En 1998, Miranda popularizó el vibrador estilo “Rabbit” entre sus amigas y fans del show Sex and the City. Ella lo nombró como su ultimate, o sea, su juguete sexual definitivo.
“Al menos sé de dónde va a venir mi siguiente orgasmo. ¿Quién de aquí puede decir lo mismo?”, decía con orgullo ante la incredulidad y estigma que Charlotte, Samantha y Carrie reflejaban en sus rostros.
La desconfianza de Charlotte se desvaneció apenas vio ese color rosa “para las chicas” y esas “orejitas” que asimilaban la forma de un conejo: “Es muy tierno. Pensé que iba a ser aterrador y raro, pero no lo es”, dijo con una sonrisa en el rostro.
A partir de entonces, las ventas de ese vibrador— modelo “Rabbit Pearl” de la empresa Vibratex— se dispararon y la conversación respecto al placer sexual comenzó a tomar otra trayectoria.
“Lo que hizo fue visibilizar que el orgasmo no necesariamente se lograba por estimulación interna. (...) Valida eso de decir: ‘No necesitas otra persona para sentir placer. Tú lo puedes hacer solita’”, señaló la sexóloga clínica Fernanda Zárate a MILENIO.

¿Cuál es el origen del Rabbit Pearl?
El origen del “Rabbit Pearl” se remonta al año 1983
, cuando Suzi y Harold Spielberg, un matrimonio oriundo de Japón, fundaron la empresa Vibratex para atender al creciente número de consumidoras que ya no encontraban satisfacción en los “vibradores con forma fálica y color carne”— los cuales solían producirse e importarse desde China—.
Así, la compañía desarrolló productos con divertidos diseños y colores creativos. Entre éstos, un vibrador en cuyo modelo se incorporó un estimulador de clítoris en forma de orejas de conejo. De ahí el nombre de “Rabbit Pearl”, traducido al español como “perlas de conejo”.
"Daría origen a toda una categoría de productos de placer. Al ser el primer juguete de doble estimulación, los minoristas y distribuidores se mostraban, como mínimo, escépticos”, señala Vibratex en su página web.
Sin embargo, la simpática figura que conquistó a Charlotte habría sido, más bien, el aprovechamiento de un vacío legal de las leyes niponas que regulaban la obscenidad. De hecho, el diseño “Bunny” no fue el único resultado de esta estrategia, pues también se lanzaron al mercado los modelos “Turtle” (tortuga), “Kangaroo” (canguro) y “Beaver” (castor).
“Había una ley que decía que sí se podían usar juguetes, pero siempre y cuando no tuvieran forma fálica. Entonces lo que hacen es agregar unas orejitas para que parezca un conejito y se vea distinto”, explica la también vocera de Lelo.
Y si bien Vibratex ha detenido la producción de estos diseños— enfocándose en la distribución del vibrador Magic Wand—, la compañía sentó un precedente en la categoría de juguetes de doble estimulación; tanto así que el título de “Rabbit” perdura hasta nuestros días. Aunque en la actualidad es poco común encontrar el modelo de aquel capítulo de Sex and The City.

La diversidad de juguetes sexuales: de lo tradicional al sex-tech
Más que una herramienta para el placer sexual, hoy en día los juguetes traen beneficios para la salud emocional y hasta física. Utilizarlos con la pareja ya es también una alternativa; tanto así que se han desarrollado modelos para el disfrute de ambas partes.
Anillos vibradores, en forma de “C”, arneses, succionadores, cadenas o bolas chinas; la oferta es tan variada como los gustos y necesidades. Aunque las calidades, materiales y hasta diseños— algunos más discretos que otros— han cambiado con el paso del tiempo.
Por ejemplo, en el caso de Sex and The City:
“Ya es poco común encontrar un juguete como ese. (...) Para empezar, era un material que no es silicona, sino tipo jelly que, tal cual, es como gelatina transparente que sí se puede usar para juguetes, pero no es tan seguro porque, de pronto, no es de buena calidad o puede guardar bacterias y demás”, señaló Zárate.

Hoy en día el material que más abunda es el silicón de grado médico. Asimismo, se ofertan calidades medianas o premium, e incluso la tecnología se ha aplicado para mejorar las experiencias: con efectos de calor, diversidad en los movimientos o algunos más que se manejan desde la distancia a través de aplicaciones: “(Con el bunny) hubo una transformación más en función de la respuesta sexual”.
La pandemia también fue un momento clave en la popularidad de los juguetes sexuales. De hecho, subrayó la sexóloga, durante este periodo se registró un aumento del 300% en ventas y la expansión de diversas marcas extranjeras a México.
Y aunque esto fue determinante en su auge, el primer “gran momento” de la industria ocurrió muchos años atrás, incluso más que la creación del vibrador "Rabbit". En específico, en los años 60 y 70 con la revolución sexual.
Antes de esa época no se hablaba de una industria de placer sexual, sino de herramientas estrictamente médicas para tratar la histeria femenina; la cual se “detectaba” en las mujeres que no lograban llegar al orgasmo por penetración. Así, en los 60s y 70s activistas sentaron las bases para que los juguetes comenzaran a percibirse como herramientas de placer y de autoconocimiento; Betty Dodson (1929-2020), por ejemplo, fue una de las principales representantes.
“La masturbación es una meditación sobre el amor en solitario sólo si uno se quiere a sí mismo y realiza el ritual de una forma consciente, haciendo de él una celebración sexual”, se lee en su libro Sexo para Uno.
Por su parte, y desde el lado oriente del mundo, en 1968 la marca japonesa Hitachi presentó al mercado un masajeador eléctrico capaz de ayudar a deshacerse del estrés y la tensión muscular, gracias a su alta potencia: el Magic Wand, hoy uno de los vibradores más reconocidos del mundo.
ASG