Los adjetivos para poder describir lo que pasó la noche del domingo en el Estadio BBVA Bancomer y en todo Nuevo León, se quedarían cortos.
Cualquier campeonato es alegría para los aficionados de un equipo, pero los Tigres se coronaron en el lugar donde más jugo le podía sacar a esa felicidad, en la casa del acérrimo rival.
El futbol a sol y sombra: por un lado, el 99 por ciento de los aficionados presentes los Rayados, terminaron con tristeza, muchas lágrimas y enojo.
TE RECOMENDAMOS: Tigres es campeón del Apertura 2017 en la Liga MX
El resto, las pequeñas manchas amarillas que al finalizar el partido se reunieron en algunos puntos de la tribuna, eran el claro contraste: pura algarabía y felicidad.
Desde temprana hora se podía sentir la tensión que todos los asistentes a la gran Final Regia tenían: afuera del estadio se podía ver a personas hincadas rezando, pensativas, "comiéndose" los nervios imaginando lo mejor y lo peor.
Las puertas del estadio se abrieron tres horas antes de que iniciara el partido, y de a poco se fueron poblando las tribunas, había familias enteras, algunas homogéneas, otras con miembros de los dos equipos.
Los fantasmas de violencia que se vivieron en la última eliminatoria que ganó Tigres en este estadio, estuvieron latentes toda la semana, pero en la Gran Final Regia no aparecieron.
Sorpresivamente, cuando los jugadores de Tigres comenzaron su ansiado festejo, ese que todo el estado anhelaba, fue correspondido con aplausos de la mayoría albiazul; los jugadores felinos, correspondieron el aplauso con la misma respuesta hacia la tribuna.
Pero ese acto de respeto por parte de la afición no se limitó a los aficionados Rayados: entre sus festejos y su alegría, también se pudo ver a muchos hinchas auriazules consolando la derrota de sus acérrimos rivales, aunque fueran desconocidos.
Tigres dio la vuelta esta noche en el lugar soñado. El futbol regiomontano vivió la Gran Final que muchos habían soñado, y que también muchos habían tratado de evitar, justamente por el resultado que uno inevitablemente iba a obtener.
Al final, los aficionados del futbol regiomontano salieron con los sentimientos a flor de piel, cada quien a su manera, pero la paz que se vivió, por lo menos en el Estadio, fue sobresaliente. Esta noche ganó Tigres. Ganó el futbol.