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Escuela en Oaxaca reeduca a hombres que violentan a mujeres

Más de 2 mil 500 hombres han pasado por este Centro, que opera desde hace siete años y que atiende a varones que maltratan física o emocionalmente a sus parejas.

La noche en que Víctor Hugo Barrieta fue detenido por la policía había bebido mucho y combinó el alcohol con un cóctel de celos que lo venían atormentando desde tiempo atrás. “Bebí demasiado, al grado de que ya no sabía lo que estaba haciendo, la golpeé, intervinieron mis hijas. Ellas le hablaron a la policía”, recuerda Víctor Hugo tímidamente.

La policía entró al domicilio. Eran varios los que forcejeaban con Víctor Hugo intentando someterlo, pero él estaba fuera de sí. Es un hombre de baja estatura y complexión media, pero cuando enfurece, sus hijas lo comparan con Hulk, aquel hombre que cuando se enoja destroza todo, se pone verde y el coraje hace que sus músculos rompan su ropa.

Tras el episodio violento, estuvo detenido por nueve días y fue sentenciado por ejercer violencia intrafamiliar en contra de su esposa. El juez determinó que como parte del castigo tendría que ir a Alcohólicos Anónimos y asistir durante un año al Centro de Reeducación para Hombres que Ejercen Violencia contra las Mujeres en Oaxaca.


“Consideraba que era innecesario, que no tenía razón de ser, me sentía molesto todavía, no tenía ánimos”, me cuenta mientras estamos sentados en un pupitre en el Aula de Reeducación. En el pequeño salón hay bancas formando un semicírculo y en el pizarrón un poster con el “violentómetro”, el esquema que mide la gravedad de la violencia que se puede ejercer contra una mujer (o un hombre).

A esa aula, Víctor Hugo asistió durante 52 sesiones de 2 horas y media por semana. Las reuniones son dirigidas por facilitadores, psicólogos con formación en temas de género.

Al Centro llegan principalmente hombres que maltratan física y emocionalmente a sus parejas y que son obligados por la sentencia de un juez; pero también hombres que quieren cursar el programa de manera voluntaria y gratuita.

El Centro atiende además a adolescentes y a hombres privados de su libertad como parte de las acciones para tratar de prevenir que la espiral de violencia siga ocurriendo dentro de los hogares.

Para los hombres como Víctor Hugo, el camino tiene dos vías: someterse al programa de un año; o bien, quedarse en la cárcel con una sentencia por violencia intrafamiliar.

El programa es financiado por la Secretaría de Seguridad Pública del estado y ahora las sesiones se realizan de manera virtual por la pandemia.

“Nuestro objetivo es trabajar con hombres, pero por y para las mujeres”, refiere Lidia Marusia López, la mujer que desde hace 4 años está al frente del Centro luchando contra la violencia y el machismo en Oaxaca.
“Uno de nuestros principales objetivos es que se responsabilicen de estas violencias”, agrega la funcionaria.

A través de sesiones grupales los psicólogos buscan darles herramientas y acercarlos a temas como la contención emocional, el ciclo de la violencia, construcción de la masculinidad tradicional, la masculinidad y la violencia, el manejo del enojo, así como la construcción de equidad en la pareja.

“Una de nuestras frases es: la responsabilidad de la violencia es de quién la ejerce. Usualmente estamos acostumbradas a darles la responsabilidad a las mujeres: que denuncien, que detengan, que alcen la voz”, explica la directora del Centro.

Ahora Víctor Hugo, abogado de profesión, reconoce que ejerció diferentes tipos de violencia en contra de su entonces esposa. “Era violencia psicológica, violencia física y a veces violencia patrimonial e inclusive violencia sexual”.

Otro de los usuarios del centro es un hombre que trabaja como lava coches en las calles de la capital oaxaqueña. “La verdad casi nunca la golpeé, pero las ofensas que yo le hacía, que yo le decía eran más fuertes que un trancazo. Era un machista”.

La esposa de este hombre asegura que los resultados son positivos. “Es muy diferente ahora. Cuando está enojado agarra y prefiere salirse a ir a caminar y ya cuando regresa, regresa tranquilo”, dice la mujer que decidió continuar su matrimonio después del proceso de reeducación.

Puedes escuchar aquí el testimonio:

Esta es parte de una de las técnicas que practican en el Centro para calmarse en momentos de tensión. Le llaman “tiempo fuera” y consiste en identificar las señales físicas que les da su cuerpo cuando están a punto de ejercer violencia. Entonces acuerdan con la pareja detener la discusión y continuar después.

Las entrevistas con las mujeres víctimas son parte de los mecanismos para corroborar si la reeducación fue efectiva. El juez recibe un reporte de los avances y en el caso de que el “usuario” falte a más de tres sesiones, lo obliga a reiniciar el programa desde el principio.

-¿Cuántos hombres reinciden en la violencia después de la reeducación?, pregunté a la directora del Centro.

-Solamente el 1.18 por ciento ha reincidido, es decir que se le abre una nueva carpeta de investigación.


Este 25 de noviembre esta peculiar escuela, cumple siete años operando y ha reeducado a 2 mil 684 hombres. Sin embargo, no existe un Centro para cada uno de los 570 municipios y en la capital solo se cuenta con 20 personas (de estos cuatro psicólogos) para atender el enorme reto de prevenir la violencia contra las mujeres, en un estado en donde de enero a agosto de 2020 hubo 74 feminicidios, según la organización civil Consorcio Oaxaca.

De los 570 municipios sólo cuatro presidentes municipales han abierto centros de reeducación.

“Ese proceso que si bien al principio no me agradaba, que me costó trabajo, ese proceso dio un resultado, un beneficio para mis hijas”, reconoce Víctor Hugo, quien ahora cursa el programa nuevamente de manera voluntaria. Es un caso extraordinario porque de manera voluntaria ahora cursa virtualmente su tercer ciclo en el programa. Sus hijas han notado la diferencia.
“Yo no sé si cambió de actitud hacia ellas, mi estado de ánimo, pero un día sin mayor comentario se subieron al auto y me dice la que ahora tiene 14 años: oye papá, ya no te pones tan Hulk”, recuerda Víctor Hugo con una sonrisa.
“Sí se puede, si las personas lo quieren, sí se puede”, concluye Víctor Hugo orgulloso de sí mismo.

ledz

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Óscar Rodríguez
  • Óscar Rodríguez
  • Periodista Urbano y de territorio. Soñador y rebelde ante las injusticias. Egresado de la escuela de Periodismo Carlos Septien García
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