La seguridad pública en México comienza a transitar una nueva etapa marcada por la incorporación de tecnologías avanzadas que, hasta hace pocos años, parecían propias de la ciencia ficción.
Zacatecas y Chiapas se han colocado a la vanguardia al invertir recursos públicos en sistemas robóticos, drones y plataformas inteligentes que buscan fortalecer las capacidades operativas de sus corporaciones de seguridad, reducir riesgos para los elementos en campo y mejorar la respuesta frente a la delincuencia organizada.
En Zacatecas, el gobierno estatal presentó recientemente un robot táctico cuadrúpedo, conocido popularmente como “perro robot”, como parte de la modernización del nuevo Centro de Control, Comando, Comunicación, Cómputo, Coordinación e Inteligencia (C5i).
Esta infraestructura forma parte de una inversión global cercana a los mil millones de pesos, destinada a fortalecer la tecnología aplicada a la seguridad pública.
¿Cómo es el nuevo equipo de seguridad?
El robot, fabricado por la empresa china Hangzhou Yushu Technology Co., corresponde a un modelo de la línea Unitree, diseñada para tareas tácticas, de patrullaje y reconocimiento en entornos complejos.
El dispositivo destaca por su capacidad de desplazarse en terrenos irregulares, subir escaleras, atravesar superficies resbaladizas y operar en condiciones climáticas adversas, con un rango de temperatura que va de los -20 a los 55 grados centígrados.
Con un peso aproximado de 60 kilogramos, el robot puede cargar hasta 20 kilogramos adicionales y operar durante varias horas de manera continua. Está equipado con cámaras de alta resolución, sensores de reconocimiento, radar láser y sistemas de transmisión en tiempo real, lo que le permite enviar información precisa a los centros de mando.
Durante su presentación, el robot fue mostrado con un arma montada de forma remota, lo que generó debate público. Sin embargo, las autoridades estatales aclararon que su función principal será apoyar operaciones de alto riesgo, reconocimiento previo en zonas peligrosas y vigilancia en espacios donde el ingreso de personal humano representa un alto riesgo.
De esta manera, el robot se convierte en una herramienta que prioriza la protección de los elementos de seguridad, al tiempo que amplía el alcance operativo de las corporaciones.
En Chiapas, la tecnología con su Unidad Kanan
Chiapas ha emprendido una estrategia tecnológica con un enfoque particular en la vigilancia territorial y el control de zonas de difícil acceso, especialmente en regiones fronterizas.
El estado anunció la incorporación de drones tácticos, algunos con capacidad de portar armamento, así como un perro robot similar al presentado en Zacatecas. Estos equipos se integran a un esquema más amplio que incluye unidades móviles blindadas, sistemas de comunicación avanzada y plataformas de análisis de información en tiempo real.
Una de las piezas clave de esta estrategia es la llamada Unidad Kanan, un vehículo especializado que funciona como centro móvil de vigilancia y coordinación. Este sistema integra drones, cámaras de largo alcance, enlaces de comunicación y análisis de datos, lo que permite monitorear amplias zonas rurales y urbanas desde un solo punto.
En un estado con una geografía compleja, selvas, montañas y zonas fronterizas, estas herramientas representan un cambio significativo en la forma de realizar patrullajes y operativos.
Los drones incorporados en Chiapas están diseñados para realizar sobrevuelos de reconocimiento, seguimiento de objetivos y vigilancia permanente, reduciendo los tiempos de respuesta ante incidentes.
Aunque las autoridades no han detallado públicamente todas sus especificaciones técnicas, se sabe que cuentan con cámaras de alta definición, visión nocturna y sistemas de transmisión en tiempo real, lo que permite una coordinación más eficaz entre las fuerzas estatales y, en su caso, federales.
El común denominador entre Zacatecas y Chiapas es la apuesta por la tecnología como complemento, y no sustituto, del factor humano.
Los gobiernos estatales han subrayado que estos robots y drones no reemplazan a los policías, sino que funcionan como multiplicadores de capacidad, al permitir una mejor planeación operativa, mayor cobertura territorial y una reducción significativa de riesgos durante intervenciones en zonas controladas por grupos criminales.
Entre los principales beneficios de estas herramientas tecnológicas se encuentra la posibilidad de realizar reconocimientos previos sin exponer a los agentes, obtener inteligencia en tiempo real, documentar evidencias audiovisuales y mantener vigilancia constante en puntos estratégicos.
Además, la integración de estos sistemas con centros de mando modernos permite una toma de decisiones más informada y rápida, basada en datos precisos y actualizados.
No obstante, la incorporación de robots y drones a la seguridad pública también plantea retos importantes. Expertos señalan la necesidad de marcos legales claros, protocolos de uso estrictos y mecanismos de supervisión que garanticen el respeto a los derechos humanos. Asimismo, se vuelve indispensable la capacitación constante del personal encargado de operar estas tecnologías, así como el mantenimiento y actualización de los equipos para evitar su obsolescencia.
A pesar de estos desafíos, Zacatecas y Chiapas se posicionan como referentes nacionales en el uso de tecnología avanzada aplicada a la seguridad. Sus inversiones reflejan un cambio de paradigma en la forma de enfrentar la violencia y el crimen organizado, apostando por la innovación, la inteligencia y la prevención.
En un contexto nacional complejo, estas experiencias podrían marcar el rumbo de futuras políticas públicas en materia de seguridad, donde la tecnología se convierta en un aliado estratégico para proteger tanto a la ciudadanía como a quienes tienen la responsabilidad de cuidarla.