Debajo del estadio de futbol de la Universidad de Arizona, un equipo que incluye a algunas de las mejores mentes estadunidenses diseña y fabrica los espejos del Telescopio Gigante de Magallanes, pensado para ser —desde 2020— el observador óptico más grande del mundo.
La historia de su origen y construcción fue narrada por el canal Great Big Story, como parte de la serie Frontiers.
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El astrónomo Patrick McCarthy cuenta que el inicio del proceso es muy similar a la preparación de un pastel. "Primero consigues todos los ingredientes: el vidrio, que debe ser colocado primero, y lo metes al horno".
McCarthy se refiere al proceso en que el vidrio se expone a una temperatura tan alta que se derrite para formar una densa capa de cristal.
La pieza resultante pesa unas 17 toneladas y mide aproximadamente 8.4 metros de diámetro. Convertir esa mole traslúcida en un lente de precisión toma otros dos o tres años, en los que se pule y se hacen pruebas.
El Richard F. Caris Mirror Laboratory es el único lugar equipado para fabricar los espejos, cuya elaboración puede tomar hasta siete años por pieza.
El Magallanes producirá imágenes con diez veces mejor resolución que el Telescopio Espacial Hubble, que ha estado en órbita desde 1990 y que nos ha regalado imágenes impresionantes del universo.
Con el nuevo telescopio, que recolectará información ubicada a millones de años luz de distancia, los astrónomos tendrán una vista aún más privilegiada de las lejanías de nuestro Universo
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