La estadounidense Katrina Scott protagonizó una de esas noches que se ganan con agallas, cabeza fría y un amor propio a prueba de quiebres. Venció a la rumana Miriam Bulgaru, quinta sembrada, por 3-6, 7-5 y 6-2, y se metió entre las cuatro mejores del Querétaro Open presentado por Mexcovery.
El partido fue una montaña rusa de rompimientos, reclamaciones y nervios. Ninguna de las dos jugadoras logró imponer autoridad con el servicio: se registraron hasta seis quiebres en el primer set, cuatro de Bulgaru y dos de Scott, lo que pintó un panorama inestable desde el arranque. La rumana sacó ventaja de su juego más variado —con tiros milimétricos sobre las líneas y dejadas quirúrgicas— para quedarse con el primer parcial.
En el segundo, la historia fue igual de caótica. Siete quiebres más, puntos intensos, gestos de frustración y hasta un par de bolas discutidas que la juez de silla terminó confirmando en favor de Scott. Bulgaru llegó a tener match point, pero no lo concretó. Scott resistió, respiró y terminó arrebatándole el set tras 80 minutos de pura tensión.
El tercer parcial fue el reflejo de su carácter. Comenzó cediendo su saque, pero respondió con temple, recuperó el quiebre y mantuvo el pulso del juego hasta darle la vuelta definitiva. Bulgaru, agotada y desconcertada, cometió un error fatal: dejó pasar una pelota que creyó fuera, pero que picó justo en la línea de fondo, dejando servido el cierre para Scott.
Con esta victoria, Scott mejora su actuación de la semana pasada en el Abierto de Tampico, donde cayó en cuartos después de haber ingresado desde la qualy. En Querétaro, ya instalada en semifinales, enfrentará a la belga Hanne Vandewinkel, una de las revelaciones del torneo.
Si algo dejó claro la estadounidense esta noche, es que no necesita un saque dominante para ganar: le basta la fe, la terquedad y una derecha que, cuando se enciende, no perdona.
MGC
