Ciudad de México /
El cardenal Norberto Rivera Carrera visitó a las reclusas del Centro Femenil de Readaptación Social de Santa Martha Acatitla a quienes convocó a privilegiar el perdón y no recurrir a la venganza en el Año de la Misericordia.
Como parte de la celebración de los festejos de fin de año, Rivera Carrera recordó a las internas que se congregaron en el patio principal del reclusorio –cientos de ellas en espera de que se le consigne una sentencia-- que es necesario el arrepentimiento y el perdón.
Ataviadas de ropa beige, quienes están en espera de ser procesadas, y de azul marino, las mujeres que ya cumplen con una sentencia, escucharon misa y convivieron con el cardenal por más de dos horas.
Además de la homilía que se preparó para las mil 600 reclusas, el cardenal saludó a las que se acercaron, también entregó los tradicionales aguinaldos –bolsitas de papel celofán rellenas con galletas de animalito y frituras--, además pidió posada en las instalaciones del Cendi y abrió la Puerta Santa de la iglesia del reclusorio, con lo que después de la confesión y el arrepentimiento sincero al atravesar por el lugar todos los pecados serán perdonados.
“Todos nosotros en algún momento nos sentimos ofendidos por alguien, nosotros nos sentimos traicionados por otro, nosotros sentimos que alguien no nos ayudó en el momento en que necesitábamos”, dijo.
Ante las fieles, recordó que el consejo es ser misericordioso y durante la homilía improvisaba un diálogo: “pero me hizo esto, me hizo esta otra, etcétera, yo le parto la cara el día que la vea, (y Dios respondió) tienes que ser misericordioso”.
Admitió: “por supuesto que no es fácil, por supuesto que decimos que es mejor la venganza, pero haz la prueba a ver qué es más difícil, la venganza o el perdón. La venganza cualquiera lo puede hacer, pero el perdón se necesita una verdadera valentía y heroísmo para saber perdonar, sobre todo sí fue un agravio grave, si fue algo que hirió nuestra vida”.
Rivera también pidió posada en el Cendi del reclusorio a donde acuden todos los días 105 menores de 102 mamás, minutos antes abrió la puerta Santa, mientras se realizaba el festejo las internas recordaban que desde hace unos cinco o seis años no eran visitadas por el Cardenal, incluso le pidieron que no las olvidara.
Para Semiramis Rodríguez la visita del cardenal “es como un regalo” en los cuatro años que lleva encerrada en el penal ubicado en Iztapalapa de los 30 a los que fue sentenciada por un homicidio, que afirmó, no cometió.
Sin embargo, sus ojos se ponen llorosos, porque afuera la espera su hijo de nueve años y no sabe cómo decirle “cuando salgo porque me dieron muchos años”.
