A unos pasos de la glorieta de las Cibeles, en medio de restaurantes, antros y salones de belleza, se encuentra una luminosa y pacifica tienda. Para los paseantes es tan sólo una curiosidad, pero para wiccanos, chamanes, tarotistas locales y de tierras lejanas, es un lugar como ninguno. En 10 años Tarots del Mundo se ha convertido en uno de los distribuidores de materiales esotéricos más prestigiosos a nivel internacional.
La tienda esotérica que su dueño Orlando Ashman describe como “tienda new age, o dulcería para adultos” se especializa en ofrecer tarots de todos los tipos, para todas edades e intereses. Actualmente cuenta con más de 2,000 mazos a elegir. Su amplio catálogo incluye desde cartas para niños o mazos ilustrados con gatos místicos, hasta la baraja diseñada por Salvador Dalí y valiosos ejemplares descontinuados de colección.
Entonces si te interesa explorar la lectura de la misteriosa baraja, Tarots del Mundo es el lugar ideal para hacerlo. Orlando y su estudiosa vendedora Alondra, me llevaron paso a paso en (casi) todo lo que necesitas saber.
¿Qué es el tarot?
Lo que tú elijas que sea. Para algunos, el tarot es tan sólo un juego de cartas medieval, tan poco mísitico como la actual baraja de naipes. Para otros es una herramienta espiritual que puede usarse con fines terapéuticos, meditativos o, el más conocido, adivinatorios. Y para otros más, independientemente de su posible uso esotérico o de diversión, son objetos artísticos.
Una baraja de tarot se compone de 78 cartas. Estas se dividen en dos: 22 arcanos mayores marcados del 0 al 21. Cada una tiene personajes como El Loco, el Mago, la Emperatriz, la muerte, el diablo, los enamorados y el Mundo, que es la última. Las otras son 56 arcanos menores, divididas en cuatro palos (copas, monedas, palos y espadas) que van del As al X más la corte: el paje, el caballero, la reina y rey. Estos palos equivalen a los corazones, diamantes, tréboles y picas en la baraja franco-inglesa de los naipes de poker.
¿De dónde proviene?
Las primeras cartas para jugar surgieron en China en el siglo IX. Los mongoles las introdujeron en Irán, luego pasaron por Egipto, y Turquía por donde entró a Europa en el siglo XIV. A su llegada a Italia, la baraja se adecuó al mundo cristiano, sus valores, su estructura social y de gobierno.
Los italianos empezaron a usar las cartas en un juego similar a la canasta de hoy en día. Las familias más ricas comisionaban barajas a artistas que llamaban “carte da trionfi.” En este tiempo se hizo el mazo más antiguo del que se tiene registro. La baraja de Visconti fue encontrada dividida en dos, la mitad en Italia y la otra en una colección privada en Nueva York. Cuando fue completada faltaban dos cartas, mismas que recibieron su sustitución gracias al trabajo de artistas especializados en arte medieval. Ahora los aficionados al Tarot pueden tener su propio facsímil de la hermosa baraja.
Para 1500, el uso de las cartas y su diseño había evolucionado. La aristocracia asociaba las cartas con distintos significados, y eligiendo al azar escribían poemas sobre el futuro de los demás con ellas. Se cree que la tradición proviene de Turquía, donde se usaron por primera vez para predecir el futuro.
De acuerdo al artista y estudioso del Tarot, Bill Wolf, el significado de las imágenes era paralelo a la mecánica del juego. Los arcanos mayores creaban una narrativa única en cada juego, misma que cambiaba de acuerdo a las elecciones del jugador. Estos reflejaban los aspectos más importantes del mundo real en el que los europeos vivían. Los dibujos cambiaron con el uso adivinatorio de la baraja, mostrando la intención específica de cada diseñador. Los personajes cada vez tomaron más significado esotérico.
¿Qué tipo de Tarots existen?
Cuando el Tarot salió de Italia y llegó al resto de Europa, el sur de Francia impulsó su inmensa popularidad. Las familias impresoras de Marsella crearon sus propias versiones de la baraja, dándoles su apellido como sello. Estas se usan a la fecha. De acuerdo a cálculos de Alondra deben existir más de 50 variaciones de Marsellas.
