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El camaleónico David Bowie ante la lente de Brian Duffy

La exposición 'Duffy/Bowie: Five Sessions', que reúne 42 imágenes en las que el fotógrafo Brian Duffy capturó al rey del glam rock, se inaugurará este jueves en el Museo de la Ciudad de México.

En su canción “Fame”, del disco Young Americans, David Bowie cantaba: “Fama, lo que te gusta está en la limusina/ Fama, lo que ganas es que no hay mañana/ Fama, lo que necesitas tienes que pedirlo prestado. Fama”.

Fama, fue algo de lo que disfrutó mucho el fotógrafo Brian Duffy, conocido por su trabajo en la vida cultural londinense y la moda desde mediados de los años cincuenta hasta finales de los noventa. Pero en 1979 llevó a cabo un acto que fue más allá del performance decidió quemar todos sus negativos en el patio de su estudio.

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Duffy dejó la fotografía para dedicarse al cine y al video y, finalmente, a la restauración de muebles. Por fortuna, parte de sus imágenes lograron salvarse del incendio porque a algunos vecinos les molestaba el humo tóxico. Esto que nos permitirá apreciar su talento en la muestra Duffy Bowie: Five Sessions, que se inaugurará este jueves a las 20:00 horas en el Museo de la Ciudad de México, en colaboración con la empresa Black Market. [OBJECT]

Además de otros materiales, la muestra recopila 42 imágenes de David Bowie del autor de las fotografías de discos como Aladdin Sane, Scary Monsters y The Lodger, realizadas a lo largo de 18 años. El material subsiste gracias al empeño del hijo del fotógrafo, Chris Duffy, quien ha preservado y difundido el legado de su padre, tanto en exposiciones como en libros y catálogos.

Johan Graffman, de la promotora de arte Black Market, dice en entrevista que Duffy Bowie: Five Sessions “incluye fotografías de las cinco sesiones en las que trabajaron íntimamente, que van desde el disco Ziggy Stardust hasta la aparición de su personaje The Thing White Duke. La última vez que trabajaron juntos fue en la portada del disco Scary Monsters”.

Graffman explica que varias de las fotografías provienen de las sesiones específicas para las portadas de los discos de Bowie. Como contraste, “también hay otras fotos de momentos más íntimos, imágenes más cándidas, y que no fueron tomadas directamente en las sesiones. Sin embargo, gran parte de la muestra se centra en las cinco sesiones en las que participaron ambos”.

Se exhibirán tanto fotografías en blanco y negro como en color, entre ellas la que se usó como portada de Aladdin Sane, donde Bowie, de torso desnudo, con el pelo naranja, excesivamente pálido y con los ojos cerrados, tiene el rostro surcado por un trueno multicolor. La imagen, conocida como la Mona Lisa del Pop, es icónica.

Sin embargo, advierte Graffman, “también se podrán ver variantes, pero con los ojos abiertos, que en mi opinión son bastante mejores. Hay otra, en blanco y negro, que es una edición que hizo su hijo Chris con los negativos, lo que cambia todos los tonos. Hay fotografías polaroid, hojas de contacto y otros materiales”.

Una relación muy productiva

Eso se ve en la exposición. En ese tiempo, Duffy era más famoso que Bowie, era de los artistas más importantes de la cultura pop y de la moda en los años sesenta y setenta (parte de la estética de los swinging sixties la definió él). Lo interesante de este encuentro es que ambos se consideraban iguales. No se trata de un fotógrafo que esté haciendo el servicio a un artista, sino que es una colaboración de dos creadores, tratando de hacer algo que vaya más allá de trabajo individual.

¿Por ejemplo?

La imagen de Aladdin Sane es tanto de Duffy como de Bowie, porque hubo cosas que no se pudieron resolver en un primer momento. Entonces Duffy metió mucho más la mano y cambió el personaje y su estética, incluso llevó al cambio de nombre del disco, que se iba a llamar A Lad Insane (un tipo loco), pero escuchó mal el nombre y lo interpretó como Aladdin Sane (Aladino cuerdo), lo que le encantó a Bowie y así lo dejó. Colaboraron profundamente durante ocho años y justamente cuando terminaron Duffy decidió dejar el mundo de la fotografía.

Por fortuna, las fotografías de Brian Duffy permanecen, testimonio de un tiempo de alta creatividad, algo de lo que mucho sabía, sobre todo cuando afirmó: “Hablar de una sesión creativa es como hablar de una pelea de box: ocurrió porque había un poco de magia esa noche…”


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Xavier Quirarte
  • Xavier Quirarte
  • xavierquirartenuevo@gmail.com
  • Es autor de Ensayos de jazz y literatura (Editorial Doble A), es coautor de Por amor al sax y John Coltrane. Periodista especializado en jazz, rock y música contemporánea, sus textos han aparecido en los periódicos El Nacional, La Crónica y Milenio, y en revistas como Casa del Tiempo, Rock y Pop, Sólo Jazz & Blues, Círculo Mixup, La Mosca en la Pared, Cine Premier, Dos Filos, Sacbé y otras
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