La literatura es una de las formas para entender el mundo, para ver la realidad desde otros ojos, así lo muestra la revista Grafógrafxs, un proyecto de la Universidad Autónoma del Estado de México (Uaemex) que ha abierto las puertas a estudiantes, egresados, escritores y escritoras de distintos orígenes; una propuesta que ha sido reconocida en el ámbito literario, por ser una apuesta para las juventudes y un espacio necesario para darles voz.
El director de esta revista, Sergio Ernesto Ríos, recuerda los inicios de la publicación, que se convirtió en un referente a nivel nacional e incluso internacional, al formar a nuevas generaciones, no solo de lectores, también de escritores, que con sus textos reflejan los miedos, anhelos, inquietudes y deseos de las sociedades actuales, con todo lo que implica.
Proyecto literario de la UAEMex conecta arte, lectura y comunidad
Este proyecto, que nació en septiembre de 2019, bajo la gestión del rector Alfredo Barrera Baca, abrió los espacios universitarios a la literatura, encontrando un eco vibrante en la comunidad, que vio en sus páginas parte de sus vidas, de sus intereses, haciéndola suya y mostrando que la lectura, la narrativa y la poesía tocan todas las fibras, al ser una mezcla entre el arte y el conocimiento.
“Es una revista que se había pedido desde el Consejo Universitario, identificando dónde faltaban proyectos o ideas, encontrando que hacía falta una revista de literatura (…) A través de estas lecturas, de estas revistas quisimos ir contra esa idea de que la literatura es inaccesible, que es algo que queda muy lejos, pero a través de estas publicaciones, de los talleres, demostramos que hay poemas, hay obras, que cuando uno lee se queda emocionado”, señala Sergio Ernesto Ríos.
Talleres literarios de la UAEMex fomentan lectura y reflexión
Egresado de la Facultad de Humanidades de la Uaemex y con una larga experiencia como lector, que se suma a su trabajo como escritor y editor, Sergio Ernesto Ríos convirtió esta revista en toda una experiencia, ya que además de trabajar en la publicación, en formato físico, también emprendió un curso de narrativa y otro más de poesía, sembrando esa semilla y abriendo espacios para que germinara.
A través de estos ejercicios no solo se promovía la lectura, sino que se logró el intercambio de experiencias, saberes y reflexiones entre quienes integran la comunidad universitaria, ya que en los talleres participaron estudiantes de la Facultad de Humanidades y también de otros espacios académicos, como las facultades de Ciencias Políticas, Medicina, Enfermería, estudiantes de preparatoria, además de profesores y personas fuera de la comunidad universitaria, todos sumados en el interés por la literatura y todo lo que provoca.
“A mi me parece que la literatura es lo más importante que existe, justo porque es lo que nos permite entablar diálogos con nosotros, yo creo que la literatura debe tener un lugar, debe tener un formato adecuado, debe tener espacios”, subrayó.

Al referir que “una de las funciones de la literatura es leer la realidad y transformarla, problematizarla, discutirla, criticarla”, destacó que para la publicación de esta revista se conformó un Consejo Editorial integrado por escritores, escritoras, artistas plásticos, que daban sentido a la experiencia, garantizando la calidad de los textos.
Durante los primeros años de la revista impresa, también se realizaron distintos talleres, tanto de poesía como de narrativa, abriendo las posibilidades creativas, ejercitando la escucha, la escritura y la expresión.
“Al menos 30 personas emocionadas leyendo poesía, yo compartía los videos de las lecturas, la gente estaba muy contenta, muy feliz. En esa misma sesión teníamos un momento para que presentaran sus poemas y de esa manera se iba acompañando el trabajo de la revista”.
Talleres
Como parte de este proyecto se tenía un taller de narrativa, el cual se impartía los sábados de 12:00 a 14:00 horas, sentando un precedente importante para el ámbito cultural en el Valle de Toluca.
