Cultura

“Mi trabajo busca evitar que nuestra historia se convierta en ‘souvenir’”: Gustavo Monroy

El pintor, dibujante y grabador inauguró la obra ‘Tzompantli’, en el Antiguo Colegio de San Ildefonso, donde reflexionó sobre las raíces del muralismo.

La pintura mural como arte público siempre ha sido un espejo vivo de nuestra historia y conciencia colectiva. En el Antiguo Colegio de San Ildefonso, cuna del muralismo mexicano, el pintor, dibujante y grabador Gustavo Monroy (México, 1959) inauguró este fin de semana Tzompantli, un mural que recupera la esencia didáctica y profunda del movimiento de Rivera, Orozco y Siqueiros, y la reinventa para dialogar con los dolores y esperanzas actuales de México.

Esta pieza se convierte en un espacio de memoria, reflexión y empatía donde pasado y presente se entrelazan, desafiando al espectador a leer, sentir y comprender la complejidad de nuestra identidad nacional, desde la Revolución y la pandemia hasta las violencias persistentes que nos atraviesan. Tzompantli es un acto de resistencia cultural, un llamado a mantener viva la capacidad de asombro y la empatía en tiempos de dolor e incertidumbre.

El artista realizó el mural entre 2020 y 2022, pero lo retomó en 2025 inspirado en el descubrimiento arqueológico del Huey Tzompantli, registrado este año en la calle Guatemala del Centro. Esta estructura está formada por cráneos humanos.

Su obra, que en un principio era un tributo a los cientos de fallecidos durante la pandemia, fue creciendo al incluir la narrativa contemporánea. Dialoga con la tradición y reinterpreta el sentido del muralismo como herramienta didáctica, política y cultural.

Monroy mencionó que fue dando a conocer esta pieza en el suplemento cultural Laberinto, de MILENIO, que dirige José Luis Martínez S.

Injusticias sociales

En la inauguración, Monroy reflexionó sobre las raíces del muralismo: “Aquí en estos muros fue pintada la Revolución, 10 años después de haber concluido, con un sentido didáctico. Los murales tenían que entenderse fácilmente, no tenían que ser complejos ni complicados en su lectura. En una época en la que la alfabetización era incipiente, el pueblo debía entender los mensajes, la intención; ese fue parte del encargo de Vasconcelos a los muralistas”.

Este principio guía el planteamiento del artista, quien subrayó la importancia de que un mural se pueda leer y entender.

El pintor, dibujante y grabador reflexionó sobre las raíces del muralismo durante la inauguración de ‘Tzompantli’ en el Antiguo Colegio de San Ildefonso.
La obra, de 3.10 metros de alto por 11 metros de largo, podrá apreciarse hasta el 29 de marzo en la zona de murales. (Octavio Hoyos)

Con su lenguaje y su paleta, Monroy denuncia las injusticias sociales y políticas así como la violencia en México. Para él, su obra mural se vincula con la historia viva del país: “Hay un planteamiento, se sabe el origen, que a unos pasos de aquí está el Templo Mayor, y podemos encontrar estos mismos elementos. Las cabezas de serpiente están a unos metros de aquí. La serpiente, símbolo ancestral, representa el viaje de la muerte hacia la vida en una especie de río subterráneo, un canal a través del proceso de la muerte y luego el renacer”.

Detalló que en ese diálogo con el pasado prehispánico y su integración con símbolos de nuestro presente, en su mural crea significados: “Las capas de cráneos, pero también las capas geológicas, históricas, elementos prehispánicos mezclados con pistolas modernas, armas, un paisaje contemporáneo y el maguey”.

Monroy desveló la emotividad personal que acompaña el mural: “La pandemia fue un tiempo muy largo, un estado de luto permanente, extendí el horizonte porque se extendió el tiempo. Empecé en 2020 y lo terminé en 2022, y ahora en 2025 lo retomo para pintarlo y extenderlo. Esta extensión temporal refleja el proceso colectivo e individual de duelo y reflexión social”.

Comentó que su obra es también un acto de empatía profunda, pues consciente de la violencia que ha marcado a México, explica que “presto mi cuerpo, presto mi rostro, para decir: yo soy el otro, puedo ser la víctima también, nadie está salvo de esa posibilidad. La obra busca rescatar esa empatía, ese valor que se está diluyendo en la sociedad”.

Acteal 1997 lo marcó

El respeto a la tradición mural se mantiene, pero adaptada al presente: “El concepto del mural original era pintura en muro, pero esa tradición ha perdido fuerza. Ahora se trabaja en madera, estructuras metálicas, es la manera contemporánea de trabajar en formatos de gran escala”.

Su trabajo en el extranjero

Con más de cuatro décadas de trayectoria, la obra de Gustavo Monroy forma parte de las colecciones del Museo de Arte Moderno (MoMA) de Nueva York y del Museo de Arte de la Universidad de Arizona. Es miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte.

Esta nueva obra se integra a la arquitectura del San Ildefonso, “que está conservando la esencia del muralismo, pero asumiendo nuevas formas”.

Monroy rememoró cómo un hecho histórico marcó su obra. Relató que cuando estaba en Europa del Este, durante el sexenio de Ernesto Zedillo, se enteró de la masacre de Acteal en 1997: “Un parteaguas en la historia contemporánea. A partir de ahí comencé a cronificar la realidad mexicana, entendiendo la pintura como una bitácora diaria que habla de un momento histórico, como lo hicieron Goya o Picasso con sus obras emblemáticas”.

Su visión crítica del imaginario popular también se hizo presente en la inauguración: “Hollywood caricaturiza y folcloriza nuestras tradiciones. Mi trabajo es descolonizador, buscar encontrar representaciones originales y evitar que nuestra historia se convierta en souvenir”.

Monroy comentó que se propone llevar su obra a otros públicos: “Estoy trabajando en una serie sobre migración que busca descentralizar el arte, llegar al interior del país y atender a públicos que no pueden venir a Ciudad de México”.

Con Tzompantli, de 3.10 metros de alto por 11 metros de largo, Gustavo Monroy revive y reinventa el muralismo en su sentido más profundo: una herramienta para contar la historia del país, reflejar su presente, conmover, educar y hermanar a los mexicanos en la memoria y la reflexión.

El mural podrá visitarse hasta el 29 de marzo de 2026 en la zona de murales del Antiguo Colegio de San Ildefonso, Justo Sierra 16, Centro Histórico.

BSMM

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Leticia Sánchez Medel
  • Leticia Sánchez Medel
  • letymedel@yahoo.com.mx
  • Reportera cultural, cursó la maestría en Periodismo Político, es autora de tres libros sobre la historia inédita del Cervantino.
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