Un maestro del Inbal le dijo a Norma Andreu que no sabía dibujar; ella dejó la escuela de diseño, se fue a Estados Unidos, a Canadá, creó muñecas artesanales con textiles y se transformó en Cara Carmina al ilustrar y escribir libros para niños. Ha publicado hasta hoy 22, entre ellos cinco sobre Frida Kahlo, personaje del filme ¡Hola, Frida!, basado en su trabajo y en una serie web previa, que viene a estrenar.
“Me provoca mucho conflicto esa palabra. Es verdad que hay cierto abuso de Frida, pero es una riqueza universal. Hablar de gente inspiradora, tomar ejemplos de artistas, atletas, políticos, escritores, siempre es enriquecedor, sobre todo para nuestros niños. También siempre es un acierto buscar ejemplos de vidas preciosas y extraordinarias. Definitivamente sí hay un abuso de Frida, pero ese abuso viene del amor, de la admiración”, dice antes de estrenar en México ¡Hola, Frida! el 16 de octubre.


La ilustradora y escritora creció en la colonia Del Valle, pero pasaba su adolescencia en la vecina Coyoacán, donde podía ir con sus amigas a un café abierto al público en la Casa Azul, donde nació y vivió Frida Kahlo, antes de que se convirtiera en centro de peregrinaje masivo y se saturara de turistas.
“Siempre admiré mucho a Frida como mujer más que como pintora. Su arte me empezó a agradar y a encontrar vínculos tarde en mi vida —apunta Cara Carmina, quien se mudó a Montreal por amor igual—. A ella la admiré como mujer fuerte, resiliente, valemadrista, revolucionaria, que tomaba esas decisiones precipitadas y se dejaba llevar por sus pasiones y sus amores y sus tristezas”.
El filme de animación ¡Hola, Frida!, producción franco-canadiense a partir de la novela gráfica Frida C'est moi (2016), de Cara Carmina y Sophie Faucher, libro que ya generó una microserie homónima para web de seis capítulos de seis minutos cada uno (2023), está dirigida por la pareja de cineastas franceses André Kadi y Karine Vézina, con guion de Anne Bryan, Faucher y el mismo realizador.
De 80 minutos de duración, se enfoca en la niñez de la pintora, su poliomelitis, su amiga imaginaria, su familia y su diálogo eterno con la muerte, y llega con 200 copias a cines del país.
“A mí el cliché que más me molesta de Frida en su vida es Diego, porque hay mucha gente que no puede hablar de ella sin ligarla a Rivera. Tenemos que alejarnos de Diego para ver a Frida”, dice.
Cara Carmina asumió el reto de hablarle de Frida Kahlo a los niños en el libro que dio origen al filme, e hizo un trabajo arduo de investigación. Al principio pensó que era una idea descabellada porque a su juicio la historia de Frida Kahlo tiene muchísimos temas que no son apropiados para niños.
“Y cómo enfocarnos en su niñez me parecía incluso más retador debido a que no tenemos tanta información sobre ella de niña como la que tenemos de adulta. Yo y Sophie Faucher creamos una especie de ficción histórica para tener un vínculo con los niños. Su fase de enfermedad con la poliomielitis es el anclaje de esta historia, tanto del libro, como de la serie web y de la película.
“Fue un gran descubrimiento para mí como ilustradora, porque primero era crear esa Frida, para la que me inspiré en una foto muy específica de su padre Guillermo Kahlo, en la que aparece con pelo corto y un gran moño en la cabeza; y después, al darme cuenta que desde chiquita era una personita muy resiliente y que se enfrentó a cosas de niña que nosotros no vivimos ni siquiera en toda una vida”, dice.

Cerca de los niños
Su acercamiento a los niños y la literatura infantil empezó como nana en una familia rica en EU, que tenía muchos libros que leía a los hijos; ahí se enamoró de la ilustración y más tarde de un mexicano que vive en Montreal, donde lo siguió por amor, y cayó en blandito en la capital de Quebec.
