En tiempos convulsos, en que una parte de la humanidad quiere “meter las realidades bajo el tapete”, Ana Claudia Talancón confía en quienes, como ella, buscan exponerlas “para que sanen, que se vean las heridas porque, como decían Rumi y Leonard Cohen, por ahí entra la luz; si no se visibilizan, no se concientizan”.
“Podría parecer que lo malo, el odio, nos está jalando, pero hay otra parte. Los contrastes son fuertes. Uno puede ver el vaso medio lleno o vacío, y yo lo veo lleno”, dice, esperanzada, desde la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, donde presenta el libro Cine México.
Cine México
Tras entender que sanar “no es algo que atraviesas, es un proceso que no terminas; siempre es mejor reconocer nuestras heridas”, experimenta prosperidad en lo personal y profesional, lo que le ha permitido compartir sus saberes de diversas maneras, por ejemplo: a través del epílogo que escribió para el libro editado por Sexto Piso.
La obra, un recorrido escrito y visual por la historia del cine mexicano, reúne la pluma de Talancón con las de la investigadora Claudia Arroyo, el director Roberto Fiesco, la actriz Ilse Salas y el historiador de arte Álvaro Vázquez.
“Aunque creo en los milagros, también creo en hacer equipo para reformar estructuras y que las cosas funcionen, para que el cine sea una industria redituable, que se puedan ir haciendo más y mejores películas”.
El cine mexicano avanza, dice la protagonista de clásicos como Arráncame la vida y El crimen del padre Amaro, pero “siempre habrá frentes por derrumbar. Aunque faltan más mujeres, más equidad, hay un avance en diferentes sentidos. Ya se siente que hay una línea para reportar cualquier clase de abuso laboral o abuso de cualquier forma”.
Sobre verse en la pantalla en sus diferentes proyectos artísticos, dice que a veces le resulta catártico y “a veces es un orgullo inmenso el camino recorrido. Me lleva a sumergirme en las emociones que estaba atravesando. Me gusta porque, si bien soy mi mayor juez, me transmite el saber que estaba ahí, que había y hay cosas sucediendo”.
Su afinidad por la psicología espiritual
Ante los halagos que la endiosan como actriz, confiesa que no siente “ninguna sensación de realización, pero sí de reconocimiento. No está mal darte una palmadita en la espalda y agradecer a nuestro cuerpo, a la gente, al haber despertado todos esos días a las horas debidas, al haber estudiado, al haber sido responsable, por estar trabajando”.
Ana Claudia comparte que actualmente está inmersa en la psicología espiritual: “Que las emociones vayan arriba y abajo es señal que estamos vivos, pero cuando empiezas a conocer la paz, es una estabilidad con una vibración alta, tranquila”.
Finaliza diciendo que el reto y la responsabilidad de un artista es “la entrega, compartir la pasión que tenemos, las herramientas para expresarnos”. Además de defender y exaltar en todo momento “el amor a las historias propias y de los demás, aunque haya quien las quiere abajo del tapete”.
hc