Cultura

Pepitas de calabaza, una editorial que vive la pasión

“Se le está dando vida a textos que, de otra manera, en muchos casos habrían desaparecido”, afirma el editor Julián Lacalle.

Ya 15 años han transcurrido desde que el joven estudiante de comunicación gráfica decidió emprender lo que resultaba de gran importancia para su futuro: la creación de una editorial. Así surgió Pepitas de calabaza, concebido como un sello que en cada título ofrecer verdaderas pepitas de oro para los lectores... aun cuando ellos no lo sepan.

"Lo importante es que con un esfuerzo no muy grande se le está dando vida a textos que, de otra manera, en muchos casos habrían desaparecido y, en otros, nadie los hubiera leído jamás", explica Julián Lacalle al hacer un balance de los años de la editorial, ya con un catálogo de más de 140 títulos y que desde hace poco más de un año es distribuido en México por Sexto Piso.

Desde la perspectiva del editor, se trataba de darle a leer a los amigos las historias que le gustaban, un gusto particular y, por lo tanto, muy concreto, en el cual se conjuga la pasión por la crítica y por el humor, "por reírse un poco de la vida, más que de llorarla".

"Y por conocer las historias escondidas, las que nadie te cuenta, que no es fácil encontrar a primera vista, en muchos aspectos. Todo ha sido muy lento, pero muy seguro. Hemos ido acertando con algunos títulos, pero tampoco sabíamos muy bien lo que era el éxito, incluso al principio, cuando algún libro se vendía mucho era hasta molesto... todo ha sido muy natural".

En el catálogo de Pepitas de calabaza se pueden encontrar títulos de autores un tanto conocidos como Karl Marx, Guillaume Apollinaire o André Breton, hasta autores que hoy día son reconocidos en España, pero que en su momento poco se sabía de ellos, tal es el caso de los Diarios de Iñaki Uriarte, "los cuales hoy día es de mal gusto no haberlos leído", o a Pablo Martínez Zarracina, con el título Es muy raro todo esto: "uno de los mejores columnistas del país, si no el mejor", a decir de Julián Lacalle.

"Pequeñas recompensas, que se propagan entre los lectores sin una máquina de propaganda".

Mirada para todos

Los libros de Pepitas de calabaza se distribuyen en México desde hace más de un año, a través de Sexto Piso, siendo uno de sus principales desafíos, tanto en nuestro país como en España, el "comunicar que lo que estás haciendo merece la pena".

"Ante una industria tan viciada", cuenta Lacalle, "donde se publica tanto y hay tantos intereses económicos, nosotros decimos 'aquí está nuestra propuesta' y comunicar eso es complicado, tiene que leerlo la persona adecuada: transmitir la pasión, tal como aprecias tú el valor del texto que estás publicando, al resto del universo, es una cosa que cada día me parece ya prácticamente imposible".

El objetivo primordial es hacer propuestas de lectura para el pensamiento y para la diversión: Pepitas no deja de ser un dedo que señala un libro, "que te va a dar qué pensar, que es una historia desconocida que deberías conocer", los cuales se pueden leer más allá de sus temas, muchos de ellos para la realidad española.

"Son textos con una carga histórica, pero creemos que tiene mucho valor el momento histórico que está tratando; estamos poniendo el foco en pequeños momentos de la historia a los que nadie les ha prestado atención y que creemos que son claves para entender el conjunto de la historia: no nos interesa ni la versión oficial, ni la versión oficial de la no oficial, creemos que la realidad es mucho más rica y por eso nos fijamos en determinados momentos", explica Julián Lacalle.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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