La contingencia para evitar el contagio del Convid-19 ha golpeado con fuerza a la humanidad y el deporte, obviamente, no ha podido escaparse.
El beisbol de Grandes Ligas ha pospuesto el inicio de su temporada, y por ahora se espera que ésta pueda comenzar en el mes de junio, lo que, de suceder, obligará a recortar el calendario.
Desde 1962, los equipos de las Ligas Americana y Nacional disputan 162 juegos por temporada, y en esos 59 años, únicamente en cuatro ocasiones hasta ahora se ha reducido el número regular de juegos: en 1972, en 1981, en 1994 y en 1995; en todas esas ocasiones debido a problemas laborales.
En 1994, el único año junto con 1904 en el que no hubo Serie Mundial, una novena se ganó un lugar en la historia porque no estaba acostumbrada al éxito y esa vez lucía encaminada a alcanzarlo... y aunado a que los campeones reinantes (los Nacionales de Washington) son la evolución de aquel equipo, da pie para recordarlo.
El inicio del ascenso
Los Expos de Montreal nacieron en 1969, pero en sus primeras 25 temporadas sólo una vez alcanzaron los playoffs, pues con su marca de 1,878-2,034 apenas promediaban 75 triunfos por año. En consecuencia, que no fueran perdedores era algo extraordinario.
Durante la temporada de 1992, Montreal decidió dar un giro y eligió como su nuevo mánager a quien hasta entonces había sido su coach de banca: Felipe Rojas Alou, convirtiéndolo en el primer mánager dominicano en MLB.
Alou cerró ese 92 con marca de 70-55, y luego de ganar 30 de sus últimos 39 juegos, en 1993 mejoró notablemente a 94-68; sin embargo, el equipo no calificó a playoffs porque se quedó a 3 juegos de los Filis de Filadelfia, pero el futuro lucía muy prometedor para la franquicia que nunca había llegado a un Clásico de Otoño.
Su gran momento
En 1994, las cosas no sólo salieron como esperaban, sino mejor.
Los Expos perdieron a Dennis Martínez, quien fuera su mejor pitcher en 1993, pero no lo resintieron porque lo reemplazaron con un joven proveniente de los Dodgers que, a sus 22 años de edad, parecía tener oportunidad de convertirse en una estrella: Pedro Martínez.
En el mes de agosto, después de 114 juegos, los Expos tenían una impresionante marca de 74-40 y eran los mejores de todo el beisbol.

En ese punto la gente sólo hablaba de dos cosas: la falta de entendimiento entre dueños y peloteros que amenazaba con explotar y, en un tema más grato, que parecía inminente que, por tercer año consecutivo, el campeón de las Grandes Ligas iba a estar en Canadá.
El punto más fuerte del equipo estaba en los jardines, con una mezcla de poder y velocidad imparable: el central lo ocupaba Marquis Grissom, en el derecho estaba el héroe local Larry Walker y en el izquierdo brillaba Moisés Alou, el hijo del mánager. Ellos lideraban al equipo en porcentaje, cuadrangulares, producidas y bases robadas y además tenían algo en común: 27 años de edad.
Juventud, experiencia y éxito
El pelotero más veterano en el roster de los Expos de 1994 era el primera base Randy Milligan, y apenas tenía 32 años. Ningún titular en el lineup había celebrado 29 primaveras. Del otro lado de la pelota, Jeff Fassero era el único pitcher con más de 30 años... y sólo tenía 31.
La edad promedio de sus bateadores era de 26.2 años, curiosamente la de sus pitchers también era de 26.2; y ambas eran las menores de las Grandes Ligas.

El buen funcionamiento de tantos jóvenes era consecuencia del buen manejo de Rojas Alou (de 59 años), quien contaba con la ayuda como coach de banca de Tim Johnson (el mismo que luego vendría a ser campeón con los Diablos Rojos del México).
Mezclando su experiencia con el talento de sus muchachos, Alou compuso el camino de los Expos para que después de que comenzaran la campaña perdiendo 9 de sus primeros 13 juegos, acumularan una marca de 70-31 luciendo mejor cada mes, pasando de un 13-10 en abril y un 15-12 en mayo a un 19-8 en junio, un 18-8 en julio y un 9-2 en agosto.
Lo Expos lo habían logrado, estaban en camino a ganar el primer campeonato de su historia... pero entonces un monstruo terminó con la temporada y con su sueño.
La huelga
Durante meses, peloteros y dueños discutían, entre otras cosas, porque los primeros exigían cambios en las reglas del tope salarial y los segundos se rehusaban a hacerlos. Finalmente, la bomba explotó y el jueves 11 de agosto los jugadores se negaron a seguir jugando.
La temporada nunca continuó y hasta la Serie Mundial fue cancelada. De repente, los Expos y su gran equipo se quedaron sin oportunidad de convertirse en campeones.

Adiós magia
Cuando la actividad por fin se resumió (hasta el 25 de abril de 1995), los Expos ya no eran los mismos, pues el dueño, Claude Brochu, ordenó al gerente general Kevin Malone reducir al mínimo la nómina del equipo.
Y así comenzó el desmantelamiento, realizando cambios que en una moderna liga de fantasy simplemente serían vetados.
El 5 de abril, Malone envió al as de su rotación, Ken Hill, a los Cardinales por Kirk Bullinger, Bryan Eversgerd y Da Rond Stovall; y a su cerrador John Wetteland a los Yanquis, a cambio de Fernando Seguignol.
Al día siguiente, Marquis Grissom terminó en Atlanta por Tony Tarasco, Roberto Kelly y Esteban Yan, y como Larry Walker no recibió llamado para extender su contrato, aceptó la oferta que le hizo Colorado y se mudó con los Rockies.
El pitcheo, aun con Pedro Martínez, no pudo solo y Montreal terminó 66-78, en el sótano de su sector y a 24 juegos del líder, confirmando así el nacimiento de la historia del campeón que nunca fue.