El proyecto Kauyumari Ceremonial no sólo es una obra monumental, sino un centro solemne en honor a la cultura Wixárika, en la que participaron 200 personas de la comunidad artística lagunera para crear la figura de una venada azul, misma que fue inaugurada la tarde de este jueves en la casa de arte Brashka, ubicada en la colonia Ignacio Allende de esta ciudad.
En dicho lugar estuvieron presentes varios de los artistas que formaron parte de este proyecto, como son Gerardo Aguilar, encargado de la iluminación; el escultor Salvador Montenegro Chibli; Fernando Montaña, encargado de los vitrales; el ceramista y escultor, Ricardo Rodríguez; el ebanista Alejandro Cuéllar, encargado de formar las astas; el arquitecto Juan Pablo García, así como la creadora del proyecto Leyla Brashka.

"Conectar con la tierra y con nuestras raíces, es lo más importante de este centro ceremonial llamado Kauyumari, en honor al animal espiritual de la comunidad Wixárika, que significa venado azul, este animal espiritual se convierte en ello, en un momento en el que ellos tienen hambruna en su comunidad, y en la búsqueda de comida con los jóvenes más fuertes, se encuentran con un venado, ya después de dos, tres días de estar en la búsqueda, ya cansados y con hambre, el venado tiene compasión de ellos y al día siguiente se deja cazar, y cuando van a buscar dónde cayó la flecha que lanzaron, encuentran que quedó dentro de un cactus que es el peyote, planta sagrada de México, quienes son guardianes de la comunidad Wixárika, y encuentran al venado pero hecho de puro peyote en el suelo y llevan todo este peyote a su comunidad, gracias a eso sobreviven, es a partir de ahí que se convierte en su animal espiritual y se crea esta correlación entre el venado azul y el Hikuri, que es el peyote, en la lengua de esta comunidad, entonces este proyecto inicia como una ofrenda justamente a esta planta sagrada a Kauyumari, a este venado que en este caso lo representamos como una dualidad de lo masculino y lo femenino, es una venada en el sentido de que nos alberga en su vientre, y tiene la parte de los cuernos que normalmente son las astas, que son quienes realmente la llevan los machos, pero justamente mostrando esta unidad más que la dualidad de lo masculino con lo femenino, lo que también se busca representar a través de una venada con astas", compartió Leyla.
La escultura de gran escala, conformada por 55 piezas elaboradas con chaquira, maíz, frijol, barro, vitrales y elementos reciclados como son las botellas de vidrio, mide 6 metros y medio de largo x 6 metros y medio de alto, misma que logró enamorar a todo el equipo multidisciplinario de artistas laguneros que formaron parte del proyecto.
"Fue un enamoramiento mutuo del proyecto, el honrar esta comunidad con todo corazón como parte del arte que tiene que comunicar y unir a los pueblos, mi idea fue representar un atardecer en cerámica con estos colores básicos, y apoyado por más de 150 personas en más de ocho talleres, que se realizaron desde el mes de abril", externó el ceramista Ricardo Rodríguez.
Por otra parte, al ebanista Alejandro Cuéllar le llenó de satisfacción su intervención porque logró conocer lo que es la medicina tradicional y ancestral.

"Esta nueva aventura me puso muy nervioso, dije ¿en qué me metí?, pero te llega como una iluminación, me llegaban las respuestas de cómo resolverlo técnicamente y fue apasionada la entrega, me dejé llevar, empecé a fluir y más que la satisfacción para un propósito profesional, está la satisfacción espiritual, fue una conexión por lo que simboliza las astas, que significan conexión de la parte terrenal con la parte del cosmos".
El arquitecto Juan Pablo García, coordinador creativo del estudio astro, se encargó de diseñar las ideas que mantenía Leyla en su cabeza, para transformar la obra en un proyecto realizable y construible, por lo que le pareció muy interesante hacer mancuerna con cada uno de los artistas.
Gerardo Aguilar se encargó de la iluminación de la obra, a quien le emocionó compartir con grandes artistas laguneros de diferentes disciplinas, "estamos corriendo alrededor de más de 150 metros lineales de iluminación y que estará encendida por 12 horas continúas, es un reto muy importante mantener la luz en el desierto".
El escultor Salvador Montenegro, quien se encargó de purificar la escultura y los espacios con incienso y copal, para generar una atmósfera de paz y bienestar, aseguró que tras haber participado en esta escultura se encendió la magia, "magia que le gradezco a Leyla, respeto mucha la historia, la cultura y nuestras raíces, pero el Hikuri es algo para mi mágico, es una medicina sagrada sabiéndola emplear".

Fernando Montaña agradeció la confianza que depositaron en él, ya que no solo son los vitrales sino todo un equipo entero y la parte de resolver, fue todo un reto.
"Me entusiasmó hacer la obra, lo técnico y estructural, mi papá dice que el vitral motiva, educa y transporta, aquí se conjuga todo esto con las diferentes disciplinas".
Para finalizar, Leyla detalló que una vez inaugurada la obra será trasladada el mes próximo a un evento de corte internacional, que formaría parte del Festival de Burning Man 2025, el cual se realizará en el estado de Nevada, Estados Unidos, para posteriormente regresarla a Torreón, donde permanecerá un tiempo en el Cerro de las Noas, para que sea apreciada por los laguneros, ya que luego de recorrer otros caminos, finalmente será llevada a un lugar sagrado de la comunidad Wixárika, para que cumpla su función de un centro ceremonial.
"Con este proyecto creo fielmente en el poder transformador del arte, en la posibilidad que tiene de transmitir un mensaje, que en este caso es enaltecer las culturas indígenas que todos tenemos en nuestra sangre, esas raíces, y poder retornar a quiénes somos, retornar a ese origen y que va más allá de una cuestión de ser mexicanos, de ser humanos y seres que venimos de la tierra, que al final para mí, a una escala mayor Kauyumari, es la representante también de Pachamama, entonces es una honra a través también de Kauyumari", concluyó Leyla.