De Cocula, la cuna del mariachi, es necesario volar en helicóptero cerca de 30 minutos hacia el norte de Guadalajara.
Cuando el paisaje desde el cielo, cambia del azul verdoso de las plantaciones de agave tequilero, al amarillento matorral serrano, el Black Hawk de la Secretaría de Marina desciende en un paraje inaccesible por otro medio, cerca de la ranchería de Los Sabinos, en el municipio de Ixtlahuacán del Río.
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Luego hay que bajar en un vehículo todoterreno, alrededor de 40 minutos por una serpenteante brecha clandestina. En el camino se topa uno con lo que los marinos llaman "círculos de seguridad", distintas huellas de actividad delictiva que conducen, al fondo de una cañada, oculto entre la maleza y a orillas de un arroyo, a un narcolaboratorio propiedad, presuntamente, del Cártel Jalisco Nueva Generación.
En este laboratorio clandestino, los narcotraficantes podían elaborar entre cinco y seis kilos de cristal "por ciclo" (un ciclo, o "pasada" de los precursores químicos por los "reactores", dura más o menos cinco días). Es decir, entre 20 y 25 kilos de esta droga al mes.
Los elementos de la Marina Armada de México, descubrieron el narcolaboratorio durante un patrullaje, el martes 6 de febrero, tras ser agredidos a balazos por un sicario.
nerc