El escritor Philp Hoare es la excepción de todas la reglas: es punk, pero no viste con chamarras de piel ni usa cabellos en forma de pico; es británico, pero ama México desde niño cuando colgó un poster de Moctezuma en su cuarto en el suburbio de Southampton; y logró salir en la portada del New York Times sin ser un escritor famoso. Es un punk británico que escribe de lo que más le apasiona: las ballenas.
Hoare, autor de El mar interior (Ático de los Libros, 2013), vino a México por dos razones: para participar en charlas literarias como invitado de honor de la FIL y para nadar en Puerto Vallarta con los animales que le fascinan y que lo inspiraron a escribir sus últimos dos libros: las ballenas. “No podía creerlo. Cuando las escuché cantar desde el agua, lloré”, dice Philip, que metió medio cuerpo al mar para escuchar los sonidos de las ballenas.
Su primer libro, una biografía sobre el británico Stephen Tennant --que Hoare describe como la versión de los años 20 de su ídolo David Bowie por el look mitad hombre/mitad mujer--, lo animó a escribir sobre ballenas porque se dió cuenta de que no lo hacía tan mal.
“Mi libro fue reseñado en Estados Unidos por el director John Waters, que era un punk del cine de su época. Él publicó su reseña de mi Serious Pleasures: The Life of Stephen Tennant en la portada del New York Times y yo estaba asombrado. Eso me hizo la vida como escritor”, dice.
Pero su gusto por las letras empezó antes. En los años 70, Hoere comenzó a escribir en la revista Break Down sobre bandas de punk, de clubs que visitaban artistas como Morrissey o los miembros de los Buzzcocks, que le dieron las primeras letras de sus canciones para publicar. Luego diseñó fundas para discos de vinilo, fue manager de bandas y hasta fundó su propia disquera, pero fue el movimiento en torno al punk lo que lo llevó a escribir “porque te hacía saber que podías hacer lo que tú quieras”.
En ese entonces tenía cuatro perforaciones, usaba botas negras, cabellos de picos y ropa de Vivienne Westwood, la diseñadora del atuendo de los Sex Pistols, pero lo más importante era que el punk le ayudó a Philip a saber que como todas esas personas, él podía crear y hablar de lo que fuera.
“Todos recuerdan del punk la gente con cadenas y cabellos de picos, pero en realidad era más que eso: un movimiento filosófico, artístico cultural y político. Eso me inspiró a saber que podía escribir, porque no fui bueno para dirigir bandas ni para grabarlas, pero conocía todas estas historias”, dice. Y a Hoare lo que no le faltan son historias.
“Trabajaba para una disquera que se llama Rough Trade, de la que The Smiths era parte. Era muy emocionante. Ahí conocí a Morrissey, que un día fue a una de mis pláticas en una librería en Manchester y se estaba riendo muy fuerte de mis chistes sentado al fondo del lugar. Estábamos destinados a conocernos, porque soy amigo de una de sus amigas cercanas, una fotógrafa de nombre Linda. Ella es súper cool; además él es vegetariano y yo también”, dice.
¿Eres vegetariano porque amas a la ballenas? “No. Siempre me gustaron las ballenas. Las ballenas eran los dinosaurios de mi generación. Incluso, son más grandes que los dinosaurios y ni siquiera las puedes ver: ves sus colas, el agua que sacan de la superficie cuando respiran”, dice.
Recuerda que luego de la reseña, John Waters lo invitó a su casa en Cape Cod, Massachussets, y ahí vio por primera vez en vivo una ballena. “Estaba en la punta de un bote y de pronto vi salir del agua a un animal de 30 metros y 180 toneladas. Parecía un ángel con esas hermosas aletas. Y eso fue todo, esa imagen cambió mi vida otra vez. Cómo no hablar de ballenas, son la cosa más espectacular”, dice.
Las ballenas, o escribir sobre ellas, lo llevaron al éxito literario con Leviatán y la ballena (Ático de los Libros, 2010), que ganó el premio BBC Samuel Johnson al mejor libro de no ficción publicado en Reino Unido, y las culpables de que el escritor Philip Hoare viniera a México. “No podía verlas porque el agua es medio turbia, pero podía sentirlas; fue la cosa más hermosa, y escuchar sus sonidos durante dos horas fue el concierto más increíble al que he ido en toda mi vida”.