Uncommissioned, iniciativa del Nōvo Collective, fundado por Jerry Guo y Chuman Zhang, busca transformar la relación entre el arte y el espacio urbano.
Este proyecto, concebido desde experiencias previas en prácticas artísticas inmersivas y de intervención pública, surge como una respuesta a la falta de oportunidades para los creadores fuera de los circuitos institucionales y comerciales, apostando por el arte sin permiso, en las calles y al alcance de todos.

En esta edición mexicana, Uncommissioned ha contado con la participación de artistas locales que dialogan desde distintas prácticas y temporalidades. En septiembre, artistas como Deru Campos y Kara Rooney presentaron sus propuestas; la más reciente fue la de Danielle Firoozi con una instalación que montó en la galería Third Born el 3 de octubre.
Para Chuman (originaria de Liaoning, China), el arte público debe ser disruptivo, urgente y colectivo, no un adorno que “embellezca” plazas corporativas. “Demasiadas veces el arte público está desinfectado, diseñado para ser aprobado en lugar de provocar. Pero el arte debería interrumpir, resonar y pertenecer a todos”, afirma.
Nacido en Tianjin y ciudadano estadunidense desde hace varios años, Jerry complementa esta visión con una definición radical: “El arte público ni siquiera necesita verse como arte, puede ser simplemente un instante que te saca de la rutina, que te arranca una sonrisa o una mirada de confusión. Es la belleza de lo cotidiano lo que queremos rescatar”.
Con esta filosofía, Nōvo Collective diseñó el concepto “Playground of the invisible” (Patio de juegos de lo invisible), que busca dar voz a lo olvidado, lo invisible y lo marginado, pero con un toque de humor y juego. Ambos coinciden en que la interacción con la ciudad implica tensiones inevitables, desde autoridades hasta vecinos, pero sostienen que el conflicto también puede ser un terreno fértil para el crecimiento.
“La fricción señala potencial. A veces la incomodidad revela dinámicas sociales profundas”, explica Chuman, subrayando que su proceso siempre parte de la escucha al artista y la colaboración entre pares.

Crowdfunding inverso
La colaboración, de hecho, es la base de Uncommissioned. Artistas, críticos, curadores y comunidades participan en un proceso horizontal y generoso que rompe con la lógica competitiva del mercado del arte.
Methieu & Co han involucrado a sus curadores como Sebastián Betancur Montoya o artistas como Moko Fukuyamahan, quienes han puesto énfasis en hacer visible el trabajo invisible detrás de cada pieza, desde los fotógrafos hasta los fabricantes. “Sin esa generosidad, uncomissioned no existiría ”, dice Chuman.
En un contexto donde los fondos para el arte público colapsan, el proyecto renuncia a los modelos tradicionales de financiamiento. Jerry reconoce que no buscan patrocinadores convencionales: “Queríamos salir de las cadenas institucionales. Todos –artistas, curadores y equipo– están donando su tiempo porque creen en la visión”.
La apuesta es por un modelo de “crowdfunding inverso”, donde la obra se crea primero y luego se convoca a la comunidad para apoyarla. Chuman puntualiza: “Cuando el capital llega primero, la libertad creativa se compromete. Por eso lo invertimos: primero el gesto artístico, después el respaldo colectivo”.
La llegada de Uncommissioned a México no es casual. Jerry destaca que Ciudad de México “rezuma creatividad”, no solo desde los artistas, sino también de emprendedores, vendedores ambulantes y artesanos, cuya energía vital dialoga con las intervenciones urbanas.
Chuman añade: “Ciudad de México tiene una rica tradición de arte callejero y experimental. Me interesa ver cómo reaccionará el público, porque buscamos provocar diálogo y momentos donde la interrupción conduzca a la conversación”.

Ambos reconocen que la escena mexicana enfrenta la sobrecomercialización del arte, lo que ha reducido la presencia del callejero. Jerry lo resume así: “Queremos devolver ese amor verdadero, el arte por amor al arte. Que el espacio público vuelva a ser un terreno de experimentación”.
Chuman lo plantea con nostalgia y esperanza: “No culpo a los artistas, sino al sistema. Pero creo que Uncommissioned puede reavivar esa cultura de riesgo y de comunidad. México es un espacio generoso, impredecible y lleno de conexión real. Queremos aportar algo a ese paisaje creativo”.
Las expectativas para el futuro son ambiciosas: convertir Uncommissioned en un movimiento internacional con próximas ediciones en Curazao y Europa del Este, además de expandir formatos hacia residencias, talleres y disciplinas digitales. En cada ciudad, la meta será la misma: abrir un espacio de libertad radical para los artistas y devolver el arte a las calles.
Los fundadores de Nōvo Collective dicen que las obras con las que las personas se crucen en las calles de México son para ellas. “Están vivas, son crudas, están afuera porque creemos que el arte pertenece al mundo, no detrás de muros. Ya sea que te detengas, cuestiones, critiques o simplemente pases, eres parte del diálogo. Y a los artistas: sigan soñando públicamente, no están solos”, concluyen.