Anjuli Alhelí Vallejo Sánchez es una joven madre que se dedica a la cultura deportiva. Se trata de una fisicoconstructivista acreditada por la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade), quien pronuncia a dios en cada oración y apunta, ama su cuerpo y por ello no fuma ni se droga, pues es en suma el instrumento de sustento y vida para ella y su hijo.
Durante el año anterior decidió aceptar a Pedro Manuel como compañero y pensó que podría integrarse a ellos debido a que proviene de una familia cristiana, lo que en apariencia garantizaba armonía. Pero estaba muy lejos de la expectativa y en realidad él la sometió a una convivencia violenta que la llevó el 13 de diciembre pasado, a pedir un taxi que durante la madrugada la dejó en un hospital.
Allí el personal médico debió llamar al Ministerio Público debido a que presentaba múltiples golpes y heridas que tuvieron consecuencias severas. Su pareja le rompió un tímpano, le dislocó la columna y le dejó las huellas de sus manos impresas en el cuello, por lo cual el hombre ahora deberá enfrentar a la justicia a través de un juicio por intento de feminicidio.
“Debemos estar alertas porque siempre habrá señales o esos semáforos donde se va a prender el rojo o el amarillo y hay que aprender a detectar todas estas señales que nosotras a veces pasamos por desapercibidas y tratamos de consecuentar por el hecho de que creemos que fue provocado por nuestra culpa y eso no es así, es parte del ciclo de la violencia”.
Anjuli Vallejo apuntó que en su caso, muchas personas han establecido un juicio público argumentando que no hizo lo conducente en su momento. Sin embargo dijo que primero debió atender el aspecto emocional y psicológico para poder enfrentar un proceso de forma tranquila y segura, sin que medien el rencor u odio, y en espera de que se haga justicia.
Las fotografías de la agresión generaron una indignación generalizada debido a que muestran a la mujer policontundida en el rostro, con derrames en ambos ojos, los labios reventados y la piel amoratada y sangrante. Si bien ilustran lo que le pudo hacer su pareja en el exterior, no logran dimensionar el horror que vivió cuando comenta, supo que intentó matarla.
“Yo no quiero tomar partido sobre ninguna de estas situaciones, lo único que intento es tratar de evitar que lo mismo que me pasó a mí le vaya a pasar a alguien más porque cuando veo todos los golpes y esta situación que me pasó, pienso que dios es tan extraordinario que salvó mi vida. De milagro estoy con vida. No sé por qué razón, no sé cómo pasaron las cosas pero estoy viva”.
La víctima buscó apoyo en el Centro de Justicia para la Mujer y estableció que al momento ha recibido una gran protección por parte de las autoridades judiciales. Aunque su agresor sigue libre.
“Yo no volví a casa con él pero se la pasó diciendo: ‘Discúlpame, perdóname, quiero hacer mi vida contigo’ y yo con miedo dije que ya le había avisado a las autoridades”. Anjuli Vallejo se presentó en audiencia el viernes pasado y su proceso continuará el próximo miércoles.
Confía en que las autoridades harán lo conducente para proteger su integridad física y emocional y se intente reparar el daño que le ocasionó su agresor pues el médico ya le advirtió que, debido a que la intentaron estrangular y le dejaron lesiones, necesitará implantes en las cervicales o de lo contrario perderá la movilidad del brazo derecho.
“Yo tengo miedo de salir de mi casa, no puedo conducir mi vehículo. Tengo miedo de ir al gimnasio porque la ex esposa va al mismo gimnasio que yo y ha tratado de abordarme, porque cuando ella se enteró me dijo que por favor no tratara de meter a la cárcel al papá de sus hijos, que pensara en sus hijos.
“Y le pregunté: ¿Tú quieres que piense en tus hijos de 22 y 19 años? ¿Tú te has puesto a pensar en mi hijo de 11 años que me vio con toda la cara destrozada y las marcas de sus manos en mi cuello porque me quiso ahorcar? ¿Te has puesto a pensar que duré una semana en el hospital? No te imaginas el dolor tan grande para mi mamá y mi hijo, de pensar que yo soy su mujer maravilla y que me ve toda destruida en el hospital con la cara deforme.
“Lo único que sí deseo, con todo mi corazón, más que vengar, es hacer conciencia a las mujeres de que debemos alzar la voz y jamás nos debemos quedar calladas; por más miedo que tengamos siempre habrá una persona que esté dispuesta a ayudarnos, siempre habrá alguien que pueda hacernos entrar en realidad porque normalmente cuando sufrimos de abuso entramos en la negación, que no fue su intención, justificas y esto hace que emocionalmente te sientas culpables. El romper la cadena es complicado porque debes buscar ayuda emocional y psicológica”.
AARP