El salario mínimo de la frontera norte ya no es un motor económico; para muchas empresas se volvió asfixiante. Los aumentos han rebasado su capacidad de operación y abren un escenario de recortes, cierres y expansión de la informalidad.
La Zona Libre de la Frontera Norte (ZLFN) nació en 2019 como una estrategia integral que combinó reducciones de ISR e IVA con una remuneración laboral más alta para atraer inversión y dinamizar el consumo en la región.
Al principio mostró resultados, pero con el tiempo los beneficios fiscales se estancaron, la estructura del programa se desbalanceó y los incentivos ya no compensan el costo de permanecer en el esquema.
Establecer un sueldo mínimo diferenciado (419.88 pesos diarios contra 278.80 en el resto del país) pesa en ciudades como Matamoros, Reynosa y Nuevo Laredo, Tamaulipas, donde predominan micro y pequeñas empresas. El costo laboral creció más rápido que su productividad.
El impacto en las MiPymes
El Centro Empresarial impulsa un modelo de desarrollo inclusivo, donde el trabajador reciba una remuneración digna y mejore su calidad de vida, pero también advierte que las alzas salariales en la frontera son difíciles de sostener y ya generan impactos: unidades económicas que han cerrado, especialmente mipymes; otras que están por bajar la cortina, y algunas más que han reducido sus plantillas buscando equilibrar sus finanzas.
Las nóminas arrastran obligaciones adicionales: cuotas al IMSS, aportaciones al Infonavit y cargas fiscales que se multiplican automáticamente. El resultado es un costo total por trabajador que crece más rápido que las ventas y que tiene a buena parte del sector productivo contra la pared.
Ganar más, pero con menos estabilidad
Sobre todo, los dueños de pequeños negocios han tenido que recortar turnos, frenar contrataciones y ajustar personal. Para la clase trabajadora, ganar más ha sido un alivio, pero también abrió una incertidumbre: es un mayor ingreso, sí, pero con menor estabilidad. Las plazas ya no están garantizadas y la informalidad avanza en silencio.
Coparmex propuso homologar las remuneraciones en todo el país para que la competencia sea pareja, porque hoy las empresas en la zona colindante con Estados Unidos no operan con las mismas utilidades que las del sur, señala Lolis Ramírez, presidenta de la Federación Tamaulipas y del Centro Empresarial de Matamoros.
Afirma que un trabajador bien pagado es más productivo y su lealtad fortalece a una empresa más rentable, pero advierte que los empleadores también necesitan otras formas de apoyo para seguir creciendo y generar más oportunidades laborales.
“Son dos vertientes: una es velar por el trabajador, que tenga una vida más digna; y la otra es proteger a las empresas para que se mantengan solventes. Somos el motor de la economía, producimos, generamos empleo y pagamos impuestos. Ese motor hay que cuidarlo, darle su cariñito de vez en cuando para que siga funcionando y produciendo”.
Créditos caros y cierres anunciados
Se requieren incentivos, dice, para evitar el cierre de negocios, pues los créditos bancarios —con tasas de interés muy elevadas— resultan impagables y terminan siendo un obstáculo en lugar de un apoyo.
“En estas fechas siempre hay recorte de personal, pero ahora he visto más. Incluso hay negocios que ya anunciaron que cerrarán en diciembre, sobre todo mipymes y empresas familiares que ya no pueden con esa carga salarial”, apunta Lolis Ramírez.
Precisa que en esta situación se encuentran giros como servicios, restaurantes, ferreterías y tiendas de conveniencia. También se registra un aumento de la informalidad, explica, porque muchos patrones no lograron sostener los puestos de trabajo ni cumplir con las obligaciones fiscales.
“Es preocupante que muchas empresas ya no van a poder operar o lo harán con recorte de personal. Ya verás el año que entra cuántos negocios van a cerrar y cuántos pasarán de la formalidad a la informalidad; esto se reflejará con mayor claridad durante enero, febrero y marzo, principalmente”.
Riesgo social y presión acumulada
La presidenta de Coparmex añade que, por ahora, es imposible calcular cuántos trabajadores se quedarán sin empleo, lo que visualiza como una nueva problemática que muy posiblemente impactará a la frontera, porque ¿a dónde irán todos los desempleados de la zona? El riesgo es que aumente también la inseguridad pública, advierte.
Reformas aprobadas o en puerta, como el incremento del periodo vacacional, el aumento del aguinaldo, la reducción de la jornada laboral y nuevas alzas salariales, ejercen presión sobre la planta productiva.
“Sentimos que son muchos cambios y de repente necesitamos un respiro; no estamos en contra, pero pedimos tiempo suficiente, una transición gradual para aterrizarlos”.
Inegi documenta retrocesos en Reynosa
Reynosa, una de las 39 ciudades de México que el Inegi incluye en la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), ha mostrado retrocesos recientes en materia de empleo y trabajo formal.
Mientras que en el cuarto trimestre de 2021 apenas registraba un 1.1% de desocupación, al último corte de 2025 (junio) esta cifra subió a 2.5%, con un pico de 4.1% en el tercer trimestre de 2023, cuando se colocó como la sexta ciudad con mayor desempleo del país.
La informalidad laboral también muestra señales de presión: el último registro es de 33.6%, apenas por encima del nivel más bajo de 32.3% en el primer trimestre de 2024. Estos indicadores reflejan cómo las alzas salariales en la frontera impactan en la capacidad de las empresas para mantener empleo formal.
La tendencia local recuerda que los aumentos salariales, si bien benefician a los trabajadores, generan incertidumbre sobre la sostenibilidad de los puestos de trabajo y la posibilidad de que crezca la informalidad.
Un salario alto que no alcanza a todos
El organismo no gubernamental Acción Ciudadana Frente a la Pobreza plantea un aumento salarial de solo 4% para la frontera en 2026, porque en esa franja ya se rebasó el umbral equivalente al costo de dos canastas básicas. El alza sería únicamente para empatar la inflación, pasando de 419.88 a 436.68 pesos diarios.
Su directora operativa, Paulina Gutiérrez, señala que en las ciudades colindantes con Estados Unidos los salarios ya están por encima del nivel mínimo de subsistencia. Pero solo disfrutan de esa condición 43 municipios del país, mientras 2 mil 426 siguen con ingresos insuficientes para satisfacer sus necesidades esenciales.
Explica que mientras en la región fronteriza se perciben 12 mil 596 pesos al mes, el resto del país vive otra realidad y solo cobra 8 mil 364. Por ello, para esta zona que representa la mayor parte del territorio nacional, Acción Ciudadana propone un aumento del 16% y rescatar así a los municipios atrapados dentro de la línea de pobreza.
Las cifras no dejan espacio para el optimismo: “51% de los asalariados, unas 20 millones de personas, no ganan lo suficiente para sostener un hogar en lo indispensable. Peor aún, 29% de los empleos formales del IMSS pagan sueldos de pobreza”.
Salario digno sin política industrial
El salario mínimo en la frontera ya rebasó el nivel que el gobierno federal proyectaba para el año 2030, pero las empresas no pueden pagarlo porque no existe una política industrial de desarrollo productivo que les permita financiarse y crecer, advierte el economista Jesús Reséndiz Silva.
“El crédito es carísimo, las tasas de interés son altísimas comparadas con Estados Unidos y, al mismo tiempo, el gasto público es restrictivo”.
Para que la remuneración mínima cumpla su objetivo, refiere, debe ir acompañada de otras políticas y de un mayor gasto público. Sin eso, es solo una promesa vacía que pone en riesgo a empresas y trabajadores por igual.