La fundación de Plural en octubre de 1971 se debió a Octavio Paz, porque él siempre fue un hacedor de revistas. De Barandal en 1931, a Vuelta, aunque Letras Libres podría ser su nieta. En pocos países puede verse la continuidad que logró Paz en las revistas literarias que promovió; en América Latina crear y sostener una revista literaria es una verdadera faena.
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Así lo dijo Elena Poniatowska durante su participación en la mesa de análisis A 45 años de Plural, a propósito de la exposición Kazuka Sakai en México 1965-1977, al lado de José de la Colina, Manuel Felguérez e Ignacio Solares, en el Museo de Arte Moderno.
"En 1965 y 1976, la cultura mexicana sufrió dos golpes: la salida del Fondo de Cultura Económica de Arnaldo Orfilia Reynal y la de Julio Scherer del diario Excélsior. Octavio Paz renunció de inmediato, con todo su equipo, a la revista Plural que dependía de ese diario. A Scherer debió reconfortarlo que un intelectual de la talla de Paz se solidarizara con él y con los 103 periodistas que literalmente quedaron en la calle".
Luego, Poniatowska recordó que en aquellos años de iniciación de Plural, su padre fue visitado por Octavio Paz, quien le pidió que diera permiso a Elena para que formara parte del consejo de redacción de la revista. "Como Carlos Monsiváis, sucesor de Fernando Benítez en el suplemento La Cultura en México de la revista Siempre!, me había invitado, dije que yo no podía pertenecer a consejo alguno".
Explicó que Plural era "una revista grandota, con un tamaño equivalente a media plana de Excélsior. La diseñaba Kazuka Sakai y la escribían Danubio Torres Fierro, José de la Colina, Salvador Elizondo, Juan García Ponce, Alejandro Rossi y Tomás Segovia, que eran los guapos, y Gabriel Said, que era el deslumbrante. Como no fui miembro del consejo de redacción, Octavio Paz me encargó varios reportajes.
Uno sobre el Festival de Avándaro las noches del 11 y 12 de septiembre de 1971. "Para escribirlo, muchos jóvenes, con sus jeans y su pelo largo, fueron a mi casa. Me rogaban, a las nueve la mañana, que me agenciara unas cervezas, cosas que disgustaban a Guillermo Haro, aunque no la foto de una chica con el torso desnudo sobre los hombros de un joven".
Otro reportaje fue en relación al aborto. A él le interesaban los asuntos sociales y el movimiento por la liberación femenina, por lo que el tema del aborto le era fundamental. "Me fui a meter a vecindades donde con agujas de tejer y menjurjes de hierbas abortivas compradas en el Mercado Sonora evitaban los nacimientos. Paz me felicitó por ese trabajo. Una felicitación de Octavio Paz era un paso a la gloria", concluyó la escritora.
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