“De esos talleres que se impartieron de forma presencial durante dos años han surgido todos los autores que ahora publica tanto la Universidad como el FOEM, son los que han ganado premios, los que están impartiendo ellos mismos talleres, como Ricardo Aguirre, Denise Ocaranza, Daniela Albarrán, entre otros (…) Justo los talleres llegaron y crearon una generación de autores. Estos son los espacios, los espacios de la Universidad, yo creo que esa es la inversión en cultura que se debe hacer”, indicó.
Retos
A pesar de ser un proyecto que ha sido reconocido, se ha reconfigurado, primero para enfrentar la pandemia de covid-19, después ante el cambio de administraciones al interior de la institución, que tenían como prioridades otras áreas y que de alguna forma no ofrecieron la posibilidad de continuar con ejercicios como los talleres o los ejemplares impresos.
Durante los dos años de la revista impresa se publicaron alrededor de 60 mil ejemplares, comenzando con un tiraje de 10 mil ejemplares, que llegaron a todos los espacios universitarios, armando además una serie de presentaciones tanto en facultades, como en las escuelas preparatorias, mostrando la riqueza del lenguaje y la magia de la lectura.
“Siempre hubo esa calidad para que la revista resonara y fuera leída, tuvimos experiencias bellísimas con las revistas, hacíamos distintas dinámicas, encontrábamos a gente leyéndola en el camión, era una publicación viva y muy necesaria para la Universidad”.
Ahora, con menos recursos, pero con la misma fe y convicción, la revista se convirtió completamente en una publicación digital, aprovechando el uso de las redes sociales y sacándole provecho, aunque lo ideal sería regresar a la publicación impresa y enriquecerla con la parte digital.
“Hemos publicado ya 25 números, de los cuales 8 son impresos y del 9 al 25 son revistas digitales, que se pueden descargar y que han sido consultadas en distintos países”.
En el marco del inicio de una nueva gestión en la Universidad, esta revista tiene mucho que dar, ya que es un espacio de creatividad, talento e intercambio, que dio voz a cientos de estudiantes.
“Yo creo que el proyecto debe de seguir, es un proyecto necesario, e incluso a mí me parece que es un canal de forma directa para conversar con los estudiantes. Sí algo suma a la literatura es ponerse en el lugar, en los zapatos del otro, escucharlo, ver sus problemas y tener empatía”.
Como parte de esta reconfiguración los talleres se volvieron virtuales y hasta el 2024, Sergio Ernesto Ríos impartía el taller de poesía en el que incluso participaron personas de distintos estados del país, como Oaxaca, Yucatán, Michoacán, Coahuila, e incluso de otros países como Estados Unidos, Bolivia, Perú, Argentina, Chile, Brasil, España, entre otros.
Convocatorias portadas
Esta revista no solo motivó la escritura y la lectura, también el arte a través de sus convocatorias para seleccionar su portada, es decir, de los números 3 al 6 se realizó un concurso de portadas, y en su mayoría fueron trabajos propuestos por estudiantes de la Facultad de Arquitectura y Diseño, durante la gestión de Patricia Zarza como directora de esa institución, recordando que hoy es la primera mujer en ocupar el cargo de rectora de esta Universidad.
Sus distintos materiales se puede consultar sitio grafografxs.uaemex.mx, que actualmente está en mantenimiento, o se pueden visitar las redes sociales Grafógrafxs UAEMmex, en Facebook; en Instagram Grafógrafxs y en X como @grafografxsuaem.
Nuevo número
Actualmente se trabaja en la publicación de un nuevo número, que estará disponible de manera electrónica y que tendrá como figura central a Fernando del Paso, galardonado con el Premio de Literatura en Lengua Castellana Miguel de Cervantes, conocido también como Premio Cervantes.
“Ahorita estamos preparando un número especial dedicado para Fernando Del Paso, por su aniversario 90. Hay una gran tradición de nuestra Facultad de Humanidades de lectores de Fernando Del Paso.
En este número se cambian las reglas del juego y paramos edición escriben tanto estudiantes como egresados de la Facultad de Humanidades algunos ensayos sobre Fernando Del Paso “hay gente muy brillante, que ya está en doctorados en otras partes, que ya imparten clases en otros lugares; pero el núcleo fue ese: tener esa memoria de lo que se hace en nuestra Universidad”.
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