El auditorio Telmex fue ideado y construido para traer los mejores espectáculos del mundo a Guadalajara. Más de 10 mil personas reunidos en una sala para conciertos para ver la Bayadera, o la Zarzuela de Madrid o el ballet de algún país de la antigua Unión Soviética. Hay artistas con 25 años de carrera que no pueden llenar o asegurar el lleno en el Telmex, pero de pronto Guadalajara tan extrema en sus gustos como en sus climas, le abre dos fechas a un joven sinaloense que toca acordeón y el piano de cola como el más ilustre alumno de una escuela de música.
El auditorio con capacidad para más de 10 mil personas vibró, gozó y se convirtió en un palenque gracias a Remmy Valenzuela.
Salió a las 21:30 y acompañado por 19 músicos en el escenario comenzó la velada al son de banda y no podía negar su lugar de origen y sonó El Sinaloense para ir calentando gargantas.
A la cuarta canción tomó el acordeón y se dedicó a lo suyo, así como hace algunos años tocaba en botaneros a lo largo de Sinaloa, ahora se dedicó a conquistar la dura plaza de Guadalajara, al ritmo de Espero con Ansias y 30 Cartas, uno de sus primeros éxitos, Remmy demostró su poderío ante los tapatíos.
El concierto no fue uno más donde el artista toca sus éxitos, Remmy se apoyó en el gusto popular y al son de Se Me Olvidó Otra Vez y Mi Gusto Es puso a bailar a los asistentes al recital.
Pese a que ya tenía más de 40 minutos sobre el escenario parecía el concierto empezó cuando empezaron los primeros acordes de Mentí, esa canción que se le dedica uno y otra y otra vez a un amor imposible de olvidar y ahí empezó el rumor de que el concierto duraría más de cuatro horas.
Luego el cantautor sinaloense sentenció que hubo una canción que estuvo olvidada muchos años y que él la puso de moda y empezó Se Va Muriendo Mi Alma, canción compuesta por Marco Antonio Solís, pero que tuvo su mayor éxito con la interpretación de Valenzuela.
El oriundo de Guasave siguió con Qué Me Vas a Dar Si Vuelvo y le siguió Te Olvidaré una canción con la que se prendió el cerro, como se dice coloquialmente en el argot bandero. El público de Guadalajara estuvo a la altura para ver en esplendor al Príncipe del Acordeón.
El recital tuvo su momento más alto cuando el solista cantó Nadie y Mi Princesa, sin duda el mayor éxito de este cantante, una pista de baile para más de 10 mil personas y una noche inolvidable para Valenzuela quien demostró su poder de convocatoria y que vive su momento como uno de los mejores exponentes del género ranchero a lo largo del país.
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