El artista plástico y poeta xalapeño Julio María fue galardonado con el Premio Nacional de Poesía Enriqueta Ochoa 2025 por su obra La isla que canta, durante una ceremonia realizada en la explanada del recinto cultural Casa del Cerro, en Torreón.
El reconocimiento, convocado por el Instituto Municipal de Cultura y Educación de Torreón (IMCE), busca honrar la memoria de la poeta coahuilense Enriqueta Ochoa, una de las voces más poderosas de la lírica mexicana del siglo XX, y al mismo tiempo fomentar el desarrollo de las nuevas generaciones de escritores del país.
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Entre lo visual y lo escrito
Para Julio María, este galardón representa no solo un reconocimiento a su trabajo literario, sino también una oportunidad para tender puentes entre disciplinas y geografías.
“Me siento más seguro pintando y dibujando que escribiendo, porque en la escritura estoy más desnudo”, confesó en entrevista para MILENIO el creador xalapeño, cuya trayectoria se ha desarrollado principalmente en el ámbito de las artes visuales.
“Me gusta moverme entre las artes visuales y la literatura. Esto nació en un proceso de bloqueo creativo: dejé de dibujar y me dediqué a escribir por allá de 2013. Desde 2016 he tratado de articular las dos cosas en una sola”.
Para el poeta, el Premio Enriqueta Ochoa tiene un valor simbólico adicional, pues establece un lazo entre Xalapa y Torreón, entre el norte y el sur del país. “Enriqueta Ochoa ha tenido un reconocimiento en crecimiento gracias a una investigadora literaria que se llama Esther Hernández Palacios, quien también es xalapeña”.
Julio María añadió que existe una especie de “fuerza de gravedad poética” que lo atrajo hacia Torreón, ciudad natal de Ochoa, y por ello dedicó su premio al doctor Mané, figura cultural nacida en Torreón y fallecida en Xalapa, así como a la maestra Esther Hernández, cuya labor académica ha contribuido a rescatar y difundir la obra de la poeta coahuilense.
“Este premio me hace sentir parte de un tejido poético que une a ambas regiones del país, donde la poesía se convierte en un territorio común”, señaló.
La isla que canta, una obra íntima
Desde su infancia, Julio María tuvo claro que su destino estaría ligado al arte. “Siento que no sirvo para otra cosa que no sean las artes. Mi familia lo supo siempre; nunca tuve trabas para dedicarme a esto y crecí rodeado de creatividad”.
Su formación como artista plástico le permitió desarrollar un estilo propio, donde las imágenes visuales y las metáforas poéticas conviven de manera natural. A lo largo de su trayectoria ha expuesto en diversas galerías y espacios culturales del país, pero ha sido en los últimos años cuando su escritura ha cobrado un papel protagónico.
Aunque él mismo reconoce que su faceta literaria ha permanecido en la intimidad, La isla que canta marca un punto de inflexión en su carrera, al ser su primer libro publicado y la obra con la que obtuvo el galardón nacional.
El libro premiado es una obra profundamente personal. “La isla que canta está escrita para mi hijo. Es un libro que habla desde la paternidad, desde la ternura y la vulnerabilidad”, explicó el autor. En sus páginas, la poesía se convierte en un espacio de confesión, donde las emociones se revelan sin máscaras.
“Vivo de las artes visuales, pero mi parte de la escritura es más reservada, porque me siento más desnudo. En un cuadro no estoy yo ahí, pero en un libro sí hablo de cosas muy mías”, compartió. “En la pintura hay más formas de camuflajearse, pero en la literatura se dice lo que uno verdaderamente es. Es un testimonio poético, y escribiendo soy más vulnerable”.
El Premio Nacional de Poesía Enriqueta Ochoa se ha consolidado como uno de los galardones más importantes en su género dentro del país. A lo largo de los años ha servido para reconocer las voces emergentes y consagradas de la poesía mexicana, al tiempo que mantiene vivo el legado de la autora torreonense, recordada por su fuerza lírica y su profunda espiritualidad.
Este año el evento reunió a poetas, artistas, académicos y amantes de la literatura, quienes celebraron la entrega del premio a un autor cuya obra se caracteriza por el diálogo entre las artes visuales y la palabra escrita.
Con este galardón, Julio María se suma a una lista de escritores que continúan renovando el panorama poético nacional, demostrando que la poesía sigue siendo un espacio de encuentro, revelación y resistencia creativa.
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