Una de ellas es la baraja Camoin, hecha famosa por un reconocido cineasta chileno. Alejandro Jodorwosky trabajó al lado de un descendiente de la familia, con el afán de recuperar el esplendor que alguna vez tuvo su baraja creada en el siglo XVIII. Ambos precisaron detalles en los diseños, retomaron colores e ilustraciones de otras barajas y en general, intentaron mejorarla. Su trabajo en conjunto es una curiosidad que ha impulsado la popularidad actual del tarot durante décadas.
Pero los mayores impulsores de la lectura de tarot del siglo XX fueron tres personas, los creadores del segundo tipo: el tarot Rider-Waite. Este recibe su nombre gracias a su publicador William Rider y al popular místico A.E. Waite, que pidió a la medium y artista Pamela Colman Smith hiciera las ilustraciones. Se imprime desde 1909. La gran innovación de su baraja es que le dio significados específicos con dibujos a todos los arcanos menores. Así, el IX de espadas, no es tan sólo eso, sino una mujer sentada en su cama con las manos sobre el rostro. O el X de palos, que muestra a un atribulado campesino cargando el mismo número de ramas.
Al igual que ocurría en la antigüedad, en la que los jugadores hacían narrativas con los personajes, las ilustraciones de Colman Smith ayudan a los lectores a contar una historia de acuerdo a su intuición y la combinación de cada tirada. Estos están descritos en el libro creado para usar la baraja como herramienta adivinatoria.
¿Cualquiera puede leer el Tarot?
Sí. Pero hay formas distintas de hacerlo. Carl Jung estudió a las cartas de Tarot interpretando a los arcanos mayores como arquetipos. El académico planteaba que las sociedades construyen narrativas morales que las generaciones heredan, en las que los roles se repiten una y otra vez. El tarot, como también sugiere Wolf, cuenta una historia distinta en cada tirada, pero los roles de sus personajes son siempre los mismos. De ahí, que algunos consideren al tarot, más que como una herramienta de adivinación, como una de terapia emocional. La interpretación que se le den a las cartas puede servir para el análisis psicológico de las personas.
Pero si tu interés es en efecto, místico, también puedes aprender. Alondra asegura que “hay muchas formas de aprender. La primera es comprar una baraja que te llame la atención y jugar con las cartas intuitivamente para irlas cargando de energía”.
El proceso puede ir acompañado de un curso como el diplomado que ofrece la Universidad del Claustro de Sor Juana, o el de Tarots del Mundo. También puedes comprar un libro para aprender con el enfoque de tu elección.
¿Qué tarot me compro?
Ninguno, el tarot te elige a ti. Una de las tradiciones más antiguas del Tarot es que este debe regalarse o bien, que estos llegan solos a tus manos. “Hay quienes ven unas cartas encima de una mesa y empieza a decir cosas, aunque no entienda bien de donde vienen. Sienten una conexión con ese conocimiento” dice Alondra.
Por esa energía entre el tarot y el lector, se recomienda que toques las barajas que te interesen para elegirla la que te vas a llevar. “Las barajas de Tarots del Mundo tienen un mazo abierto para que las toques las conozcas y puedas elegirlo” explica Alondra. “A veces ves la caja y no te dice nada, pero cuando lo abres te vibra”.
Dependiendo de tu interés, elige entre un Marsella y un Rider- Waite. Si te interesa aprender a leerlo, en Tarots del Mundo recomiendan que empieces con un Rider-Waite. Hay gran cantidad de diseños distintos basados en este último. Hay algunos con imágenes del espacio exterior, otros de vampiros, versiones eróticas, creados por artistas e ilustradores populares o basados en su trabajo (como Alphonse Mucha, el Bosco o Leonardo Da Vinci) entre muchas otras.
¿Y si sólo quiero que me lean las cartas?
Los negocios que ofrecen lectura de Tarot están por toda la ciudad, encontrar a un lector no es tan difícil. Pero también puedes pedir una cita con Adriana Beatty, la tarotista de Tarots del Mundo.