“Justicia es la único que quiero, porque ni con todo el dinero del mundo me van a regresar a mi familia. Es un dolor que no se lo deseo a nadie”, dijo entre sollozos Sonia Mena López, hija y hermana de Juan Mena López y Juan Mena Romero, respectivamente, quienes murieron el pasado miércoles al caer en el socavón que se abrió en el Paso Express, en Cuernavaca, Morelos.
En la colonia El Capiri, del municipio Emiliano Zapata, conurbado a la capital del estado y considerado entre los más pobres de la entidad, la familia Mena dispuso velar a sus familiares dentro de su domicilio, donde solo permitieron el ingreso a familiares y amigos, luego de recuperar los cuerpos en la Fiscalía General del estado, donde les dieron facilidades para apresurar los trámites.
Afuera, sobre una calle sin pavimentar y cubierta con una lona, la familia Mena ordenó al menos 50 sillas para los asistentes al velorio de sus familiares y los medios de comunicación.
En conferencia de prensa afuera de su domicilio, Sonia habló del dolor de su familia: “Hay mucha gente involucrada (con nosotros, en el dolor), pero nadie sabe lo que sentimos; solo pido justicia”, externó.
—Dice el delegado de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes que fue una falla técnica (lo que abrió el socavón). ¿Así lo ven?
—Solo pido justicia.
Antes, Sergio Martínez, dueño de la distribuidora de pollo donde trabajaban las víctimas, dijo que sería el único pronunciamiento que haga la familia y por medio de él.
Agregó que lo que la familia Mena desea es que se esclarezcan los hechos, castigar a los culpables y no buscar algún beneficio económico, luego de las declaraciones del secretario de Comunicaciones y Transportes, Gerardo Ruiz Esparza, quien aseguró que los deudos recibirán un seguro por haber muerto en el Paso Express.
“Vamos a llegar hasta las últimas consecuencias. No es la parte económica la que los mueve, sino la justicia y saber quién o quiénes son los culpables”, expresó Martínez Rivas.
En tanto, Sonia recordó a su padre y a su hermano para quienes tuvo palabras de reconocimiento: su progenitor no tenía vicios y solo se dedicaba a su casa, mientras que su consanguíneo era padre de dos niños, divorciado y deportista.
Cuando sufrieron el accidente, ambos se dirigían hacia su trabajo. Aunque el padre entraba una hora y media más tarde que su hijo, prefirió irse en el mismo vehículo para aprovechar el viaje, ya que a esas horas de la madrugada aún llovía.
Poco después del mediodía, la familia Mena y amigos cargaron los féretros y caminaron hacia la capilla del Espíritu Santo, a tres calles de su domicilio, donde se ofreció una misa de cuerpo presente, para luego dirigirse al panteón local y ser sepultados a ritmo de banda cerca de las dos de la tarde.
