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“Gran Casino": La Intriga Mexicana que Marcó el Regreso de Buñuel a la Dirección

¿Qué hace tan especial "Gran Casino" y por qué es necesaria para entender la obra de Buñuel?

En el maravilloso mundo del cine mexicano, hay algunas películas que marcaron un antes y un después. "Gran Casino" (1947), bajo la dirección de Luis Buñuel, es una de ellas. 

Quizás no sea la más reconocida de sus obras filmadas aquí en México —ese honor usualmente se lo llevan "Los Olvidados" o "Él"—, pero su historia es una mezcla apasionante de ambiciones artísticas, desafíos en la producción y un intento muy particular de Buñuel por encajar con lo que pedía la gigantesca industria cinematográfica mexicana de la Época de Oro. 

Y podemos extrapolar aquella realidad que hoy parece tan lejana a la que vivimos hoy con los casinos online a través de plataformas reconocidas como Stake. ¡Qué increíble pensar en esa marca que dejaron los casinos físicos que hoy se buscan emular a través de gráficos y efectos en nuestros celulares o aparatos desde los que ingresamos a jugar.

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Esta película, que se rodó poco después de que Buñuel llegara a México —un exilio que lo trajo aquí tras la Guerra Civil Española y su desencanto con Hollywood—, representa un capítulo clave en su carrera. Fue su primera película mexicana, un proyecto que lo sacó de un largo "parón" y lo devolvió detrás de las cámaras ¡después de 15 años sin dirigir! 

Pero, ¿Qué la hace tan especial y por qué, a pesar de sus complejidades y de no haber sido tan bien recibida al principio, sigue siendo una pieza fundamental para entender no solo la obra de Buñuel, sino también cómo era el cine mexicano a mediados del siglo XX?

Este texto es como un mar al que nos tiraremos desde un trampolín porque miraremos desde adentro el universo de "Gran Casino", tomando el contexto histórico como marco y pispeando el ambicioso plan que estaba tras bambalinas en su producción. 

No obviaremos los problemas que tuvo Buñuel ni la visión que tenían las grandes estrellas, Jorge Negrete y Libertad Lamarque, para terminar con el legado que nos dejó esta singular incursión en el melodrama y la intriga del maestro surrealista.

El cine mexicano: la época dorada y la llegada de Buñuel

Para entender bien "Gran Casino", hay que viajar en la máquina del tiempo a la gran Época de Oro de este cine. En los 40, la industria en México estaba en su esplendor, con una producción de cientos de películas al año y llevando talento e historias características de la cultura por toda América Latina, o incluso más lejos. 

Algunos géneros, a saber, el melodrama, la comedia ranchera, las películas de luchadores y el cine de rumberas eran los predominantes de aquel entonces. Las estrellas eran auténticos ídolos, y el público llenaba las salas de cine.

En este panorama llegó Luis Buñuel. Llevaba exiliado en Estados Unidos desde 1939, donde había tenido una experiencia algo frustrante en Hollywood (trabajando en el Museo de Arte Moderno de Nueva York y luego doblando películas para la Warner Bros.). 

Fue un encuentro casual en California con la actriz mexicana Dany Amixtl y el productor español Óscar Dancigers lo que le abrió las puertas de México. Dancigers, un productor inteligente y con visión de futuro, vio en Buñuel un talento desperdiciado y una oportunidad para subir el nivel de las producciones mexicanas. Buñuel, por su parte, proyectaba en México la opción de volver al ruedo, de concretar una nueva instancia de su verdadera pasión después de años de haber estado parado.

El encargo de "Gran Casino" era un combo que venía con un elenco de lujo: Jorge Negrete, el "Charro Cantor", un ídolo de multitudes y símbolo de la mexicanidad, y Libertad Lamarque, la "Novia de América", una diva argentina del melodrama que había encontrado refugio y éxito en México. 

Esa combinación iba a dar que hablar, en concreto, se pensaba que sería un éxito de taquilla asegurado, pero para Buñuel, con bagaje en experimentos surrealistas y libertad creativa, dirigir a estas superestrellas en un género con tanta estructura como el melodrama con toques de intriga, era un desafío gigantesco.

