Cultura

La pintura de Karlos Ibarra explora el deseo y la vulnerabilidad a través de la desnudez

Arte

El artista presenta su obra en la Galería Claroscuro; su exposición aborda el placer como camino hacia la verdad.

En El principio del placer, el artista Karlos Ibarra asegura que conduce al público hacia una reflexión íntima y psicoafectiva donde el deseo, la mirada y el encuentro entre dos cuerpos construyen una narrativa profunda. Inspirado en el concepto freudiano del principio del placer, Ibarra transforma el roce, la insinuación y la cercanía en escenas cargadas de emoción.

Cada una de sus obras retrata una historia personal, anónima pero universal —explica—, en la que la piel expuesta no es solo un recurso visual, sino una extensión emocional del alma.

"Cada una de las obras evoca un sentimiento distinto. Vemos parejas disfrutándose en su intimidad, y al verlos en desnudez coincidimos en que son dos seres humanos que nos narran una historia —comparte Ibarra—. Es una invitación a imaginar cómo se cruzaron las miradas antes de conocerse, cómo surgió la pasión y el deseo".

El artista propone un tránsito desde lo superficial —un roce, una mirada— hacia un estado profundo de conexión, cargado de significado emocional.

"Más allá de lo físico, invito a leer toda la composición. La paleta de colores nos lleva a distintas sensaciones, y la postura de cada cuerpo refleja las diversas etapas por las que pasamos cuando nos vinculamos. Estar desnudo es mostrar la realidad interior sin ocultar nada", explica Ibarra.

La exposición se inaugura el 15 de mayo a las 19:00 horas y permanecerá abierta hasta el 30 de mayo, con atención al público de miércoles a domingo, de 12:00 a 17:00 horas, en la Galería Claroscuro, ubicada en Frontera 142, colonia Roma.

Lejos de reducirse a una representación estética del cuerpo, la desnudez en su obra adquiere un valor psicológico.

De esta manera, el artista rompe deliberadamente con el canon del desnudo erótico o idealizado. En sus escenas, los personajes aparecen parcialmente cubiertos, sin rostros definidos.

“No busco que el erotismo o la belleza del cuerpo sean los protagonistas, sino crear una escena donde lo esencial es que el espectador se refleje. Las figuras no tienen un rostro específico porque quiero que cada persona que observe se sienta parte de esa historia que comienza con una mirada o un roce", explica Karlos

El tratamiento técnico también responde a esa búsqueda de verdad emocional. Algunas de las piezas más pequeñas, de formato 30x20 cm, fueron trabajadas con pinceladas más sueltas e imprecisas.

Karlos Ibarra
"Pinté de forma más expresiva, dejando que la pasión de los personajes se filtrara en cada trazo", afirma Ibarra.

"No quise hacer un desnudo perfecto o realista. Pinté de forma más expresiva, dejando que la pasión de los personajes se filtrara en cada trazo", afirma Ibarra.

Si bien su serie parte de la búsqueda del placer, Ibarra no elude la complejidad que implica toda experiencia íntima. Como en Freud, donde el placer convive con el dolor, el artista reconoce esta dualidad en donde en algunas de sus obras intervienen más personajes, Karlos Ibarra plantea lo que ocurre después del placer: esa etapa personal en la que se busca la plenitud y se enfrentan ciertas dificultades. Sin embargo, considera que es precisamente esa búsqueda constante del equilibrio emocional lo que mantiene al ser humano en un estado de satisfacción.

"Lo que me atrajo y me sigue atrayendo de la obra de Karlos Ibarra es su capacidad de construir, a través de una ideología romántica y placentera, un encuentro emocional que habita dentro y fuera de las paredes de una habitación. Sus pinceladas nos permiten dialogar con la intimidad, el deseo y la vulnerabilidad, invitándonos a despojarnos no solo de las prendas, sino de las imposiciones sociales que limitan el sentir. Exponerlo en Claroscuro fue una decisión natural, porque su obra reta al espectador, lo confronta con su propio placer y lo empuja a hablar, a sentir, a romper con la censura interna y externa. En un panorama artístico que se reinventa constantemente, su trabajo es un reflejo de libertad y de verdad”, comparte Jeannete Arévalo, directora de Claroscuro

En el universo pictórico de Karlos Ibarra, el deseo se muestra como una fuerza vital que trasciende lo corporal. A través del color, la textura y la composición, el artista abre una ventana a los laberintos del alma humana, y nos invita a observar no sólo cuerpos, sino vínculos, emociones, y el espejo profundo de nuestras propias experiencias.

¿Quién es Karlos Ibarra?

Karlos Ibarra es un artista contemporáneo originario de Guadalajara, Jalisco (1995), cuya obra se enfoca en capturar momentos inefables desde una mirada emocional y personal. Con formación en Artes Visuales por la Universidad de Guadalajara, ha desarrollado un estilo pictórico propio que se aleja del canon figurativo tradicional y que suele romper los cánones establecidos. Su carrera de más de una década lo ha llevado a participar en exposiciones nacionales e internacionales, destacándose por su técnica expresiva, su visión íntima del cuerpo y la emoción, y por abordar temáticas sociales desde la pintura. Entre sus influencias destacan Gerhard Richter, Lita Cabellut y Banksy. Su proceso creativo privilegia la espontaneidad, la contención formal y el trabajo simultáneo de piezas.

PCL

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