Se encontró en una ciudad donde los niños leen en promedio 300 libros al año, según sus cálculos, más que la media de 3.4 libros a los que un mexicano adulto accede en 365 días. Promovió en Montreal su trabajo de ilustración desde 2014, hacía set ups de papel en 3D, dioramas de papel que ponía en Facebook. Un poeta uruguayo, Germán Machado, vio su trabajo y su personaje de una niña con gatos.
El sudamericano, escritor de libros infantiles también, le buscó editorial y así Cara Carmina entró a ese mundo, con su primer título: La escuela de gatos de la señorita Cara Carmina. Hoy tiene 22 títulos, traducidos a varios idiomas, porque además Norma Andreu habla español, inglés, francés e italiano.
Trabaja varias técnicas, papel cortado con dioramas en 3D; disfruta mucho dibujar a lápiz directamente y después entintar sus dibujos para colorearlos en Photoshop. En los tres años pasados aprendió a trabajar en Procreate en el Ipad, que asegura le da una libertad muy particular porque puede manipular la imagen a su antojo y con brochas que son infinidad de texturas. También utiliza las telas y collages.
Cuando llegó a Montreal, empezó a elaborar muñecas como un proceso de experimentación, de pensar el hilo como tinta. Creó personajes con ojos estrellados, su sello de artista. Después tradujo ese dibujo textil en papel y pasó a hacer tarjetas. Las muñecas llegaron a las boutiques de museos, a las tiendas de diseño y de regalos, se hicieron tan populares que ahora hay una lista de espera de más de 100 personas que quieren muñecas, pero la artista dejó de hacerlas hace cuatro años.
Sobre por qué no escribió ella también el texto de Frida C'est moi sino Sophie Faucher, dado que también escribe libros infantiles, no solamente los ilustra, explica cómo surgió la colaboración con ella.
Antes de Faucher se acercó a ella una editorial italiana que había visto sus muñecas de Frida Kahlo, le ofrecieron publicar un libro sobre la pintora con textos suyos, que empezó a escribir, pero no se concretó. Conoció a la popular actriz canadiense en el Museo de Bellas Artes de Quebec, que la contrató para crear muñecas de Frida y venderlas en la exposición In Wonderland. The surrealist adventures of women artists in Mexico and the United States de 2012, que incluía siete cuadros de Kahlo.
Ahí vio un poster de una mujer disfrazada de la pintora para el monólogo teatral Frida Kahlo Correspondance. Era Faucher, actriz de teatro y doblaje. Quiso asistir a la obra y los boletos se habían agotado. Un par de años después se la encontró mientras vendía muñecas de Navidad, Sophie reconoció las de Frida, y hablaron de su pasión compartida y le propuso hacer el libro Frida C'est moi, que se hizo un éxito en Quebec y hasta el momento ya lleva diez reimpresiones, una serie y un filme.
Cara Carmina ha publicado en torno a la pintora: Je m'appelle Frida Kahlo; Frida C'est moi; Frida, la reine des couleurs; Moi, C'est Frida Kahlo y Frida en Gaspésie, todos en colaboración con Foucher.
Dado el éxito de Frida C'est moi, la productora Tobo Media, especializada en series y películas para niños, se les acercó y les propuso hacer la animación para Télé-Quebec y así surgió la serie en 2023 y ahora el largometraje ¡Hola, Frida!, distribuida en México por Alfhaville Cinema y Nueva Era Films.
Igual que encontrar un seudónimo, las muñecas también se conectaron con la amiga imaginaria de Frida, que Cara Carmina y Sophie Faucher desarrollaron en su historia, como doppelgänger de Kahlo.
Cara Carmina cuenta que el proceso más complejo para la película fue el desarrollo del guion.
¿Por qué pasaste de un libro infantil a la pantalla grande con Frida Kahlo?
Hay gran avidez por conocer a Frida por los padres de nuestra generación. Soy de una generación de los 70, tengo 46 años. Pero las nuevas generaciones, los padres y madres de esas nuevas generaciones, están ávidos de enseñarles a sus hijos quién es Frida Kahlo. Y qué mejor que una animación.
