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Evolución del Villancico, de lo profano al uso evangelizador

La historia del popular canto en la actualidad se identifica de manera plena con el festejo de Navidad, pero sus orígenes se remontan hasta l

Más vale trocar plazer por dolores, que estar sin amores. Donde es gradecido es dulce el morir; bivir en olvido, aquél no es bivir: mejor es sufrir passión y dolores, que estar sin amores.

No son errores de ortografía, es español antiguo como el usado en el Quijote de Zerbantes, o mejor dicho Cervantes.

Estos versos pertenecen a la pluma de Juan de Fermoselle, popularmente conocido como Juan del Encina (1469-1529), quien fue poeta, músico y autor teatral del prerrenacimiento español, en la época de los Reyes Católicos.

Junto a Juan de Anchieta y otros escritores, del Encina perteneció a la primera época de la que fue conocida como escuela polifónica castellana, acaso la más importante de la España del siglo XV, la cual fue parte vital de la evolución del lenguaje y de la manera de hacer versos, dejando a Juan del Encina como uno de los patriarcas de dicha escuela.

Él estudió y desarrolló la métrica desde distintas vertientes poéticas. Por ejemplo, lo hizo dentro del arte de la trova, aunque realmente su fama no se la debe a la creación de ese estilo de verso, más bien es conocido por sus composiciones en la línea de la lírica cancioneril y, sobretodo, por sus villancicos.

Los versos que dan entrada a este texto pertenecen precisamente a ese género, al del villancico.

Sí, es evidente que no tocan ni de cerca el tema religioso. no hablan de María, ni de José, ni de Belén o del niño al que la noche en un pesebre lo vio nacer.

Esas letras cantan al desamor y es, entre muchos otros, un ejemplo de lo que eran los villancicos antes de que la iglesia hiciera suyo este género de la escritura y de la música.

Para conocer lo que un villancico es, de dónde surge, por qué lo cantamos con la llegada del invierno y para celebrar las fiestas decembrinas, es importante conocer a Juan del Encina, que si bien no es el único que escribió villancicos durante el siglo XV (siglo en el que se documenta por primera vez un villancico), sí es el más conocido por ello.

Ahora que ya le es familiar el nombre de Juan de Encina, llegó el momento de que trate de contestar la siguiente pregunta:

¿Cuál es la raíz etimológica de la palabra "villancico"? Conocer su raíz le ayudará a entender todavía más qué es eso que canta durante el mes de diciembre.

En su tiempo, esta palabra no se refería a la canción en sí, es decir que el villancico no era la pieza que se entonaba, sino era el nombre que se le designaba a la persona que se encargaba de escribirla.

Así, pues, quienes escribían y componían estas melodías eran los villancicos, nombre que a su vez se deriva de la palabra "villano", nombre que se le daba a la gente que vivía en villas, aldeas o comarcas, siendo este motivo por el cual a los que componían las canciones se les llamaba de esa manera que hoy identificamos como canción navideña.

Villancico, pues, era quien componía la pieza, o bien, significa también "canción de la villa".

Originalmente esas composiciones eran canciones profanas escritas en estribillo, cuyo origen era popular y se cantaba a varias voces, acompañados en ocasiones de instrumentos.

Estas se cantaban en fiestas y hablaban de situaciones amorosas, de noticias locales o bien se trataba de alguna mofa dirigida a ciertas etnias y minorías.

La profana era la tradición más popular en el villancico español -música que hoy día es posible encontrar plasmada en las páginas de cancioneros como el de la Colombina-.

Sin embargo la profana no era música vulgar compuesta por villanos, sino el producto de mentes intelectuales o de poetas cortesanos que a su vez eran compositores, como fue el caso de Juan de Encina.

LA NAVIDAD Y LOS VILLANCICOS

En nuestros días, una vez llegadas la fiestas navideñas (o incluso desde antes) los villancicos se escuchan salir de las bocinas de los centros comerciales, durante la transmisión de un programa de radio o televisión, o en las escuelas se reúnen los miembros del coro y entonan las piezas alusivas a la Navidad y al nacimiento del "redentor de la humanidad", el hijo de Dios.

Si bien este tipo de música hoy se relaciona per se a los temas navideños y religiosos, la popularización de los temas de esta índole en el villancico tomó un par de siglos.

Vamos puntualizando de a poco. Anteriormente se mencionó que el villancico se desarrolló en la España del siglo XV, a mediados de 1400, a través de la pluma de poetas como Juan del Encina.

Sin embargo esto no significa que ese es el año de su nacimiento, sino que fue en ese entonces cuando se registró por primera vez la palabra villancico -estos registros se encuentran en el Cancionero de Stúñiga (1458), en el Chanssioner d'Herberay (1463) y en el más popular de ellos, el Cancionero de la Colombina.

De hecho, según historiadores, el surgimiento de las canciones de villa fue aproximadamente en el siglo XIII. Dos siglos antes de ser bautizadas.

