Los Juegos Olímpicos solo se han suspendido en tres ocasiones, en 1916, 1940 y 1944, debido a la Primera y la Segunda Guerra Mundial. Después de eso, se vivieron episodios negros por conflictos de salud y políticos, pero en ninguna ocasión se pospusieron.
En Múnich 1972, el grupo terrorista palestino Setiembre Negro secuestro a once miembros del equipo olímpico israelí, primero asesinaron a dos atletas y después al resto. Las actividades se pararon por 36 horas y luego continuaron.
En la edición de 1996, el Parque Olímpico del Centenario de Atlanta fue el blanco de un ataque que dejó dos muertos y 111 heridos. Durante 24 horas se detuvo el torneo.
Así como ahora, Canadá dejó en claro que si los Juegos Olímpicos de Tokio arrancan el 24 de julio de este año, su delegación no asistirá, en varias ocasiones diversos países han faltado a la justa, aunque por temas políticos. En Moscú 1980, más de 60 países no viajaron por la invasión soviética de Afganistán. En 1984 la Unión Soviética y otros países socialistas decidieron no acudir al evento en los Ángeles. En Seúl 88, Corea del Norte quiso ser sede del torneo junto con el país vecino, pero al no ser permitido, retiró a sus atletas al igual que Cuba, Nicaragua y Etiopía.
Y en Río de Janeiro 2016, a un par de meses de que los juegos se llevaran a cabo, 150 científicos de diversas partes del mundo, señalaron la necesidad de suspender los Juegos Olímpicos por miedo a una expansión internacional del virus del Zika, muy fuerte en Brasil en aquel entonces, y hasta ese momento, presente en unos 60 países. Se llevaron a cabo, pese a la negativa de algunos deportistas que no acudieron a la cita olímpica por ello.
Hoy, el mundo se enfrenta a un virus distinto, desconocido, poco controlado, y ante ello, esta vez el Comité Olímpico Internacional ya pone sobre la mesa la posibilidad de posponer la edición de este año.
FCM