Antes de la película fue una micro serie para web, ¿cómo llegó ahí tu trabajo?
El proceso fue muy orgánico porque la casa de producción Tobo, que ya tenía trabajos previos de animación infantil, y la casa de animación, Doku Studio de Quebec City, ya había animado el largometraje Dunia, sobre una niña inmigrante siria que escapa de la guerra con su familia a Canadá. Con Dunia fue el mismo proceso: teleserie, que fue un éxito, y luego un largometraje. Ellos ya traían todo este expertis con animación 2D, que me agrada mucho, porque se asemeja mucho a mi ilustración. Yo soy consultora artística: ellos retoman mis ilustraciones del libro y las animan. No tuve nada que ver con la animación en el sentido de ejecutarla, no soy animadora. Y me impresionó la fidelidad del trabajo.
¿Y cómo se convirtió en largometraje?
El proceso de animación fue el mismo. Incluso hay partes de la serie que se reproducen en la película. El proceso más complejo para la película fue el guión, porque el guión, porque la historia debía tener más peso que la serie, que son sólo 30 minutos sumados. Hubo cuatro guionistas, entre ellos el director André Kadi. Y luego fue el deleite, porque la directora Karine Vézina es gran ama la vida de Frida desde hace 20 años y dice que fue un gran placer animar México y Frida y sus colores, incluso música. No sé si te diste cuenta, ¡Hola, Frida! tiene música original de una compositora francesa, Laetitia Pansanel-Garric, que hizo un trabajo hermosísimo. Hizo el soundtrack del filme. Laetitia ha ganado muchos premios y se empapó con músicos mexicanos, de nuestra mexicanidad. Hay mucho amor.
La producción parece la ONU con tal diversidad de nacionalidades involucrada.
Totalmente. Tienes un punto bien bonito ahí, porque quiero que la gente en México sepa que justamente somos muchísima gente de muchos lugares del mundo, incluidos mexicanos. Hay muchos más mexicanos en esta producción. Por ejemplo, para dar un ejemplo, la primera versión, la versión francesa se hizo buscando a una niña que hiciera la voz de Frida y que fuera mexicana con acento, que le encontramos entre los alumnos de clases que yo había visitado. Eso fue hermoso.
El doblaje que se hizo para el cine en España, en catalán y en euskera, el equipo de doblaje fue 100 por ciento de mexicanos que viven ya desde hace tiempo y que trabajan como actores en Barcelona. Eso fue hermosísimo. El equipo de doblaje de México, que es la versión español oficial, es mexicano completamente. Los músicos en Francia hicieron la primera composición son algunos mexicanos. Olivia Ruiz, la cantante del soundtrack original, es una gran actriz y cantante, sobre todo muy conocida en Francia, tiene orígenes españoles, habla español con un poco de acento. Tienes razón: hay quebequenses, franceses, mexicanos, chilenos, un montón de gente implicada. Es muy bonito.
La MetOpera estrenará la ópera El último sueño de Diego y Frida esta temporada y no hay ningún mexicano. Deborah Colker, la directora artística, me dijo que porque Frida Kahlo no es de los mexicanos, sino de todo el planeta.
Qué bonita respuesta. Claro que Frida nos pertenece a México de una manera muy, muy particular. Ella era más mexicana que el pan de muertos y vivió en una época particular. Siempre he dicho que Frida es Frida gracias a su contexto histórico, porque hay historias como la de ella, mujeres que sufrieron o que se enamoraron del tipo equivocado, que vivieron dolores o problemas físicos, hay muchas. Frida nace en una época donde México era un México revolucionario. Eso crea una situación muy particular. Es una época donde la mujer todavía no tiene esta injerencia como la tiene ahora.
