"Polvo eres y en polvo te convertirás", son las palabras que a pesar de la cantidad de personas, hacen eco, recuerdan la diferencia entre lo divino y lo terrenal, entre la vida y la muerte, a quienes cada año se acercan a participar en ese acto religioso: una cruz de ceniza en la frente. Los preparativos comienzan desde días antes, para quienes profesan la religión católica, algunos dicen son las cenizas de palmas, oraciones y pequeñas imágenes en papel que son incineradas para este fin, el cual es un recuerdo de que en vida se debe actuar con humildad.
"Nuestro fin es el polvo", se escucha en esa pequeña parroquia, a unos pasos de la Catedral mexiquense, que durante la mañana registró poca afluencia y desde donde se respira el aroma de los pequeños panes de nata, uno de los antojos más vendidos afuera de los templos. También se mira en algunos puestos, pedazos de papel china de colores, rosa, amarillo, azul, rojo, que envuelven las aún calientes gorditas de maíz, con su característico sabor que también recuerda a los católicos sus visitas a la Basílica de Guadalupe. Mientras avanza el día, el número de fieles que se acercan a “tomar la ceniza” aumenta, a partir las 18:00 horas, dicen los propios comerciantes, se marcará la pauta para que las familias enteras lleguen y puedan consumir aunque sea un elote con chile, mayonesa, crema y queso.
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Este día, no solo une a los católicos, también da un respiro a quienes viven de la venta de antojitos, pues afuera de cualquier templo se puede conocer su trabajo; sin embargo, se debe tomar en cuenta que los servicios de salud en esta temporada de Cuaresma, posiciona a las enfermedades gastrointestinales como una de las que mayor incidencia tiene, debido al consumo de productos como el pescado o el mole, que debido a la mezcla de sus ingredientes hacen que su periodo de conserva sea muy poco, sin olvidar las variaciones en las condiciones climáticas.
Hablar de Cuaresma es también recordar las tradiciones, reflexionar, caer en introspección, como lo aseguró el obispo de Toluca, Francisco Javier Chavolla, “no es buscar el reconocimiento de los hombres o el aplauso, tampoco compartir lo que nos sobra, sino buscar a Dios compartiendo lo que tenemos con nuestros hermanos”.
KVS