Luces blancas, rojas y moradas iluminaron la tarima mientras el sonido de las guitarras, acordeones, bases electrónicas y coros viajaban entre los género regional mexicano, pop, balada y alternativo.
Las pantallas dibujaban nubes de azul eléctrico, el humo formaba columnas luminosas y los haces de luz barrían al público que respondía con palmas, saltos improvisados y coros a todo pulmón.
La explanada del Monumento a la Revolución, iluminado de rojo, se volvió una pista al aire libre. Parejas bailando frente a las vallas, grupos abrazados cantando versos completos, teléfonos en alto grabando cada canción y una marea de lazos rojos prendidos en chamarras, mochilas y gorras marcaban el tono festivo de una tarde que combinó celebración, memoria y activismo.
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Cantan por la prevención del VIH
En la Ciudad de México así se vivió el concierto por el Día Mundial de la Lucha contra el Sida 2025, organizado por AIDS Healthcare Foundation (AHF), donde la música no fue solo espectáculo, sino una herramienta para hablar de estigma, información y autocuidado.
Antes de que sonaran los primeros acordes, hombres y mujeres a través de videos compartieron sus historias sobre el VIH, un diagnóstico que durante muchos años fue sinónimo de muerte.
En sus palabras recordaron a quienes ya no están, evocaron a quienes no alcanzaron los tratamientos actuales y explicaron que hoy es posible vivir con salud, aunque persistan el prejuicio y el silencio social.
Los lazos rojos se multiplicaron entre camisetas, muñecas y mochilas mientras el público escuchaba inmóvil, en contraste con el ambiente de luces que ya anticipaba la fiesta sonora.
Con el arranque pleno del escenario apareció Ferjo, encargada de abrir el concierto.
Desde la tarima lanzó una frase que sacudió a la multitud:
“Todavía hay mucho estigma, mucha desinformación y mucha crueldad hacia las personas que viven con VIH; a esa gente solo puedo decirle que se joda”, enlazando su mensaje con el título de una de sus canciones ante una ovación cerrada.
El ritmo cambió al regional mexicano con Viviann Baeza, vestida de rojo como el lazo que simboliza la lucha contra el Sida.
“Unirse a cualquier concierto que tenga una causa es muy importante… qué mejor que un concierto que tiene un fin para la salud y para la prevención. Si bien es un tema tabú, ahora es un tema donde nos podemos informar”, dijo en entrevista con Milenio.
A la par señaló: “hay muchísimos métodos para cuidarse, pero sobre todo que acudan a los especialistas”.
Sobre el papel del escenario como plataforma social agregó: “usar nuestras plataformas para hacer concientización es muy importante”.
Durante su actuación interpretó Que agüite, animando al público a moverse al ritmo del bajo y las tarolas, y cerró con el homenaje a Jenni Rivera con De contrabando, convertido en un coro masivo que resonó por toda la explanada.
Entre destellos morados y destapes de cámaras apareció Lalo Capetillo, quien encendió con su música el ambiente festivo, logrando que la multitud levantara las manos y siguiera cada estrofa.
En entrevista con MILENIO explicó que, “la música puede unir naciones, puede mover fronteras y tumbar murallas”.
El joven reflexionó que “a lo largo de los años, desde que se descubre este virus, se empieza a estigmatizar mucho a la gente en vez de hacer conciencia y en vez de prevenir”.
Y añadió: “a cualquiera le puede pasar. No hay que estigmatizar, ni juzgar ni señalar; más bien decir: esto puede pasar y así se prevé.
“La gente que vive con VIH no es gente mala; es un virus que se controla”.
A las 18:40 horas el escenario recibió a Rocío Banquells, vestida de rojo, quien arrancó con Luna Mágica, desatando una ovación inmediata que puso a cantar a toda la explanada.
Siguió con el tema Con él, que en su momento fue vetada por retratar un amor homosexual y que regresó al escenario como un mensaje poderoso de diversidad, libertad y respeto.
Más adelante llegaron los acordes de Ese hombre no se toca, con luces recorriendo la tarima como una ola de colores y el público convertido en un solo coro.
Entre aplausos, Banquells pidió amarse, vivir sin miedo y ejercer la libertad de ser quienes somos, palabras que provocaron abrazos, gritos de apoyo y banderas arcoíris agitándose en distintos puntos del público.
