Cerca de las 19:00 horas, fieles católicos entran a la renovada parroquia de la Santa Cruz para escuchar la homilía. Es una noche especial para fieles católicos que fueron testigos de aquella trágica tarde del 1 de octubre del 2023 cuando después de la Misa comunitaria, se realizó la ceremonia de bautismo y sorpresivamente el techo colapsó muriendo 12 personas y más de 69 heridos.
Frente al altar, una mujer de la tercera edad se acerca a la imagen de la Santísima Trinidad, se arrodilla, da gracias por un nuevo día, ora por los fallecidos y por aquellas personas que aún no sanan la herida que hay en sus corazones.
Abrazos, tristeza y recuerdos
Dos años después, la familia católica se une en la fe; dentro de la Iglesia ubicada en la esquina que hacen las calles Chihuahua y Nuevo León de la colonia Ampliación de la Unidad Nacional de Ciudad Madero, las familias se saludan, hay abrazos, hay tristeza y recuerdos que aún duelen.
"Hoy es un día duro, difícil" dice el Padre Ángel Vargas, al iniciar el sermón donde también recuerda claramente lo sucedido aquella tarde de domingo. La gente escucha con atención lo que relata el sacerdote dando muestra de fe y esperanza.
"Hay cosas que valoramos, sobre todo a aquella gente que dejó todo para venir a apoyar y sacar a toda la gente, estuvieron arriesgando su propia vida para salvar otras, dejaron la comodidad de sus casas para ayudar; a dos años, hay cosas que valoramos".
La misa fue en honor a las víctimas y sobrevivientes de la tragedia
La ceremonia religiosa continuó, fue en honor a las doce personas que se adelantaron en el camino y para quienes lograron salir con vida.
Tras dar la bendición al concluir la eucaristía, Óscar Martínez, toma de la manos a su familia, se postran de rodillas ante el altar, le acompañan su esposa y sus tres niños varones. Dan gracias por la razón de estar vivos, pues aquel día su hijo de un año sería bautizado.

"Para nosotros este día significa mucho porque gracias a Dios estamos vivos. Vivimos algo que no teníamos pensado. No tenemos palabras para describir lo vivido", dice con la voz entrecortada.
"Gracias a Dios estamos aquí todos juntos, por eso damos gracias a Dios, esto que nos pasó es una prueba más de fe para nosotros. No hay palabras, las palabras son para aquellas personas que se acercaron a ayudar, y de resignación para quienes perdieron a sus seres queridos", dice mientras se retira de la casa de Dios.
JETL