A sus 25 años, el boxeador tapatío Christian Medina Jiménez, mejor conocido como El Chispa, está a punto de enfrentar el reto más grande de su carrera: disputar su primer campeonato mundial profesional, el título pluma de la Organización Mundial de Boxeo (WBO, por sus siglas en inglés World Boxing Organization), frente al invicto japonés Yoshiki Takei, este 14 de septiembre en Tokio, Japón.
Para Medina, este combate no es solo una cita con la gloria, sino el cumplimiento de un sueño familiar.
“Es un sueño que llevo desde chico y una promesa que le hice a mi papá y a mi abuelito, en paz descanse. Más que nada es un sueño anhelado, un sueño de ellos y mío. Voy a ganarlo por mi papá, por mi abuelito y por toda mi familia”, expresó.

Medina prepadaro para cumplir sueño familiar
La figura de su padre, que falleció sin poder cumplir el anhelo de ser boxeador, está muy presente en cada entrenamiento y en cada golpe que da.
“Mi papá quería ser boxeador, pero no lo dejaron. Tenía la esperanza de ser algún día campeón mundial o profesional, y yo me convertí en su sueño reflejado. Ahora lo hago por él”, recordó.
El púgil tapatío creció en un entorno boxístico gracias a esa pasión heredada, y hoy asegura que la motivación que lo mueve es una mezcla poderosa:
“El cinturón, la gloria y el reto personal. Todo junto hace que el trabajo tenga sentido”, añadió.
Esquina de peso para el Chispa
El tapatío no estará solo en este desafío. A su esquina lo acompaña Rafael Guzmán Roa, quien fuese parte del proceso formativo de Saúl Canelo Álvarez en sus primeros años como amateur. Guzmán no oculta el orgullo de ver a su pupilo en esta etapa crucial:
“Chispa es disciplinado, fuerte, aguanta, pega y tiene técnica. Nos entendemos a la perfección. Ha trabajado tres meses durísimos, sin fiestas ni distracciones. Este es el precio del éxito, y él está dispuesto a pagarlo”, destacó.
El rival, Yoshiki Takei, llega invicto y con pegada respetada en Asia. Sin embargo, la esquina del jalisciense confía en que la estrategia, los sparrings de alto nivel y la fortaleza mental del tapatío marcarán la diferencia.
Para Guzmán, el escenario perfecto ya lo tiene visualizado:
“El lugar lleno, la gente en silencio y al final ver a Chispa con el cinturón en la cintura. Eso sería lo mejor, porque ha pedaleado mucho la bicicleta. Ha crecido conmigo desde la primaria, secundaria, y es un orgullo enorme”, compartió Guzmán.
Impulsado por lo más valioso que tiene: su familia
Con la emoción que puede causar el poder tener en su cintura el primer campeonato mundial de su carrera, el peleador formado en el Code reconoce que más allá del triunfo deportivo, lo que le mueve es el valor sentimental y el legado familiar que lo acompaña en cada paso.
“Será descansar, festejar con todos los que me apoyaron y llevar el cinturón al panteón, para que mi papá y mi abuelito vean que logré lo que siempre soñamos juntos”, concluyó.
Con apenas 25 años, El Chispa Medina tiene la oportunidad de escribir su nombre en la historia del boxeo nacional. La noche del domingo 14 de septiembre en Japón, en la antesala del Grito de Independencia, puede marcar el inicio de una nueva era para el boxeo tapatío y mexicano.
OV