La dinámica de Arturo Meza, poeta y músico, “es seguir creando a pesar de lo intrincado que es el escenario de la música, pues si lo dejo de hacer me muero. Soy un creador, no me puedo negar a ello. ‘Si no canto lo que siento’, dice Spinetta, me voy a morir por dentro. Yo no me quiero morir por dentro, quiero seguir dando mi fruto”.
Su fruto más reciente es el disco Ni serpientes ni escaleras, grabado en Guadalajara, ciudad donde reside. Le acompañan músicos de la escena rockera de esa ciudad, a quienes ha bautizado como Los Terceros, entre quienes están Javier Martín del Campo, guitarrista de La Revolución de Emiliano Zapata, y Manuel Olivera y Pierre Chaurand, bajista y baterista de Los Spiders.
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El autor de más de una treintena de discos, desde No vayamos a irnos sin el mar, de 1984, se presentará el próximo 22 de diciembre a las 21:00 horas en el Foro Bizarro. Tocará algunas de las piezas de su nuevo disco, así como otras canciones de su extenso repertorio.
Figura emblemática del rock subterráneo durante más de 40 años, Meza dice en entrevista que las nuevas tecnologías han sido útiles para su carrera. “Antes los medios de comunicación no nos daban acceso, porque había muchos filtros para sacar algún tema tuyo hasta en la radio cultural. Las plataformas digitales y las redes sociales nos han ayudado mucho: quien quiera ser escuchado está ahí”. [OBJECT]
Actualmente, el público de Meza es multigeneracional. Entre risas afirma que algunas personas “son nietos de quienes me escuchaban en mis inicios. Los chicos que estaban en el vientre de sus madres ahora van a mis conciertos y eso se me hace muy gratificante: no soy un músico de moda, soy un músico que aportó algo. Soy un fundamente hacia una búsqueda de razones éticas, todas emanadas del amor, propuesta que heredamos de los Beatles”.
La portada de Ni serpientes ni escaleras es la fotografía de Abbey Road, pero sin los Beatles y, como agregado, el auto de Meza. “Soy heredero de esa época, me beneficié de ella y me siento bien con esa ideología del amor –dice el también médico–. La música es curativa –aunque depende qué música–, porque es armonía. Cuando el cuerpo anda desajustado necesita un resonante armónico para sanarse”.
Esta cualidad curativa la vivió en carne propia. “A mí me sanó la Sinfonía concertante de Mozart cuando estaba muy mal. Llegué un día a casa de mi padre y él estaba escuchando esa sinfonía. En el umbral de la puerta me di cuenta de su poder de sanación: me quitó todo, no me hizo falta ir a ningún psiquiatra o terapeuta. Fue cuando pasé a otro nivel. La música es la lectura de tu alma”.
Ni serpientes ni escaleras es una homenaje a las bandas que le antecedieron en México, principalmente Los Spiders abunda Meza. “Yo tenía 14 años cuando escuché y me gustaron mucho, nunca me imaginé tocar con ellos. Lo mismo sucedió con 39.4, La Revolución de Emiliano Zapata, La Fachada de Piedra, músicos que participan este proyecto. Este es el segundo disco en el que toco con ellos, a ver a quiénes convocamos para el tercero”.
Asegura que trabajar con estos músicos “fue maravillo. Hubo una empatía de almas por una cuestión generacional. Son músicos que ya vivieron lo que tenían que vivir, ya se fumaron lo que se tenían que fumar y están en un nivel diferente a la gente joven, en otra dinámica: son muy receptivos y relajados, pero con la fuerza del rock and roll y la psicodelia, más el poder beatnik del alma”.
Arturo Meza indica que las canciones de este segundo disco fueron concebidas con estos los músicos en la mente. “Por ejemplo, yo pensaba en temas para Javier Martín del Campo para que sacara esas guitarras que tenía guardadas, lo que resultó sorprendente. Escribí las canciones para esta gente que tiene un toque que difícilmente puedes escuchar en la gente joven. Para mí ha sido gratificante trabajar con ellos”.
El Foro Bizarro está en Avenida Yucatán 10, en la colonia Roma.
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