La trama: petróleo, misterio y pasiones en el golfo de México

"Gran Casino" nos transporta al vibrante y a veces revuelto ambiente de los campos petroleros de Tamaulipas, allá por el Golfo de México, durante los años 20. La historia gira en torno a la extraña desaparición de Gerardo, un petrolero estadounidense muy rico. 

Su hermana, Mercedes (Libertad Lamarque), llega desde Argentina dispuesta a encontrarlo. En su búsqueda, Mercedes se topa con un capataz petrolero rudo, también llamado Gerardo (Jorge Negrete), un hombre atractivo y enigmático que parece saber más de lo que cuenta.

A medida que Mercedes se mete en ese mundo de perforaciones, pozos y campamentos de trabajadores, se ve inmersa en una compleja red de intrigas, traiciones y pasiones ocultas. Los personajes secundarios que van apareciendo le dan un toque de misterio a la trama, que genera sospecha en el espectador. 

El eje central está en el vínculo entre Mercedes y Gerardo porque se evidencia en un mix de desconfianza al principio y una atracción imposible de evitar que va creciendo en olas de peligro y romance. El "Gran Casino" del que habla el título no es solo un lugar de apuestas, sino que funciona como una gran metáfora de la vida misma. Imagina ese gran juego donde la plata, el poder y las pasiones se enredan de forma riesgosa, casi como si cada giro del destino fuera el de una ruleta virtual: totalmente impredecible y cargada de posibilidades.

La película, por su parte, busca mezclar elementos de thriller, melodrama y cine de aventuras, una combinación que, en el papel, pintaba muy bien para el público de entonces. Sin embargo, esta mezcla de géneros sería uno de los puntos de fricción para Buñuel, quien tuvo que manejarse entre sus propias inclinaciones artísticas y lo que un producto comercial le exigía.

Los desafíos de Buñuel: entre el surrealismo y los estudios

Para Luis Buñuel, "Gran Casino" fue un verdadero campo de batalla. Después de tantos años sin dirigir, el desafío técnico y la logística de una producción de este tamaño ya eran considerables. Pero el mayor reto, sin duda, fue la lucha entre su visión artística y lo que le pedía la industria mexicana.

Buñuel era un cineasta que venía del surrealismo más puro (recordemos "Un perro andaluz" o "La edad de oro"), acostumbrado a romper esquemas y a explorar el subconsciente y lo irracional

La Época de Oro mexicana, aunque llena de vida, era profundamente comercial y seguía fórmulas que ya sabían que funcionaban. Los estudios, los productores y, sobre todo, las estrellas, tenían un poder enorme y una idea muy clara de lo que el público quería ver.

La relación con Jorge Negrete y Libertad Lamarque fue tensa. Negrete, un ídolo ya consolidado, era conocido por su carácter fuerte y por querer tener control sobre sus proyectos. Se cuenta que chocó con Buñuel varias veces, especialmente por la falta de canciones en la película (algo impensable para un filme de Negrete) y por el tono que Buñuel quería darle a ciertas escenas. 

Lamarque, acostumbrada a explotar el drama al máximo, también encontró dificultades para adaptarse a la contención que Buñuel a veces buscaba. Buñuel, por su parte, se sentía frustrado por las imposiciones de los productores y por tener que limitar su creatividad para encajar en los moldes comerciales.

A pesar de estas limitaciones, Buñuel logra colar algunos de sus sellos personales. Hay momentos de ironía, algunos planos que dejan ver su particular forma de mirar a la sociedad, y una cierta atmósfera de fatalismo que nos recuerda a sus trabajos anteriores. Sin embargo, estos destellos son más sutiles de lo que se vería en sus obras posteriores. El director mismo, años más tarde, diría que "Gran Casino" fue una película que tuvo que hacer para "comer", un trabajo por encargo que no mostraba del todo sus verdaderas intenciones artísticas.

La recepción y el legado de "Gran Casino”

Cuando "Gran Casino" finalmente llegó a los cines en 1947, la verdad es que la gente no la recibió con mucho entusiasmo. No fue el éxito rotundo que todos esperaban en taquilla, ni tampoco la crítica le dio un aplauso unánime. 