Luego se sumó Manoella Torres, también vestida de rojo y con una banda con los colores de la comunidad LGBTQ+.
Desde el escenario celebró la unión de voces frente al VIH y expresó:
“Felicidades, qué padre unir las voces a esta causa. La verdad es que me siento feliz de ser parte de este Día Mundial, agradezco infinitamente esta invitación”.
Añadió con emoción: “para mí, mientras podamos dar amor, eso es lo más importante; poder estar aquí esta noche, estar con vida, es algo sumamente hermoso que agradezco. Lo más importante es agradecer siempre todo lo que Dios nos da y todo lo que ustedes me han dado a través de tanto tiempo”.
Al hablar sobre cómo persisten los casos de VIH y el estigma, reflexionó:
“Afortunadamente ahorita ya hay cura (tratamiento) antes no lo había. Yo recuerdo a una persona muy querida que falleció cuando todavía no existía tratamiento. Hoy lo más importante es el apoyo de las autoridades, seguir brindando sanación y salud para todos los que lo necesiten”.
Después tomó el escenario Christian Chávez, quien interpretó canciones de la agrupación RBD coreadas por la multitud y desde el micrófono lanzó una de las consignas más celebradas de la noche al decir que se sentía muy orgulloso de ser “puto, putísimo”, desatando aplausos, gritos de apoyo y banderas arcoíris agitándose en la explanada.
Llegó el momento de Fey, quien comentó que prácticamente todas y todos hemos perdido a alguien querido por esta enfermedad y subrayó la importancia de ser empáticos.
En el escenario interpretó Me enamoro de ti, Azúcar amargo y Media naranja, temas que el público cantó completo iluminando la explanada con cientos de teléfonos encendidos.
También cantó temas de Mecano como Me cuesta tanto olvidarte y pidió a los asistentes encender luces para recordar a los que ya partieron.
“Hay que echar mucha luz y mucho corazón”.
México debe estar informado
En medio del concierto, Guillermo Bustamante, coordinador de Programa de País / AHF México, colocó el foco en la urgencia sanitaria.
“Los últimos datos nos hacen pensar que debemos hacer más, que no podemos confiarnos. Por eso hicimos este concierto, para unir nuestras voces y que el llamado sea más fuerte y llegue más lejos”.
De forma directa agregó: “México debe saber, México debe estar informado, México debe prevenir, debe actuar y debe vivir frente al VIH. No podemos cerrar los ojos ni mantenernos en el silencio; esto nos ha costado muchas vidas”.
De acuerdo con datos de AHF, en México más de 270 a personas viven con VIH, cifra que organizaciones civiles elevan hasta 280 mil.
En 2025, hasta noviembre, se han registrado 16 mil 323 casos nuevos; en 2024 fueron 18 mil 895 y en 2023 otros 18 mil 069.
En conjunto, de 2014 a 2025 se han documentado 187 mil 596 casos en el país.
Las entidades con mayor incidencia continúan siendo Quintana Roo, Baja California Sur, Yucatán, Colima y Tabasco, según la Secretaría de Salud.
Bustamante compartió: “en el último año, más de cinco mil cuatrocientas personas murieron por causas relacionadas con el VIH, y esto lo podemos detener”.
Y subrayó que “necesitamos que las personas pierdan el miedo a la prueba para conocer su estado serológico y acceder a tratamiento”.
En este concierto los géneros se sucedieron sin pausa, transformando el Monumento a la Revolución, aún iluminado de rojo, en una pista colectiva donde la gente siguió cantando, bailando y abrazándose bajo un cielo teñido de destellos.
A un costado del escenario, brigadas de AHF México distribuían información preventiva. También ofrecían pruebas rápidas de VIH, conectando la música con acciones concretas de salud pública.
Mientras, la Ciudad de México vibraba al ritmo final del concierto, eventos simultáneos se desarrollaban en África, América y Asia, unidos por la misma consigna: romper el silencio frente al VIH.
La noche cerró con guitarras todavía resonando en la explanada.
Cuerpos bailando hasta el último acorde, pasadas de las 21:00 horas. Y lazos rojos visibles entre la multitud, como recordatorio de que prevenir, vivir y actuar frente al VIH no es solo un lema de concierto, es un compromiso cotidiano para que nadie más pierda la vida por el Sida.
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