México hoy tiene una presidenta mujer, cuando Frida hubiera imaginado que llegaríamos a tener una presidenta mujer, si no podía ni siquiera ella estudiar medicina, porque había reticencia a aceptar que las mujeres pudieran ser médicos. O hacer deportes, como los que ella hacía con su padre, ella practicaba box y eso era como mal visto. Y se ponía pantalones y era mal visto. Frida es, si no víctima, es una gran centellita que se iluminó poco a poco gracias a su contexto histórico. Y luego con la vida que tuvo y cómo se llevó su arte. Porque ella era la señora Rivera, siempre.
¿Por qué tu libro y película se enfocan en su niñez y, particularmente, en la poliomielitis?
No podíamos permitirnos no hablar de eso, porque la poliomielitis es lo que más la significó de niña. A mí me parece y a la producción y le resulta un punto de partida para hablar de esa resiliencia que ella tenía de la poliomielitis. Yo visito escuelas y siempre he creído que puedes hablar con los niños de lo que sea, más que con los adultos. Voy a las escuelas y hablo de la poliomielitis, del divorcio, de cuando la engaña Diego, de la muerte y el Día de Muertos con los niños. Es un placer simplemente encontrar las palabras y la manera correcta a su nivel para tocar todos estos temas.
Con la poliomielitis, ahorita que hablo con ellos en los talleres que doy, me aproximo desde la desde la palabra vacuna, porque los niños desafortunada o afortunadamente ahora, con lo que vivimos hace unos años en la pandemia, la palabra vacuna se escucha mucho y se sabe mucho. Ellos entienden enfermedad. En su caso ese no es un tabú para nada. Les explico que la poliomielitis ya casi no existe, casi la vencimos gracias a las vacunas. Pero en la época de Frida existía y muchos niños la padecieron. Entonces se les explica. Tengo una ilustración en mi libro donde ella tiene la férula que muchos niños utilizaban para poder caminar y por la que a ella la buleaban y le decían: Pata de pollo”.
¿Es real eso?
Son cosas que las tenemos registradas en la historia de Frida. Nuestro interés era hablar con verdad y honestamente de su historia de pequeña, no inventar. Hay muchas cosas que ficcionadas porque no tenemos información, pero que surgen de la verdadera historia de esta niña que vivió esta enfermedad. Eso es parte de la belleza que tenemos de Frida, que tenemos referencias donde podemos contar su historia y dignamente. Y lo de la amiga imaginaria es la parte que más me gusta, te confieso, porque a mí me gusta mucho leer las cartas de Frida desde hace mucho tiempo y hay unas muy hermosas. Y ella escribió un diario al final de su vida, en el que escribe esta historia de cuando estaba en cama postrada, chiquita, se aburría, entonces ella inventaba una amiga muy imaginaria. En la película es hermoso esto.
¿Por qué en la película no usó su sello de artista, los ojos estrellados?
El sello en los ojos se utiliza en la serie web y funciona muy bien. Sin embargo, para la pantalla grande, por el formato, por un tema de adaptación se decidió de modificarla, creo que con acierto.
El tema legal de Frida ha tenido muchos problemas. Las muñecas que hicieron de Frida fueron sujetas a demandas. ¿Cómo has llevado este tema?
Es complicado y yo estoy totalmente al corriente de lo que ha sucedido con la familia y con los temas de derechos de venta, de los errores, de los aciertos y desaciertos que se han hecho en cuestiones de copyright con Frida Kahlo. En este caso nosotros entramos en un tema con el libro que es educacional. El nombre de Frida copyright, que desafortunadamente la familia cedió a una persona que no era la correcta y que ha producido controversia, no aplica para para libros. Tenemos también el apoyo del Museo Frida Kahlo y de Cristina Kahlo, que es la sobrina nieta. Y el acervo de la obra de Frida pertenece al pueblo de México y al Banco de México, por decisión de Diego Rivera. Nosotros cumplimos con las cuestiones legales en cuanto a la reproducción de su obra, que no hay reproducción de la obra en la película ni se hacen alusiones a su obra. Hay metáforas visuales.
¿Por qué esa obsesión por la muerte en la película?
