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Cuando los muertos salen a pasear: desfile Xantolum 2025 llena de vida las calles de Saltillo

El evento volvió a llenar de color y música las calles de Saltillo con miles de participantes que rindieron homenaje a la vida y a la muerte.

El sol comenzaba a caer y el cielo se tiñó de naranja, el mismo tono del cempasúchil que esa tarde cubría el bulevar Venustiano Carranza. Un olor a incienso flotaba en el aire. Tambores, guitarras y saxofones anunciaban el inicio del Desfile Xantolum 2025, y con él, el regreso simbólico de los que ya no están.

Desde temprano, familias enteras tomaron su lugar a lo largo del recorrido: niños con los rostros pintados de calaveritas, jóvenes con flores en el cabello y abuelos con veladoras entre las manos. A las cinco de la tarde, el murmullo se volvió música, y la ciudad entera pareció despertar de otra época.

Miles de personas siguieron la ruta desde el Instituto Tecnológico de Saltillo hasta la Plaza Coahuila. Durante más de dos horas, el desfile se convirtió en una corriente de color y movimiento. Cada contingente representó una historia: figuras monumentales, catrinas con vestidos bordados, alebrijes de luz y comparsas que mezclaron danzas prehispánicas con ritmos modernos.

Un desfile con historia

El Xantolum nació hace diez años, idea del artista Josafat Benavides Torres, quien buscó crear una tradición que uniera el arte urbano con la esencia del Día de Muertos. Aquella primera edición, que partió como una procesión para “enterrar el mal humor”, se transformó en una celebración que hoy ya es parte del Festival de las Ánimas.

Más de tres mil participantes dieron vida al desfile este 2025: estudiantes, grupos de danza, artistas, instituciones y familias. El color predominante fue el naranja, pero las luces de neón y los destellos metálicos dieron al recorrido un brillo especial. Niños entregaban dulces, los músicos tocaban en vivo y, entre la multitud, algunos caminaban con retratos de sus difuntos.

En cada esquina había algo que mirar: máscaras talladas, velas encendidas, altares portátiles, humo y risas. La gente aplaudía a su paso, y en algunos puntos, los bailarines invitaban al público a sumarse al ritmo.

La muerte celebrada con vida

A pesar del tráfico y de los cierres viales, nadie se movía. Desde los balcones, los vecinos arrojaban pétalos y encendían velas, como si quisieran marcar el camino de regreso a casa para las almas.

El desfile terminó frente a un altar monumental que brillaba bajo los fuegos artificiales. El viento de noviembre soplaba frío, pero el calor de la multitud lo contrarrestaba. No había silencio, sino aplausos y música.

El Xantolum no es solo un desfile: es una forma de recordar que Saltillo también sabe celebrar la muerte con vida, con color, con arte. Diez años después, este festival ha logrado lo que parecía imposible: crear una tradición nueva con el alma de las antiguas.

Cuando las luces se apagaron y el último tambor calló, quedaron en el suelo pétalos, cera y huellas de baile. Y, sobre todo, quedó esa sensación extraña y hermosa de que, por un instante, los muertos realmente salieron a pasear.

e&d

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Kevin Carranza
  • Kevin Carranza
  • Periodista especializado en temas de seguridad y cobertura de nota roja, con una visión precisa y objetiva de los acontecimientos. Amante de la lectura y de las historias que inspiran, combina su labor informativa con una profunda pasión por la aviación, disciplina en la que se prepara de manera constante.
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