Vivir en dos habitaciones construidas con materiales frágiles como cartón, lámina y madera no es sencillo para la familia Vergara, sobre todo cuando las bajas temperaturas llegan.
No les queda otra más que buscar calor con una fogata y esperar con miedo, no tener algún accidente.
En la colonia San José 3 al oriente de la ciudad de Durango, viven de 60 a cien familias en terrenos invadidos desde hace más de diez años, lugar al que llegaron dicen, por la necesidad de tener un techo.
La familia Quiñones Vergara, conformada por María Paula Vergara Álvarez, su hija Sofia Quiñones Vergara y un nieto de cinco años. Doña Paula dice que enfrentar los fríos lo hacen “como Dios les da licencia”.
Y aunque reconoce que viven tranquilas en este asentamiento irregular y su jacalito “no le pide nada a ningún otro”, para ellas la temporada invernal representa un problema y lo enfrentan prendiendo leña, poniendo más cobijas y usando más ropa, aunque dicen, a veces ni eso es suficiente.
Paula, Sofía y su hijo, tienen muchas necesidades, pero la que más les gustaría realizar es construir un baño, que no han podido terminar y contar con un boiler aunque si fuera solar, sería mucho mejor porque esto les permitiría no preocuparse por el gasto de combustible.
Hasta el momento, el único apoyo que han recibido por parte de las instancias gubernamentales, llámese DIF estatal o municipal, Desarrollo Social, ha sido una estufa ecológica y una despensa.
Sueldo de mil pesos a la semana
Enfrentar los gastos que tienen es una lucha diaria.
Sofía Vergara, trabaja en una maquiladora de tres de la tarde a 11 de la noche por mil pesos semanales, cantidad que no les alcanza más que para medio vivir, medio comer y medio vestir.
La semana pasada las bajas temperaturas que se dejaron sentir a lo largo de cinco días, fueron para ellas muy difíciles, porque las condiciones que tienen en su hogar obviamente no son buenas y para sobrellevar esos fríos, prendían leña en la estufa para calentar su pequeña cocina y cuarto.
“Pero tenemos miedo, porque en una casita de madera y se puede prender, tantos casos que han pasado, aquí ya se han quemado varios jacales”, dice Sofía.
Para evitar que su casa se incendie, se quedan al pendiente todo el tiempo de la leña para que no vaya a saltar alguna chispa.
Tanto doña Paula y su hija Sofía reconocen que vivir en estas condiciones es difícil sobre todo con tan pocos recursos económicos que obtiene de la maquila, de ahí que a las autoridades de cualquier nivel de gobierno, piden apoyo para levantar una habitación, aunque sea a crédito y pagando poco a poco.
“Vivir en estas condiciones en medio del frío, no es agradable, pero no tenemos de otra más que seguir aguantando”.