La crisis económica le pegó a los festejos del centenario de la Constitución Política de Estados Unidos Mexicanos, pero el Senado mantuvo su decisión de comprar por 100 millones de pesos el Teatro de la República a la familia Vergara Hernández, por lo que este 5 de febrero, y después de 207 años de estar en manos privadas, este recinto pasa a ser patrimonio de los mexicanos.
De sede histórica, el Teatro de la República pasará a ser un museo interactivo para la generación de los millennials, y también para los adultos que poco saben del inmueble donde se debatió y se redactó la Constitución, porque hay otras versiones que lo ponen en duda.
El Senado recibirá mañana las escrituras a su nombre tras el pago de 100 millones de pesos, a los que se agregan otros 30 que ha costado la remodelación del viejo inmueble, ocupado para obras de teatro, conciertos y hasta peleas de box y de gallos en su momento.
El proyecto suma también inversión privada para convertir el Teatro Iturbide, después Teatro de la República, en un inmueble moderno, vinculado con el Centro de Estudios Constitucionales, con una gran pantalla o cortina digital y biblioteca especializada.
Además volverá a contar con un techo propio, que suplirá las dos toneladas de plomo que ordenó quitar el emperador Maximiliano para construir balas de cañón y fusilería.
EN MANOS DEL ESTADO
La Fundación Josefa Vergara rentaba el inmueble al gobierno de Querétaro por 60 mil pesos mensuales, que iban dirigidos a los niños pobres. Pero la administración del gobernador Francisco Domínguez le comunicó que ya no podía pagar ese costo para un recinto que fue sede del Congreso Constituyente.
De acuerdo con el presidente del Senado, Pablo Escudero Morales, en momentos de crisis económica pagar 100 millones de pesos por este inmueble no fue caro: “Yo creo que no es caro recordar la historia de nuestros constituyentes. En el Senado hemos estado legislando con una visión de futuro, con grandes reformas que veremos en los próximos cinco, diez, quince o veinte años. Cuando se hace un alto en el camino y se hace la revisión de dónde venimos y tenemos la oportunidad de recuperar esto, que es un patrimonio histórico para todos los mexicanos, me parece que no es caro”.
¿Cómo le harán para que no se convierta en un "elefante blanco"?
El museo habla, respira y vive por sí solo. Contiene tanta historia que me parece que por sí mismo puede solo hacer ese trabajo, pero nosotros, sin duda alguna, haremos ese trabajo para que sepan que ya está en manos del Estado mexicano, de los mexicanos, del pueblo de México a través del Senado de la República, y que pueda venir a conocerlo y recordar la historia o, inclusive, a conocer esta historia si no la conocían”.
Explicó que la intención es llegar a los llamados millennials, esa generación que sabe mucho de tecnología, pero poco de historia. Por eso se le encargó el proyecto a la directora del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México, Patricia Galeana, quien trabajará con un equipo técnico para modernizar el inmueble y convertirlo en un museo digital, innovador.
“Uno de los proyectos prioritarios del Comité de los tres Poderes de la Unión para los festejos de este centenario fue justamente que se creara un Museo Nacional de la Constitución y que se adquiriera el Teatro de la República”, explica la historiadora.
El Teatro de la República se convertirá en un espacio “para hacer lo que ahora gusta tanto a los jóvenes: una sala virtual con recreaciones en tercera dimensión, con toda esta nueva tecnología, con realidad aumentada, esto que les gusta a nuestras nuevas generaciones”.
Así se explicará a las nuevas generaciones la historia del Constituyente que se dedicó a redactar la Constitución desde diciembre de 1916, cuando instaló su periodo de sesiones.
¿En qué va a consistir esta sala virtual a la que podrán acceder los jóvenes y ese público al que va dirigido?
El proyecto es dar una idea a todo visitante de la historia del propio Teatro de la República y de cómo se formó ese Congreso Constituyente, el primero electo en voto directo por la población; quiénes eran los constituyentes, pues había una mayoría de abogados, pero también había obreros, campesinos, gente de diferentes profesiones, y toda esta historia se conocerá de forma muy sintética en una sala virtual.
De acuerdo con Galeana, un pueblo sin historia es un pueblo sin memoria; de esto se deriva la intención de ir tras los jóvenes: para fortalecer su identidad y para que sientan el orgullo de ser mexicanos.
PESOS BIEN GASTADOS
Cuando se conoció que se vendería el teatro, los mismos legisladores no conocían su historia y se sorprendieron de que un inmueble histórico estuviera en manos privadas. Luego, el pasado 30 de noviembre, cuando se firmó la promesa del contrato de compraventa, se creyó que ahí se había promulgado la Constitución. Otro desconocimiento de la historia.
“Aquí no se promulgó la Constitución. Aquí se juró, se protestó mejor dicho; aquí se firmó, pero la promulgación, que es un acto íntimo del Ejecutivo, en ese entonces Venustiano Carranza, fue en Palacio Nacional, ubicado en lo que hoy es nuestro Archivo Histórico del Estado de Querétaro, en la calle de Madero 70”, narra y precisa el cronista del estado, Andrés Garrido, quien sostiene que es una mentira que la Constitución se haya promulgado en el Teatro de la República.
El cronista queretano recuerda que la tarde del 31 de enero de 1916, al concluir las sesiones del Congreso Constituyente, los legisladores atravesaron la calle para acudir a una cena ofrecida por Carranza a un comedero denominado El Centro Fronterizo, y ahí se emborracharon hasta las tres de la mañana “los diputados más folclóricos”.
Cuenta que entre los actos principales celebrados en el Teatro Iturbide, recinto semicircular inaugurado en 1852, con palcos y plateas sobre esbeltas columnas y decorado en estuco blanco y dorado, con asientos en rojo escarlata —según descripción de Guillermo Prieto—, figura el del 15 de septiembre de 1854, cuando se estrenó el Himno Nacional.
También aquí, dice, “la Revolución se bajó del caballo”, porque, más allá de ser priista o no, fue en el Teatro de la República donde en 1929 se acabó el México de los caudillos al constituirse el Partido Nacional Revolucionario, antecesor del PRI.
“El patrimonio Vergara se va a dignificar y este monumento, donde se juzgó a Maximiliano de Austria, donde se entonó por primera vez el Himno Nacional en toda la República y donde nació la Constitución de 1917, va a recibir su máxima preservación”, considera Garrido del Toral.
Confió que esta venta le da certidumbre a la nación de que el teatro será de Estados Unidos Mexicanos, propiedad de todos los mexicanos, mientras que la Junta Vergara podrá seguir prestando sus servicios con mayor eficiencia y eficacia a los niños pobres de Querétaro, en la Ciudad de los Niños.
“Son los mejores 100 millones de pesos gastados por el Senado”, concluyó.
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