A menos de un mes del nombramiento del Acueducto del Padre Tembleque en la Lista de Patrimonio Mundial de la Unesco, existe en los pobladores de la zona la alegría y el orgullo de contar con este bien, ubicado en los límites de las estados de Hidalgo y México.
A continuación de estos sentimientos, añadió Guillermina María Guadalupe Acosta Barrera, presidenta del Patronato Acueducto Tembleque, le sigue el compromiso de trabajar todos juntos a favor de esta construcción de 443 años de antigüedad.
Entrevistada a propósito del nombramiento realizado el 5 de julio pasado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), dijo que “lo que viene es trabajar, respetar, cuidar y disfrutar.
“Orgullo y trabajo a favor de este bien porque se trata de “una obra que en el siglo XVI se construyó para el bien común, aprovechando los elementos que da la naturaleza, como el tezontle, la cal, la baba de nopal y el trabajo organizado”, subrayó al asegurar que es una sensación que comparten todos los mexicanos y sus autoridades.
La Unesco inscribió al Acueducto del Padre Tembleque en su Lista de Patrimonio Mundial el 5 de julio pasado, durante la 39 sesión del Comité del Patrimonio Mundial, efectuada en Bonn, Alemania, de acuerdo con información del propio organismo internacional.
Según la misma fuente, la obra fue construida entre 1554 y 1571 y se le considera la obra de ingeniería hidráulica más importante construida durante el virreinato en el continente americano, cuya finalidad fue proveer agua a los actuales pueblos de Otumba y Zempoala, así como a numerosas poblaciones ubicadas en su trayecto.
Consta de 48.22 kilómetros de extensión, la mayoría subterráneos; cuenta con seis arquerías, de las que la más conocida, llamada Mayor o Monumental de Tepeyahualco, se encuentra sobre el río Papalote, próxima a la población de Santiago Tepeyahualco.
El sitio, de acuerdo con la Unesco, quedó inscrito bajos los criterios siguientes: I. Representar una obra maestra del genio creativo del hombre.
II. Ser la manifestación de un intercambio considerable de valores humanos durante un determinado periodo o un área cultural específica, en el desarrollo de la arquitectura o la tecnología, las artes monumentales, la planificación urbana o el diseño de paisajes.
Y III. Ser un ejemplo eminentemente representativo de un tipo de construcción o de un conjunto arquitectónico o tecnológico o de paisaje, que ilustre uno o varios periodos significativos de la historia de la humanidad.
Sobre el proceso de armado del expediente de esta propuesta, características técnicas y trabajos de mantenimiento, Antonio Mateo Linaza Ayerbe, tesorero del Patronato Acueducto Tembleque, dijo que de los casi 43 kilómetros de la obra, 34 se encuentran en Otumba y nueve en Zempoala.
Gracias a los trabajos de restauración que se han hecho, añadió, el 45 por ciento del acueducto funciona en la actualidad (unos 17 kilómetros) y falta por hacerlo 55 puntos porcentuales, para lo que, según los cálculos del patronato, se requerirían unos 115 millones de pesos, dijo.
Mencionó que entre los segmentos de esta joya de la ingeniería colonial que falta por restaurar se encuentra la Arquería Monumental de Tepeyahualco, a la cual turistas nacionales e internacionales visitan a diario.
También el entrevistado, a un costado de la arquería monumental, explicó que la primera etapa de restauración se hizo gracias a recursos etiquetados para ellos por parte de la Cámara de Diputados, distribuidos en cuatro partidas por un total de 25 millones de pesos.
Al respecto, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) señaló que durante los ejercicios fiscales comprendidos entre 2009 al 2015, se han aplicado recursos técnicos, académicos y financieros federales aportados por el Gobierno Federal, etiquetados por la Cámara de Diputados y equivalentes a 28.2 millones de pesos.