Todos esos temas son mucho más fáciles de abordar con un niño que con un adulto. Nosotros, siendo mexicanos, yo, siendo mexicana viviendo en Quebec, es un contraste muy fuerte de cómo vivimos la muerte en México con la vida. En la película no es que haya una obsesión por la muerte, sino que simplemente es parte de la historia y es una historia que tiene constantemente a la muerte presente. Frida vivió, estuvo a punto de caer al precipicio, y lo sobrevivió y de manera compleja, porque también ella vivía una realidad donde la medicina no estaba tan avanzada como ahora.
Algunos de sus tratamientos fueron complejísimos y dolorosísimos. Esa idea de traer a la muerte, a la Catrina, que es la representación que tenemos en la película, es un homenaje a las tradiciones mexicanas y a traer ese Día de Muertos y a que los niños puedan entender, culturalmente hablando, cómo se vive la muerte en México, que es una riqueza impresionante. En Quebec se celebra el Día de Muertos en las escuelas; las maestras tratan de explicarlo y de vivirlo, porque como somos una sociedad multicultural, les resulta a ellos muy interesante entender el Día de Muertos y se utiliza en gran parte de una manera infantil y muy bonita”.
¿Cómo lidiaste con los clichés en torno a Frida Kahlo?
Todos los libros que hay publicados de Frida convergen en esa repetición de ser biográficos, le dan mucho peso a Diego. A mí el cliché que más me molesta de Frida en su vida es Diego, porque hay mucha gente que no puede hablar de Frida sin ligarla a Diego. Y ella tiene una significación individual como mujer, como artista y como mexicana muy, muy importante. Estoy consciente que Diego Rivera es parte fuerte de esa historia y que quizás es una parte fuerte de la inspiración de ella. Leí la biografía de Leonora Carrington de Elena Poniatowska y descubrí a un Diego diferente. Yo no tenía mucho conocimiento de Diego. Es a través de Poniatowska que encuentro a un Diego que me cambia un poco la manera de reflexionar de él. Sin embargo, tenemos que alejarnos de Diego para ver a Frida.
Y en este caso tenemos una anécdota muy particular, que fue que cuando la película se estrenó en el Festival de Morelia el año pasado, tuvimos la fortuna de tener un screening en la Casa Azul al que asistió Cristina Kahlo. No estuve presente, pero me contaron que estaba muy conmovida y dijo que le daba muchísima alegría de encontrar en esta película a su familia. Eso es otro punto bien bonito de la película. Se habla de la relación madre e hija, padre e hija, hermana, hermana, la dinámica familiar de esa familia que vivía en esa Casa Azul, de la que muy poco se habla porque se habla mucho de Frida”.
¿Qué sientes cuando escuchas la palabra fridamanía?
Me provoca mucho conflicto, porque hay un cierto abuso de Frida. Sin embargo, Frida es una riqueza universal. El hablar de gente inspiradora y tomar ejemplos inspiradores de un artista, un atleta, un político o un escritor, siempre va a ser enriquecedor, sobre todo para nuestros niños como adultos. También buscar ejemplos de vidas preciosas y extraordinarias me parece siempre un acierto. Sí, definitivamente hay un abuso de Frida en muchos aspectos, pero ese abuso viene del amor, de la admiración y de la avidez de tener cosas y de ver esa imagen que nos conecta con Frida.
¿Tus libros y la película se insertan en esa fridamanía?
Es parte, todo lo que se hable, se haga, se exhiba, se produzca con la intención de promover a Frida Kahlo, de hablar de Frida Kahlo o de de revelar cosas de Frida Kahlo, se inserta en la fridamanía. Es inevitable.
A una década de tu primer libro sobre Frida Kahlo. ¿Cómo te ha cambiado?
Me ha dado unas alas más fuertes para volar. Y es una metáfora que sale de ella. Ella dijo: “Piernas para que las quiero si tengo alas para volar”. Y a mí Frida me dio la primera corriente de aire para tomar vuelo como ilustradora.