Para el público de ese entonces, que estaba acostumbrado a ver a Negrete cantando como el charro de siempre o a Lamarque haciéndonos llorar en sus melodramas, la película como que no terminaba de encajar. Algunos críticos incluso comentaron que le faltaba ritmo y que esa mezcla de géneros, simplemente, no funcionaba.

Sin embargo, el tiempo ha sido más amable con "Gran Casino". Hoy, es vista como una película interesante, sobre todo por lo que representa en la carrera de Buñuel. Es su primer paso en el cine mexicano, un experimento y una "prueba de fuego" para un director que venía de otra escuela. Aunque no sea su obra cumbre, contiene semillas de lo que vendría después.

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Para la historia del cine mexicano, "Gran Casino" tiene su peso por varias razones:

Señal evidente del comienzo de una fase: La etapa mexicana de Buñuel, que a pesar de las complicaciones, la película lo ubicó en el radar de la industria cinematográfica local y le abrió las puertas a otros proyectos siguientes donde, sí sacó a relucir todo su genio (como "Los Olvidados", que filmó tres años después).

Un encuentro de dos grandes: Fue la única instancia en que Jorge Negrete y Libertad Lamarque, dos de las figuras más grandes de la Época de Oro, compartieron pantalla bajo la dirección de un cineasta del nivel de Buñuel. Esto, por sí solo, le da un valor histórico innegable.

Un reflejo de la industria: La producción de "Gran Casino" es un claro ejemplo de las tensiones y las dinámicas de poder que existían en la Época de Oro: las exigencias comerciales frente a la visión artística, la autoridad de las estrellas frente a la de los directores.

La semilla buñueliana en tierra mexicana

Aunque "Gran Casino" no sea el Buñuel más "puro" o el más aclamado, no deja de ser una pieza fascinante. Es la película donde el surrealista español se probó a sí mismo, y a la industria mexicana, que era capaz de hacer cine bajo las reglas de otro. 

En cierto modo, podríamos verla como el "purgatorio" de Buñuel antes de que encontrara su verdadero paraíso creativo en México. Es el puente entre el Buñuel exiliado y el Buñuel que nos daría obras maestras tan importantes como "Los Olvidados" o "Él", que ya tienen ese sello inconfundible y esa visión profunda y crítica de la sociedad.

Es una película para ver con otros ojos, sabiendo el contexto. No busques en ella el surrealismo desbordante de sus primeras obras, ni la acidez social de sus posteriores clásicos mexicanos. Busca los pequeños destellos del genio, la forma en que Buñuel intenta trabajar con los elementos que le dieron, y la curiosidad de ver cómo un director tan particular se enfrentó a un sistema que no siempre estaba listo para su singularidad.

Conclusión: una joya peculiar en la corona de Buñuel y del cine mexicano

"Gran Casino" es, en esencia, la primera zambullida de un genio del cine en un país nuevo, un intento de adaptación que, aunque complejo, terminó sentando las bases para una de las etapas más productivas de su carrera. 

Es un testimonio palpable de lo difícil que puede ser crear arte dentro de una industria, y también un documento fascinante sobre la Época de Oro del cine mexicano, con sus estrellas y sus fórmulas ya establecidas. Nos muestra cómo las visiones artísticas, a veces, tienen que bailar al ritmo de las exigencias comerciales, un pulso constante que define muchas producciones históricas.

Ver "Gran Casino" hoy es una chance única de entender mejor el recorrido de Buñuel, de apreciar cómo empezó su relación con el cine mexicano y de darle el valor que se merece a una obra que, a pesar de sus fallas y de los sacrificios que hubo que hacer, es un verdadero hito en la historia del cine propio. 

Es una joya peculiar, una pieza que, con el tiempo, ha logrado ganarse su propio espacio en la memoria de todos, demostrando que incluso en las "apuestas" más arriesgadas —como las que se hacían en los salones de juego de antaño, o las que hoy se podrían ver en una ruleta virtual —, el arte siempre encuentra la forma de dejar su huella.

A.G.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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