La restauración de St Edward’s y edificios aledaños agregan atractivo a este pueblo. Pugin puede estar enterrado en su propio joyero de iglesia - su hermosa tumba tallada, con las figuras arrodilladas de sus hijos, se encuentra en una capilla al lado de St Augustine’s - pero, incluso después de un siglo y medio, su formidable energía se sigue dejando sentir.