No fue sino hasta el siglo XVI en el que la iglesia utilizó el villancico para propagar su mensaje entre los feligreses, el vulgo y, además, sirvió como forma de aculturación en los pueblos mesoamericanos.

A pesar de que la iglesia ya tenía desde tiempo atrás sus propias composiciones musicales, descubrieron que la estructura del villancico era realmente sencilla y pegadiza, por lo tanto los miembros eclesiásticos decidieron que a través de estos cánticos propagarían más rápido su mensaje evangelizador.

Con la llegada de los españoles a América, el villancico tomó fuerza. Se cantaban durante las misas de evangelización, es de esta forma que estos cánticos llegaron a la tierra en que vivimos.

En las iglesias se cantaban con músicos y compositores quienes interpretaban las canciones durante las misas o en periodos festivos.

Es de esta forma que las canciones de las villas pasaron de cantarse para divulgar noticias o para cantar a los amores cortesanos, para empezarse a entonar en fiestas litúrgicas como Navidad, el hábeas christi, durante la Asunción, los santos locales, la epifanía, las trinidades, etc.

En los albores del siglo XVII ya empezaban a tomar la fuerza y la forma que tienen ahora, a pesar de que poco tiempo antes se habían prohibido.

A lo largo de su proceso de evolución, este cántico pasó a ser comúnmente usado en canciones con forma de diálogo que recreaban la sorpresa de los pastores ante el misterio del nacimiento del hijo de Dios.

La prohibición de los villancicos se dio ya que estos temas se prestaron como objeto de burla.

Representaban un pretexto excelente para realizar parodias a los personajes arquetípicos creados por la iglesia.

Esto se dio lo mismo en España que en América Latina, haciendo también alusión a las características y el tipo de lenguaje de las minorías étnicas y grupos marginales.

Los protagonistas de estos "cantos graciosos" eran los habitantes de la península ibérica, los gallegos, asturianos, vascos y portugueses, cuyo dialecto y deformación del castellano fueron parodiados, creando estereotipos de ellos que duraron décadas, y que incluso hoy en día siguen existiendo.

Dejando de lado la sátira en la que se vio inmersa el villancico, durante el siglo XVII aumentó su complejidad técnica y formal.

El número de voces aumentó hasta ocho distribuidas en dos coros acomodados en diferentes lugares de la catedral, acompañados de instrumentos como el arpa, el violín y el órgano.

El siglo posterior se vio marcado por la influencia de la música italiana en cuanto a canto se refiere.

Esto no se cierra solamente a la ópera y a la zarzuela, las influencias italianas en el villancico fue el estilo recital, entre los que cabe destacar el Aria da capo y el estilo compositivo de la ópera seria, lo cual representó un aumento en la plantilla de las orquestas de las capillas de música catedralicias.

Esto aumentó considerablemente la exigencia en la interpretación de los villancicos.

Esta tradición se ha mantenido en la periferia cultural de España y América Latina, donde campesinos e indígenas siguieron practicando esto en el siglo XIX cuando, según documenta el escritor costumbrista, Eugenio Díaz, empezó pintorescamente a ser parte vital de las tradiciones y costumbres que construyeron poco a poco la cultura popular de los nuevos países.

A principios del siglo XX el villancico recibió sus últimas pinceladas. Esto sucedió cuando el nacionalismo español se dio a la tarea de recuperar las tradiciones de la cultura campesina para incorporarlas a la cultura urbana.

Estas tradiciones fueron tomadas, casi sin pensarlo, por ciertos medios culturales latinoamericanos que con entusiasmo abrazaban un nuevo hispanismo .

Ya en nuestro tiempo el villancico no tiene otro sentido que el navideño, dejando de lado todo el proceso por el que se fue formando.

Además mantiene muy poco de su estilo, producto de su larga, larga historia a través de España y América Latina.

ESTRUCTURA MÉTRICA

José Domínguez Caparrós, doctor en filología románica, define al villancico en su Diccionario de la Métrica española como "un poema de forma fija cuyas partes son: Un estribillo inicial llamado 'cabeza', el 'villancico', letra o tema compuesto de dos, tres o cuatro versos y la estrofa o pie que a su vez se divide en tres partes: dos mudanzas simétricas y una vuelta".

Como se puede ver su estructura es sencilla y de versos cortos. Asimismo, lo más normal en los villancicos son los versos octosílabos (ocho sílabas) o hexasílabos (seis sílabas).

Además existe la posibilidad de que tenga más de una estrofa, en ese caso el estribillo se repite al término de cada estrofa.

Por su parte Jesús Menéndez Peláez, especialista en literatura española, piensa que el villancico es la castellanización del zéjel, poema de origen arábigo español adaptado a la métrica románica, formado generalmente por versos octosílabos.

Desde los ojos de Menéndez, lo que dota de sentido estilístico al villancico está vertido en el cantarcillo inicial. Ahí es donde se alberga la esencia del poema.

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