Saúl Canelo Álvarez compartió en sus redes sociales una imagen que, lejos del brillo del ring o la adrenalina de las luces, lo muestra en su faceta más íntima y vulnerable: en casa, con el brazo izquierdo inmovilizado tras su reciente operación de codo, acompañado de sus hijos, quienes parecen ser su refugio más poderoso.
En la foto, Canelo aparece sentado en un sillón, con el cabestrillo ortopédico que confirma la cirugía practicada hace unos días. Con Eva Victoria la bebé dormida entre sus brazos y María Fernanda, la pequeña recargada a su lado, el campeón luce sereno, incluso tierno, como si en ese instante todo lo que doliera —en el cuerpo o en el orgullo— encontrara consuelo.
La operación, realizada el pasado 23 de octubre, fue una artroscopia para limpiar y reparar daños acumulados en su articulación izquierda, producto de años de impacto constante en el boxeo de élite. Aunque el procedimiento fue exitoso, su recuperación llevará varios meses y pospone cualquier regreso al ring hasta mediados de 2026.
Esta imagen revela a Canelo en pausa, un hombre enfrentándose no a un rival, sino al silencio, al tiempo y a la paciencia. En el rostro no hay derrota, hay aceptación. En los brazos, hay fragilidad, pero también propósito.
Porque cuando el cuerpo pide reposo, la vida —esa que se mide en caricias, no en cinturones— se encarga de recordarte por qué vale la pena volver.
RGS
