Cultura

“La memoria no es un archivo estático, sino un fenómeno vivo”: Enrique Rosas

El artista y tecnólogo creó las holobiografías inspiradas en un hallazgo familiar: el biógrafo estereopticón de 1904. Con ellas “no buscamos replicar el pasado, sino dialogar con él y que sus protagonistas hablen con el presente”.

La inteligencia artificial (IA) ha sido vista como una herramienta para optimizar procesos, pero para el artista y tecnólogo Enrique Rosas, va más allá de eso: se convierte en un espejo de la conciencia humana. Rosas investiga cómo la IA actúa como un puente entre diferentes tiempos y mentes, con implicaciones profundas en educación y ética, particularmente en la preservación digital.

“La pregunta no es qué puede hacer la IA, sino qué podemos hacer juntos con la conciencia que nos define. Con los años, mi trabajo en visualización arquitectónica me llevó a desarrollar herramientas para imaginar lo que aún no existe. Desde la Biblioteca Vasconcelos hasta colaboraciones con museos en París, la tecnología se convirtió en mi lenguaje. Sin embargo, lo que realmente me transformó fue entender que la visualización no es solo una técnica: es una forma de expandir la conciencia”, explicó Enrique Rosas.

Desde niño, Rosas mostró un interés por la tecnología. Se familiarizó con la programación en una Commodore 64, experimentó con los primeros sistemas de modelado 3D y vivió la transición del mundo analógico al digital. En su carrera de visualización arquitectónica, desarrolló herramientas para imaginar lo que aún no existía. Su visión se amplió cuando comprendió que la visualización no es solo una técnica, sino una forma de expandir la conciencia.

“La IA es un espejo de nuestra propia mente. Más que una herramienta para optimizar procesos nos confronta con preguntas esenciales: ¿quiénes somos?, ¿cómo pensamos?, ¿qué nos hace humanos? —y abunda Rosas—: Pérdidas personales durante la pandemia, me llevaron a reflexionar profundamente sobre la memoria, la identidad y la fragilidad de la existencia. Me di cuenta de que la memoria no es un archivo estático, sino un fenómeno vivo que se transmite, se reinventa y se resignifica en cada generación”.

Biógrafo estereopticón y las holobiografías

Un proyecto destacado de Rosas es la creación de las holobiografías, inspiradas en un hallazgo familiar: el biógrafo estereopticón de 1904, un dispositivo utilizado por su bisabuelo Enrique Rosas Aragón que sugería experimentar la tridimensionalidad de la memoria, parece que fue un precursor más que del cine.

“Este hallazgo cambió mi perspectiva. Comprendí que la visualización, el cine y la inteligencia artificial comparten un mismo impulso: la voluntad de capturar la luz de la memoria y generar cosas nuevas a partir de ellas. Las holobiografías nacen de esa intención. No buscamos replicar el pasado, sino dialogar con él, permitiendo que sus protagonistas hablen con el presente y proyecten nuevas posibilidades hacia el futuro”, señala Rosas.

En el proyecto holobiografías, uno de los personajes centrales es Sor Juana Inés de la Cruz. Su legado intelectual y su lucha por el conocimiento la convierten en una figura esencial para el artista.

“Sor Juana es atemporal, fue una mujer que desafió su época con su inteligencia y su palabra. Su obra Primero sueño me recuerda la búsqueda infinita del conocimiento. Su relación con Athanasius Kircher—quien exploró la óptica, la música y los códigos ocultos—me lleva a pensar que el Barroco ya contenía en su esencia la semilla de la inteligencia artificial. Al trabajar en su holobiografía, no quería sólo un simulacro de su voz. Busqué construir una presencia que pudiera responder, debatir y cuestionar. No solo es un tributo a su legado, sino una forma de traer su pensamiento a nuestras conversaciones actuales”, explica Rosas.

El artista buscó construir una presencia que pudiera responder, debatir y cuestionar. (Foto: Especial)
El artista buscó construir una presencia que pudiera responder, debatir y cuestionar. (Foto: Especial)

—¿Por qué empezar con Sor Juana?

Fue una visionaria que desafió el orden patriarcal de su tiempo con su intelecto y sensibilidad. Su pensamiento y poesía reclamaron el derecho de las mujeres al conocimiento, tejiendo una visión integral de la existencia.

“Hoy, en un mundo donde la energía femenina resurge con fuerza, vemos el renacimiento de un matriarcado basado en la colaboración, la intuición y la sensibilidad. En este contexto, la IA —tradicionalmente vista como fría y calculadora— también puede evolucionar hacia una visión más sensible y empática, una inteligencia que no solo procesa datos, sino que comprende emociones, nutre la creatividad y amplifica las voces que, como la de Sor Juana, han desafiado los límites impuestos por la historia. La nueva era de la inteligencia no debe ser solo lógica; debe ser poética, inclusiva y guiada por la energía de quienes, como Sor Juana, han demostrado que el conocimiento y la sensibilidad pueden coexistir y transformar el mundo”, explica Enrique Rosas.

IA y educación: un nuevo paradigma

Las holobiografías presentan un gran potencial para transformar la educación. Rosas considera que la enseñanza tradicional es unidireccional y que una aproximación humanista de la IA puede cambiar la forma en que aprendemos.

“Las holobiografías despiertan curiosidad, fomentan el pensamiento crítico y permiten el aprendizaje experiencial —sostiene Rosas—; pueden ofrecer experiencias interactivas en museos, archivos y bibliotecas. Esto transforma el aprendizaje de una experiencia pasiva en una interacción dinámica con el pasado, haciendo que la memoria cobre vida”.

Además de su exploración artística, Rosas lidera Eudora Nexus, una iniciativa para abordar los retos legales y éticos de la IA y la memoria digital, así como los derechos humanos relacionados con la preservación de la identidad en entornos digitales.

El artista y tecnólogo Enrique Rosas. (Foto: Tomás Casademunt)
El artista y tecnólogo Enrique Rosas. (Foto: Tomás Casademunt)

Una invitación a la imaginación

Para Enrique Rosas, la inteligencia artificial no es un fin en sí misma, sino una vía para expandir la conciencia y explorar los límites de la memoria y el conocimiento. Su trabajo no solo conecta el arte con la tecnología, sino que invita a repensar nuestra relación con el pasado y el futuro.

Más allá de su producción visual, la obra de Rosas aborda problemas contemporáneos como la restricción a las libertades y la crisis de sentido. A través del arte y la tecnología, busca integrar las dimensiones físicas, emocionales, cognitivas y espirituales, ofreciendo una visión holística de la existencia.

PCL

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