Cultura

"Triste recuerdo" de Gabriela Cortés

La maestra Gabriela Cortés nos invita a recorrer la profundidad emocional detrás de Triste recuerdo, la inmortal canción del maestro Catarino Lara que hoy se resignifica a través del arte y la memoria. Convertida en un himno del desamor, la pieza vue

La canción parte de una herida que todos conocemos: el paso del tiempo que no cura y un recuerdo que insiste en quedarse. “El tiempo pasa y no te puedo olvidar” es más que una frase; es un eco persistente en el corazón colectivo. Cuando Gabriela escucha la pieza, reconoce una emoción universal: cualquiera puede cantarla en un bar, dedicarla a alguien que ya no está o traerla al pecho en un instante solitario. Es un himno para quienes no han logrado soltar.

Desde esa emoción nace su obra. Inspirada en la perspectiva trampantojo, Cortés crea una ilusión de cercanía: bocetos que parecen poder tomarse con la mano, fragmentos del rostro de esa figura ausente, ojos que vuelven a aparecer una y otra vez. La repetición, nos cuenta, es parte del duelo. Dibujar es recordar, y recordar es admitir que la ausencia sigue ahí. En su cuaderno íntimo, cada trazo es un intento de comprender y de soltar al mismo tiempo.

La artista revela que este ejercicio no es nuevo para ella. En su vida cotidiana estudia los rasgos de las personas que ama, como si en la estructura ósea o en la forma de un ojo pudiera atraparse algo esencial. Por eso su pieza se siente casi literaria, como un retrato caleidoscópico o como un cuento donde la obsesión se vuelve método y consuelo.

La conversación avanza hacia lo que más duele: la ausencia como presencia. Porque uno puede proponerse olvidar, pero mientras más se intenta, más profundamente se arraiga el recuerdo. Los objetos, los espacios compartidos, los rituales cotidianos se vuelven recordatorios silenciosos. La canción lo dice claro: aunque se busque el olvido, cada día se extraña más. Y cuando llega la noche, la soledad golpea con más fuerza.

Cortés y Lésper coinciden en que hay una esperanza suspendida en la canción. “Ojalá algún día escuches esta canción” es casi un mensaje lanzado al aire, un intento de que la voz llegue a quien ya no está. Es el mismo deseo que comparte cualquier artista: que su obra viaje, toque, encuentre destino, aunque sea improbable.

“Triste recuerdo” de Gabriela Cortés
“Triste recuerdo” de Gabriela Cortés

Triste recuerdo y el dibujo de Gabriela se convierten así en un espejo de lo que todos hemos vivido: habitaciones que se sienten vacías, memorias que regresan sin permiso, rostros que se reconstruyen en la imaginación, noches que amplifican el silencio. La canción es un lamento, pero también una forma de supervivencia emocional.

Para Gabriela, esta obra fue un acto de introspección profunda: “El estudio del rostro es intentar dejarlo en otro lado… pero al final sigue ahí.” Y en esa honestidad radica su fuerza. En decir lo que a veces evitamos: que hay ausencias que no se superan, pero con las que aprendemos a vivir.

Triste recuerdo es prueba de que el arte nace también de lo que duele: de una noche de soledad, de un recuerdo que no se quiere ir, de un nombre que sigue volviendo. Es testimonio de que incluso en el adiós más definitivo pueden surgir obras que acompañan a millones.

Escucha esta entrevista completa en “El Arte de la Canción: Segunda Temporada” Celebrando los 80 años de la Sociedad de Autores y Compositores de México en Milenio Televisión.


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