Tiene 26 años y un gran deseo de prosperar. Se llama Rafael Reveles Flores y con muchas ganas retomó un negocio familiar que desde 1950 emprendieron sus abuelos. Se trata de una tortillería que ahora más pequeña, maneja un alto estándar de calidad y que este joven sostiene a pesar de la incertidumbre comercial que genera la pandemia por el covid-19.
“Tengo poquito que empecé y cada año suben las cosas y cada año tenemos que subir el precio y pues la verdad sí ha crecido pero la verdad también estamos un poquito estancados, a veces es complicado pagar todo y que te quede poquito para mantenerte, pero el negocio todos los días lo limpiamos, tratamos de que siempre ande al cien”.
A este chico se le pregunta cómo le impacta el incremento en el precio de la tortilla y es claro. Él debe pensar en los insumos, los servicios, los impuestos y la afectación al cliente, aunque pretende manejar un alto estándar de calidad.
“Yo utilizo… mi tortilla es 100 por ciento hecha con harina de maíz y entonces es un poquito diferente a la tortilla que se vende en donde utilizan el nixtamal, yo manejo un precio un poquito más elevado por eso, porque utilizo harina 100 por ciento de maíz y además utilizo la de mejor calidad que es la Tío Toño, que es más cara".
“Yo tengo un precio de 22 pesos el kilo, pero este último mes me informaron que la próxima vez que compre la tonelada de maseca me va a aumentar el precio. Subirá 20 pesos por bulto y compro 50 bultos, me va a aumentar mil pesos la tonelada, entonces yo realmente por lo mismo de que no veo muy buenas ventas no pienso subir el precio hasta el otro año, es lo que se me hace mejor aunque veré menos porque me costará más cara la materia prima”.
Otros insumos o servicios oneroso son el gas y la electricidad, sin descontar a la señora que le ayuda a despachar las tortillas. Pero los clientes y amigos que llegan a su negocio ya saben que las tortillas que produce Rafael son de mejor calidad, por lo cual durará más tiempo sin hacerse dura y que incluso pueden comprar por varios kilos y los pueden guardar en el refrigerador sin que se altere el producto.
“Aquí siempre se tiene toda la limpieza, se despacha y se pide el dinero en un botecito. El cambio se da utilizando una bolsa para mantener las manos limpias y no contaminar nuestro producto”, comentó.
EGO