El obispo de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza, calificó como “muy tibia” la actitud de las autoridades frente al problema que se vive en los pueblos de Leonardo Bravo en Guerrero.
El clérigo dijo que la única explicación que encontró para la actuación es el temor de que se registre una masacre como la de Aguas Blancas, El Charco, incluso como la desaparición de los 43 estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa.
En Chilpancingo, el líder de la iglesia católica lamentó que los policías comunitarios de Tlacotepec y sus aliados de otros municipios hayan tomado ya el control de la comunidad de Los Morros.
Esa ocupación, dijo, implicó que saliera una cantidad mayor de personas desplazadas hacia Chichihualco.
“Yo veo mucha tibieza de parte de las instituciones para restituir el orden; lo que veo es que hay exagerada prudencia de parte de las autoridades para no actuar, bien saben que no es su tierra y que están cometiendo una invasión”, reprochó.
“Lo que pienso es que el gobierno tiene temor, entre otras cosas porque se han presentado circunstancias como Aguas Blancas (el 28 de junio de 1995) y están cuidando que no haya una masacre y que al final la venga pagando el gobierno”, agregó.
Complementó: “O también recuerden lo que pasó con (Ángel) Aguirre”, haciendo referencia al caso Iguala, que implicó la desaparición de 43 normalistas rurales y que también derivó en la solicitud de licencia del entonces gobernador.
En consecuencia, refirió que frente al problema que se enfrenta en la Sierra de Leonardo Bravo, lo que se tiene a la vista es una evidente falta de efectividad en el gobierno.
EB