Cultura

Carlos Velázquez: “Me gusta mucho el cuentista en el que me estoy convirtiendo”

FIL Guadalajara

“Lo sensacional de escribir un libro de cuentos es que puedes ensayar distintas vidas y tramas”, comparte el autor de "La Biblia vaquera", durante una entrevista con MILENIO.

Carlos Velázquez (Torreón, 1978) es un cuentista nato. Así se asume y así lo confirman sus libros La Biblia vaquera , La marrana rosa de la literatura negra, La efeba salvaje y El menonita zen, reunidos por Océano en la colección que lleva su nombre: “Biblioteca Carlos Velázquez”.

Renuente, por ahora, a incursionar en la novela, satisfecho de lo que ha logrado como cuentista, afirma: “Lo sensacional de escribir un libro de cuentos es que puedes ensayar distintas vidas y tramas”. En entrevista, menciona también su voluntad de experimentar y ampliar su registro literario a través de nuevos proyectos, entre ellos un libro de relatos sobre la Ciudad de México.


¿Qué significa tener una colección que lleva tu nombre?

La literatura es una carrera de largo alcance. Uno empieza a trabajar y nunca sabe qué va a ocurrir con tus libros. Mucha gente que empezó a publicar conmigo en 2008, porque La Biblia vaquera apareció ese año en el Fondo Tierra Adentro, un sello juvenil que lanzaba treinta títulos al año, ya no se dedica a escribir. Y el hecho de que 17 años después el libro siga teniendo presencia me sorprende y alegra. La colección es posible porque hay un corpus. Hasta ahora son cuatro títulos más El despachador de pollo frito, que se va a reeditar el próximo año, y verlos reunidos es muy gratificante.

¿Cómo miras, a la distancia, las circunstancias en las que empiezas a publicar en Tierra Adentro en comparación a las que se les presentan a los jóvenes en este momento?

No quiero sonar pesimista ni tremendista, pero los nacidos en los años setenta, mi generación, fuimos muy afortunados. Teníamos hambre por escribir buenas obras literarias y crear un diálogo con los grandes maestros. Estábamos preocupados por procurar buenas formas literarias, por leer y entender los mecanismos. Algo se desvirtuó después, aunque hay muy buenos autores. Muchos no quieren o no se alimentan del canon que deberían y eso se ve reflejado en la obra que se publica en la actualidad. Se ha perdido un poco la gana de entender la literatura como un oficio.

Cuando escribes, más allá de los temas, ¿cuáles son tus preocupaciones sobre el artefacto literario que vas a construir?

Después de escribir cinco libros de relatos todo se vuelve más complicado porque procuras no repetirte y no darle al lector pan con lo mismo. He procurado expandir mi visión de manera formal y de manera temática. En principio, he intentado no traicionar el libro de cuentos como producto acabado, en el sentido de que no meto relatos de relleno. Me interesa que todos tengan un lenguaje propio acorde a las circunstancias de los personajes y con un tono distinto. Lo sensacional de escribir un libro de cuentos es que puedes ensayar distintas vidas y tramas.

El autor de "El menonita zen", Carlos Velázquez, habló sobre cómo fue el proceso de escribir este libro, de cual tardó 4 años.
Carlos Velázquez, autor de "El menonita zen" | Cortesía


En tu obra, ¿cómo evalúas la recepción crítica y la recepción de los lectores?

La recepción crítica ha sido fundamental en mi trabajo. Una de las cosas positivas del centralismo es que casi toda la crítica se hace en la Ciudad de México y nosotros, al provenir de otra corriente, todavía muy joven, porque la literatura norteña empezó realmente en los años ochenta con [Daniel] Sada y [Jesús] Gardea, nos sentimos afortunados por contar con buenos comentarios desde la capital, que tienen más resonancia. Y respecto a los lectores, no quiero sonar cursi, pero la literatura me ha dado algo que jamás me imaginé que me iba a pasar: a través de los libros he conocido gente que hoy es fundamental en mi vida.

Recientemente has polemizado con Julián Herbert. ¿Qué piensas del debate y la crítica en estos momentos en México?

He tenido una reacción positiva de algunos especialistas y críticos, pero también me han pegado. Jamás he salido a defender ninguno de mis libros ni a rebatir lo que dicen mis críticos porque cuando uno publica un título tiene que estar preparado para los chingazos. Ahora a los autores les ha dado por descalificar a los críticos con argumentos tontos y acomodaticios. Hay autores que lloriquean en las redes sociales y eso me parece terrible porque empobrece el ruedo literario en México y no ayuda a mantener un panorama sano. Si tengo algo que decir sobre Herbert, tengo que ponerlo por escrito, publicarlo y asumir los costos. Ahora nadie quiere entrar en debates porque hay todo un sistema de la no ofensa, del buenondismo y todo es maravilloso, pero la realidad es otra. La gente está muy negada a eso. He escrito textos en contra de otros autores, no solo Herbert, y su manera más sencilla para sacudirse la crítica es decir que es pura víscera.

Haciendo una evaluación, ¿hacia dónde piensas encaminar lo que viene en tu carrera?, ¿cuál es tu búsqueda?

Me acaban de dar la beca del Sistema Nacional de Creadores para escribir tres libros de relatos. Quiero insistir en esta forma porque el cuento siempre tiene altibajos. Agradezco que Océano comprendiera el tipo de autor que soy. Por otra parte, me interesa mucho que los escritores que vienen atrás, si realmente tienen un cuentista dentro, no le hagan caso a las editoriales comerciales que siempre piden una novela. Gracias a que en México tenemos editoriales independientes y del Estado hay espacio para el cuento. En relación con mí trabajo, la apuesta tiene que subir y quiero buscar otros grandes temas. Vienen cosas chonchas, quiero hacer un libro de cuentos sobre la Ciudad de México. La ciudad me ha contaminado y ahí hay un gran tema que quiero explorar. Me gusta mucho el cuentista en el que me estoy convirtiendo. Tengo muchas cosas por contar. El día en que las historias dejen de llegar me preocuparé y quizás entonces escriba una novela. Tengo que seguir perfeccionándome y buscar el libro de cuentos que me reconcilie con todos aquellos a quienes no les gusta mi trabajo.

El cuento ha sido frecuentado con éxito en México, además, en Latinoamérica hay una camada de autores, sobre todo mujeres, cuentistas. ¿Cómo te inscribes dentro de nuestra tradición?

Es difícil de responder, no lo había reflexionado. Quizá me insertaría como un autor perteneciente a una tercera nación. Soy un autor que está a medio camino entre Estados Unidos y México, comparto muchas cosas con el centro y el sur, pero soy una especie de clase distinta, no mejor, pero sí distinta.

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*Con la colaboración de Héctor González Jordán



LHM 




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José Luis Martínez S.
  • José Luis Martínez S.
  • Periodista y editor. Su libro más reciente es Herejías. Lecturas para tiempos difíciles (Madre Editorial, 2022). Publica su columna “El Santo Oficio” en Milenio todos los sábados.
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