Una de las tradiciones poblanas es realizar el brindis de Año Nuevo con sidra, aunque la venta de esta “ya no es como antes”, señalaron algunos productores y vendedores del municipio de Huejotzingo, cuna de esta bebida en todo el estado. Esto se atribuye a un cambio generacional en el que se aprecian más otro tipo de bebidas como refrescos o productos con alcohol.
Cabe destacar que, de acuerdo con comerciantes de esta localidad, las nuevas generaciones han dejado de ver la sidra como una bebida atractiva para celebrar el fin de año, ya que suelen preferir cervezas, bebidas preparadas o refrescos, lo que ha impactado directamente en las ventas durante la temporada decembrina.
A su vez, productores tradicionales explicaron que, hace algunos años, la sidra era un elemento casi indispensable en las mesas familiares para brindar a la medianoche; sin embargo, actualmente son los adultos mayores quienes mantienen viva la costumbre, mientras que los jóvenes optan por alternativas.
Además, este cambio en los hábitos de consumo ha provocado que algunos pequeños productores reduzcan su producción anual, ante el riesgo de no colocar toda la mercancía.
A pesar de ello, los precios se han mantenido relativamente estables, con botellas que oscilan entre los 60 y 120 pesos, dependiendo del tamaño y el tipo de sidra. Esto, aseguran, con la intención de ser una opción accesible para las familias poblanas.
Hasta 700 pesos una cena
Por otra parte, en Puebla un paquete de cena para fin de año puede costar entre 350 y 700 pesos, dependiendo del lugar en el que se compre, así como también lo que contenga, aunque la mayoría incluye pasta, proteína y los tradicionales de la temporada como los chipotles capeados y ayocotes.
Para muchas familias poblanas, la cena de Año Nuevo representa uno de los gastos más significativos de la temporada decembrina, sobre todo después de los compromisos económicos que deja la Navidad. Por ello, ante este escenario, la opción de adquirir paquetes preparados se ha convertido en una alternativa para ahorrar tiempo y, en algunos casos, dinero.
En mercados, cocinas económicas, fondas y pequeños negocios locales, los precios más accesibles rondan entre los 350 y 450 pesos por persona. Estos paquetes suelen incluir platillos tradicionales como espagueti blanco o rojo, pierna o lomo enchilado, arroz y algún complemento típico de la temporada, lo que los vuelve atractivos para familias que buscan mantener la tradición sin elevar demasiado el gasto.
En establecimientos de mayor especialidad o restaurantes, los costos pueden subir hasta los 600 o 700 pesos por paquete. En estos casos, la diferencia suele estar en el tipo de proteína, ya que se oferta pavo, relleno especial o cortes de cerdo o res, además de salsas, ensaladas más elaboradas o postres incluidos en el menú.
Comerciantes consultados señalaron que este año el incremento en los precios de algunos insumos, como carnes, aceite y gas, también han impactado en el costo final de las cenas. Sin embargo, varios negocios han optado por ajustar porciones o diversificar sus opciones para no perder clientes y ser alternativa.